En las Nubes

La ironía, como chiste

La ironía, como chiste
Entretenimiento
Noviembre 03, 2015 21:32 hrs.
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Carlos Ravelo Galindo › diarioalmomento.com

Entramos, después de que nuestros gobernantes cumplieron todo lo ofrecido, y algo más, en un compás de espera: No hay aumentos en los alimentos ni en servicios. Más empleos, bajos precios. Servicios médicos óptimos. Sin crímenes. Con el aplauso internacional por la seguridad y tranquilidad en el país.
El gobierno, de acuerdo a la Carta Magna invoca, como “laico”, a todos los Santos, para que nos protejan sin cesar, como acaban de hacerlo con el chaparrón. Y el presupuesto de 2016. Les pide un pilón: que haya elecciones decentes, honestas, transparentes. Ah y “agarrar” al Chapo Guzmán.
También que no sean las campañas turbias, el sello electoral en comicios. Ni la guerra sucia, lo constante. Cambiar, el insulto negativo por lo propositivo.
Y como todo dice estar en paz, búrlate si quieres pero únete al ingenio para que también valga el aplauso. A la ironía, como chiste.
O la carcajada como ironía. Con los siguientes ejemplos:
Todo por servir se acaba y acaba por no servir. Antes eras mi bella Clara. Hoy, eres mi claraboya.
Más o menos coinciden con las anécdotas, mejor dicho revelaciones políticas, que vamos a platicarles.
Antes acuérdate que el que se ríe se lleva.
Algunas y algunos dan buenos consejos porque ya no pueden dar malos ejemplos.
“Estaba en el funeral de Paco y de repente éste empezó a gritar: Josefa, Josefa, sácame de aquí, estoy vivo y yo le contesté. ¿A poco vas a saber más tú que el médico?”
- Paquita, ¿tú todavía tienes orgasmos?
- Pues no lo sé, María, después lo miro en casa, pero yo creo que son gladiolos.
- Oiga comadre, ¿usted ha hecho el amor con condón?
- ¿Con Don quién?
- Qué aburridos son ahora los programas de la tele.
- Abuelo, que no es la tele, lo que estás mirando es el microondas
- No sé qué hacer María, mi marido se come las uñas
- Escóndele la dentadura
Llamé al técnico porque no me funcionaba el internet y me preguntó qué luces tenía encendidas... y yo le dije que la del salón y la del pasillo.
- Katita, ¿cómo dices que se llama ese alemán que me hace perder la cabeza? - Alzheimer!
Plática entre tres amigas:
- Yo me llamo Carolina pero todos me dicen Caro
- Yo me llamo Valentina pero todos me dicen Vale
- Yo me llamo Penélope y no me gustan los apodos
Dos viejitas tras salir de la iglesia, de una larga misa de casi tres horas, una le susurra a la otra: "Chica, tengo las nalgas dormidas". Y la otra le contesta: "Sí. Ya sé. ¡Las oí roncar tres veces""
Va un viejito al médico y le dice:
- Doctor, estoy preocupado porque aunque tengo 100 años todavía persigo muchachas. - Pues eso sí que es un caso insólito. Pero dígame en que quiere que le ayude. Qué le preocupa de eso. –
“Que cuando las alcanzo ya no me acuerdo para qué”.
- Anoche mi marido me propuso atarme a la cama para tener sexo- ¿Y qué tal? - Me amarró y volvió a las seis de la mañana
Claro que debemos comprender que la edad no es obstáculo para soñar. Se los digo por experiencia. Y sin política.
craveloygalindo@gmail.com

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