La cultura de la ignorancia

Un escritor, periodista y buen amigo nos acaba de advertir que decir joven a un cincuentón, es una “bella” ironía. Pero no, si sabemos de quien se trata. Tiene razón. Quisimos disfrazar inexperto. Ignorante, inhábil pero no “chamaco”. Fácil se nos hizo utilizar tal adjetivo. Una disculpa. Y una aclaración pertinente.
Y al respecto el Papa Francisco se refirió a la juventud. Hablemos, de acuerdo con él, de ella. De la juventud, promesa de México.
Los jóvenes tienen una cosa a su favor. Aún son jóvenes y pueden despertar de su letargo auto impuesto por la ignorancia. Deben empezar a cuestionar el paradigma que heredan y examinar críticamente las acciones mendaces de sus mayores. O asesores.
El futuro del país está en sus manos, así que esperemos que dejen a un lado los aparatitos y abran los ojos antes de que sea demasiado tarde. Los necesitamos. Lean. Piensen. Estudien.
La ignorancia en los jóvenes puede ser atribuido a la inexperiencia, la falta de sabiduría, y la inmadurez. No hay excusa para el nivel épico del obscurantismo mostrado por las generaciones mayores en los últimos treinta años
. La Generación X ha trazado el rumbo de este barco del estado durante décadas. La nave de los locos es una descripción más apropiada, ya que han estimulado la mentalidad del derecho que ha abrumado a los recursos fiscales del país.
Nuestro bienestar, ha sido construido sobre una montaña del Himalaya de la deuda. Permitido por un banco extranjero propiedad de Wall Street, y perpetuada por enjambres de corruptos, sobornó a políticos. Es la mejor prueba definitiva para el nivel aparentemente ilimitado de la ignorancia que envuelve nuestra civilización.
El modo de pensar impregna nuestra cultura desde los más ricos a los más pobres.
Mega-corporaciones utilizan su influencia indebidamente (sobornos disfrazados de contribuciones de campaña) para elegir candidatos flexibles de oficina. Contratan lobbies para escribir las leyes y regulaciones que rigen sus industrias. Se codean con banqueros y otros titanes de la industria para cosechar los máximos beneficios de los campos cada vez más estériles. De una tierra antiguamente próspera. Y de la leche, el vino y el aceite.
No debemos, sí podemos, hipotecar los bienes materiales de nuestros nietos sin arriesgar la pérdida también de su herencia política y espiritual.
Fue una advertencia severa que un ilustre estadunidense nos legó: “Queremos una democracia que sobreviva a todas las generaciones por venir, para no convertirse en el fantasma insolvente del mañana” dijo apropiadamente un gran político americano y varias veces Presidente de los Estados Unidos, durante la Segunda Guerra Mundial. Sí se trata de Dwight D. Eisenhower.
. Mientras, las masas han sido cautivadas por la caja tonta. Programadas por las máquinas de propaganda extranjera para consumir esclavizados en las cadenas de la deuda y convencidos por, un gobierno decadente.
Siempre habrá hombres malvados que tratan de controlar y manipular a los ignorantes e inconscientes.
Una ciudadanía armada del conocimiento, las habilidades de pensamiento crítico, y la integridad moral no se sometería pasivamente a la voluntad de una oligarquía corporativa.
Bien educados, bien informados, capaces de tener pensamiento crítico los ciudadanos son peligrosos para los hombres ricos de mala intención.
Obedientes, universalmente ignorantes, distraídos, esclavos temerosos, moralmente depravados es lo que los dueños de este país quieren. La luz de destellos del conocimiento está a punto de morir y nos hunde en la oscuridad de la ignorancia. Pese a lo que diga Nuño.
Samuel Adams bien lo dejó establecido en dos frases emblemáticas:
"No hay gente que mansamente ceda sus libertades, ni pueda ser fácilmente controlada, cuando el conocimiento se difunde y la virtud se conserva.
“Por el contrario, cuando las personas son universalmente ignorantes y corrompidas en sus modales, se hunden por su propio peso sin la ayuda de los invasores extranjeros”.
Como en la actualidad nos sucede.
Estudia, lee, escribe. Instrúyete
Pero antes que nada piensa.
craveloygalindo@gmail.com