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La cruda del crudo

La cruda del crudo
Política
Enero 26, 2016 16:21 hrs.
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José García Sánchez › diarioalmomento.com

La fiesta del petróleo terminó, pero el último borracho todavía no lo sabe.
Luego de la embriaguez que produjeron las altas ganancias del petróleo en México, la inminente quiebra de Petróleos Mexicanos podría mitigarse o evitarse si el gran beneficiarios de la época de riqueza de los beneficio del petróleo fuera sacado a punta de golpes de una fiesta que ya terminó.
Así, Carlos Romero Deschamps es el gran beneficiario de las ganancias del petróleo de los últimos 33 años. Ni un director general, ni el propio presidente de la república se ha enriquecido del petróleo como lo ha hecho Romero Deschamps, pero sigue exprimiendo a la empresa petrolera para sacarle hasta el último suspiro.
Ante la crisis que padece Petróleos Mexicanos la parte patronal decidió despedir 10 mil 533 trabajadores y sus plazas canceladas de manera definitiva. La medida no sólo fácil sino antipopular de la administración de Pemex, encabezada por Emilio Lozoya Austin, una pieza clave en la corrupción de la empresa, pareciera no afectar la estructura del sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, que encabeza Carlos Romero Deschamps.
La reducción equivale al 66.5 por ciento del total del programa de despidos para todo el gobierno federal que considera reducir este año 15 mil 825 plazas permanentes y representa el 7.4 por ciento de los 142 mil 976 empleados que actualmente tiene Pemex.
A finales de febrero del año pasado Pemex y el STPRM acordaron implementar un programa extraordinario para reducir el gasto corriente en servicios en 10 mil millones de pesos. El 9 de septiembre de 2015, Pemex y el STPRM, ya fuera de toda responsabilidad sólida dicho sindicato, suscribió el Contrato Colectivo de Trabajo que, supuestamente regiría durante el bienio 2015 -2017.
En dicho contrato se discutieron condiciones insustanciales, como ropa de trabajo, servicio de lavandería, incremento de uno o dos pesos en los viáticos, pero en dicho documento no se habló de las jubilaciones, que en ese momento se sucedían una tras otra tras las amenazas de la parte sindical para que los trabajadores dieran por concluida su vida laboral en esa empresa.
Cuando el contrato colectivo se firmó, tanto Emilio Lozoya Austin como Carlos Romero Deschamps sabían que era un contrato sin trascendencia. De hecho puede afirmarse que una vez que Petróleos Mexicanos cambió de nombre, a raíz de la reforma energética, el sindicato que encabeza Romero Deschamps nada tiene que hacer y debe liquidarse o simplemente dejar paso a otras organizaciones gremiales que cumplan con las condiciones que exige la reforma energética.
La firma de ese contrato era tan improvisada y falsa que en ningún momento estuvo presente representante alguno de la Secretaría del Trabajo, cuando se acostumbraba que en cada firma de Contrato colectivo de trabajo entre Pemex y el sindicato no sólo asistía como testigo de honor el secretario del Trabajo en turno, sino el propio Presidente de la República.
La relación entre la empresa y el sindicato de lo que fuera Pemex, es una relación viciada que debe investigarse para que en realidad pueda existir credibilidad en la supuesta lucha contra la corrupción.
Lo he dicho en este mismo espacio, beneficia más a México que Romero Deschamps esté en la cárcel que El Chapo Guzmán, pero lejos de ser castigado como un delincuente que es, el priísmo lo protege y la administración pública le permite seguir lucrando ilícitamente de una empresa que no está en su mejor momento, es más, está agonizando gracias a personajes como el líder de los trabajadores petroleros.

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