Sor Juana Inés de la Cruz

La “Décima Musa” o la “Fénix de América”

La “Décima Musa” o la “Fénix de América”
Cultura
Noviembre 12, 2015 11:17 hrs.
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Elizabeth Gutiérrez Zaragoza › diarioalmomento.com

En este 12 de noviembre me parece importante rememorar, por su natalicio (1651 a 1695), a una notable mexiquense, Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, no sólo, en el mundo de las letras por lo que ha sido llamada como: el “Fénix de América”; la “Décima Musa” o la “Décima Musa Mexicana”: sino porque además, es considerada como humanista y Científica, entre otras exaltaciones más, que no le fueron reconocidas hasta varios años después de su muerte.
Puedo destacar su forma de mirar y tratar a quienes le rodeaban, según sus biógrafos, quienes explican que lo hacía con igualdad, o sea, sin aplicar el clasismo, obligatorio en esa época monárquica; se dice que desde su infancia tuvo cercanía con los infantes -hijos de empleados de su casa- (mulatos e indígenas) y fuera de su casa familiar (mestizos, criollos y españoles); por lo que pudo aprender varios léxicos que más tarde utilizaría en sus villancicos y en sus obras literarias. Esta SENCILLEZ también se vio reflejada cuando ingresó a la universidad, cuando vivió en la Corte, en el convento y finalmente cuando atendió a los enfermos durante la epidemia –a sabiendas que peligraba su vida- que finalmente así sucedió el 17 abril de 1695.
Dicha igualdad también radica en los DOS GÉNEROS (femenino y masculino) eso lo reflejó en su vida y obra, aunque hoy, sigue el debate entre los analistas, porque hay quienes se inclinan en que fue feminista y otros aseguran que hay ausencia total en ese renglón: pero que si luchó por el DERECHO de la mujer AL ESTUDIO, sin atacar al hombre que sí lo tenía y tampoco pidió expulsarlos de la universidad (recordando que los indígenas ni mestizos podían inscribirse): lo que bien es cierto es que abrió esa puerta para que la mujer y los marginados, aspiren al desarrollo intelectual: lo cual, en este principio del Tercer Milenio todavía no es una realidad total: porque la mayor parte de la juventud en el mundo (de ambos sexos) queda sin acceso a licenciaturas (no es privativo de México); al respecto se recuerda, su osadía al disfrazarse de hombre para ser alumna de la Real y Pontificia Universidad de México; y tener acceso al conocimiento.
Otro de sus hechos irrefutables, al amparo de la mujer (sin feminismo); es La Redondilla, “Hombres Necios”, en el que enfrentaba no sólo a su padre a quien se la dirigió, sino paralelamente fue un mensaje al género masculino: uniendo así la experiencia como hija natural y como de mujer: pues no hubo hombre que pudiera soportar, a su lado, a una mujer de gran sapiencia y por lo tanto libre de pensamiento, palabra y acción: con lo que cualquier pareja se sentía inferior… y señalando sí, en estos versos, la hipocresía moral de los hombres con respecto a la mujer… estos son unos pequeños ejemplos de las huellas dejadas por esta fémina que eligió su forma de educarse y lograr su INMORTALIDAD.
Su potencial creativa e intelectual, la tenían siempre activa, según los testimonios escritos, fue de TRABAJO arduo e INVESTIGADORA nato: en el convento era administradora; llevaba los libros contables; hacía tareas de agricultura; jardinería; cocinaba; en fin, siempre se involucraba en todos los requerimientos del convento, porque siempre había algo que aprender y sobre todo investigar (una hierva en el jardín; un nuevo platillo qué condimentar; un producto agrícola que aprovechar; Etc.) sin dejar de incursionar en las Bellas Artes (en sus tiempos libres) como: la música, la pintura y demás ejemplos que no alcanzaría a describir por falta de espacio.
Y así describen los estudiosos de la literatura universal, la obra de Sor Juana, que resalta como exponente del “Siglo de Oro” de la literatura en español; cultivando la lírica, el auto sacramental y el teatro, y, la prosa; ocupando junto a Juan Ruíz de Alarcón y a Carlos de Sigüenza y Góngora, un destacado lugar en la literatura novohispana: en el campo de la lírica su trabajo se adscribe a los lineamientos del barroco español en su etapa tardía. Su producción que supone la mitad de su obra, es un crisol donde convergen la de una Nueva España en apogeo, el culteranismo de Góngora y la obra conceptista de Quevedo y Calderón.
Pero por lo ya mencionado, también refiero, que en 1690 y 1691 se vio involucrada en una disputa teológica a raíz de una crítica privada que realizó sobre el sermón del muy conocido predicador jesuita Antonio Vieira, que fue publicada por el Obispo de Puebla Manuel Fernández de Santa Cruz bajo el título de “Carta atenagórica”. Él la prologó con el seudónimo de Sor Filotea, “recomendando a Sor Juana que dejara de dedicarse a las humanas letras” y se dedicase en cambio a las divinas, de las cuales, según el obispo de Puebla, sacaría mayor provecho. Esto provocó la reacción de la poetisa a través del escrito “Respuesta a Sor Filotea”, donde hace una encendida defensa de su labor intelectual y en la que reclamaba los derechos de la mujer a la educación, y, defiende argumentando que el vasto conocimiento que posee de varias áreas es suficiente para que se le permita discurrir en temas teológicos que no deben circunscribirse únicamente a los varones.
Y así se marca el inicio del fin de la producción literaria sorjuanista. Aunque en 1693, emprendió una serie de obritas llamadas de superogación, en las que pretendía agradecer a Dios por las muchas mercedes recibidas. A manera de conclusiones, La Décima Musa, sostiene que los dogmas y las doctrinas son productos de la interpretación humana, la cual nunca es infalible. Como la vastísima mayoría de sus textos, tanto dramáticos como filosóficos, la interpretación de tópicos teológicos se convierte en un juego conceptista plagado de ingenio.
Oriunda de San Miguel Nepantla, Estado de México; (1651-1695)… La obra literaria dramática de Sor Juana va de lo religioso a lo profano. Sus obras más destacables en este género son Amor es más laberinto, Los empeños de una casa y una serie de autos sacramentales concebidos para representarse en la corte.
Aunque hay dudas de la edad exacta cuando aprendió a leer y a escribir, la mayoría de sus biógrafos concuerdan, en que sí fue a muy temprana edad… Y en su adolescencia, perteneció a la corte de Antonio de Toledo y Salazar, marqués de Mancera y 25° virrey novohispano. En 1667, por vocación religiosa y anhelo de conocimiento, ingresó a la vida monástica. Sus más importantes mecenas fueron los virreyes De Mancera, el arzobispo virrey Payo Enríquez de Rivera y los marqueses de la Laguna, virreyes también de la Nueva España, quienes publicaron los dos primeros tomos de sus obras en la España peninsular… Murió a causa de una epidemia el 17 de abril de 1695…

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