Opinión
Jaime Irra Carceda
El último suspiro de una estrella
trajo ventarrones al planeta Tierra
y la otrora casa, la bella,
es hoy encarnizada guerra.
El sol explota, fuego incandescente
ciega los ojos que lo observan,
a otros nos arropa complaciente,
a muchos sus ausencias nos enervan.
Así, en medio de las noches y los días
el hombre taciturno se encamina
en busca del halo de la luz tardía
que luce aún donde la paz germina.