La vida como es…

La bola de cristal

La bola de cristal
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Diciembre 18, 2016 14:23 hrs.
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Octavio Raziel › diarioalmomento.com

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Muy atrás quedaron las matanzas de romanos contra judíos o cristianos; la tortura de inocentes por la Inquisición; las atrocidades de los nazis y el derramamiento de sangre de los comunistas. Hoy, la economía es el arma más poderosa contra la humanidad.
Dios ha muerto diría Nietzsche, pero ¿quién lo ha remplazado? El hombre actual ha ido perdiendo fe en sus dioses. Las 2,600 grandes religiones en el mundo han sido el paliativo, la esperanza en un futuro sin futuro; sin embargo, ellas han dejado de marcar el paso de la humanidad para cederlo al Estado, al capitalismo, que es el que dicta las leyes e impone valores. Gobierna a la sociedad, a la economía, a la política y sus dictados tienen mayor peso que la ficción religiosa.
Yuval Noah Hariri (autor de Sapiens y Homo deus) es un futurólogo que ve al ser humano imbricado en la inteligencia artificial. Las enfermedades que hasta hace poco consideramos insalvables tendrán cura; el hombre será casi inmortal. Habrá máquinas que aprenderán por sí solas, tomarán decisiones, resolverán problemas. Las grandes empresas buscarán producir con el mínimo de personal. La ciencia ficción ha invadido la realidad.
Según la óptica del escritor israelí las nuevas tecnologías serán manejadas por pequeños grupos de empleados fortalecidos con inteligencia artificial. Sin embargo, la mayoría de la población se quedará atrás, será prescindible. Hasta los ejércitos se verán disminuidos. Ya no serán necesarios miles de hombres en el frente de batalla cuando los robots, drones e inteligencias artificiales se harán cargo de las batallas.
Aclara, sin embargo, que la brecha entre pobres y ricos se hará más amplia y que la moderna medicina ayudará preferentemente a enfermos ricos.
Usaremos la biotecnología y los computadores para potenciar al hombre y transformarlo en Dios. Y esto no es una metáfora, es bastante literal. Después de 4.000 millones de años en los que la biología se basó en compuestos orgánicos y evolucionó de acuerdo con las leyes de la selección natural, ahora podríamos ver vida no orgánica que evoluciona de acuerdo con un diseño inteligente.
Harari escribe sobre el mundo idílico que le espera al hombre con la ciencia y la tecnología a su servicio. Reconoce que, con el desplazamiento de millones de obreros, campesinos, empleados, estará naciendo una nueva y masiva clase de personas que no son útiles. Hasta el momento no hay respuesta a esos desempleados del futuro. Este, dijo, será el principal desafío político y económico de lo que resta del siglo.
Hay mentes –brillantes las más de las veces- que auguran un mundo habitado -dentro de 10 o 20 años- por seres perfectos, sanos a más no poder, mitad máquina y mitad humano y casi dioses. Pero, la pregunta que flota en el aire sigue siendo: ¿Todos serán así? ¿tendremos que deshacernos de miles de millones de habitantes que nos sobrarán en la tierra?
Marvin Minsky definía la inteligencia artificial como ’la ciencia que investiga para que las máquinas hagan cosas que requerirían inteligencia si las hubiera hecho un humano’. Sin embargo, el sentido común del ser humano sigue siendo necesario para poder llevar a cabo hasta las tareas más sencillas fuera del laboratorio. Hemos logrado muchos avances con los ordenadores; sin embargo, estamos muy lejos de remplazar la complejidad de la mente humana; algo que tal vez nunca se alcance. Los ordenadores aún no entienden, y tal vez nunca lo hagan, por qué hacen lo que hacen.
Por otra parte, al recordar a Vivian Forrester (’El horror económico’) nos preguntamos si podrán sobrevivir millones y millones de seres con salarios infrahumanos. ’Millones de hombres que ya no sirven ni siquiera para ser explotados’. Millones de desempleados del planeta no encontrarán nunca más trabajo porque se han vuelto innecesarios a la elite que dirige la economía mundial y que tienen el poder.
Los países desarrollados no sabrán cómo contener al enorme número de emigrantes que huyen de sus empobrecidos territorios, mientras que las ’Elites de poder’, de las que escribió Wright Mills, cada día son más selectas; son unos cuantos los que dirigen y deciden sobre el hambre en el mundo.
Para los apocalípticos como San Compadre, 2017 y plus no serán años fáciles. La población mundial actualmente es de 7,500 millones de habitantes de los cuales los adultos mayores son cada vez más un porcentaje muy significativo. Millones de personas mayores dependen del apoyo de los jóvenes, que tienen en contra la desaceleración de la productividad y el estancamiento de la inversión en infraestructura y educación. Ya lo dijo la directora del FMI, Christine Lagarde: ’Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo, ¡y ya!’

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