Presente lo tengo yo

La Reforma de la Virgen (II)

La Reforma de la Virgen (II)
Periodismo
Septiembre 22, 2020 17:13 hrs.
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Armando Fuentes Aguirre ’Catón’ › guerrerohabla.com

¡Cómo se divirtió don Eduardo de Ontañón coleccionando en México nombres raros de pulquerías y tiendas! Desterrado de España por el triunfo de Franco, llegó a nuestro país y escribió un libro deleitoso, ’Manual de México’, en el cual incluyó un capítulo con esos nombres pintorescos y curiosos que recogió lo mismo en pueblos apartados que en las calles más céntricas de la capital.

En especial los nombres de las pulquerías llamaron su atención. El primero que cita es aquel muy famoso de ’Los recuerdos del porvenir’. Me aventuro a pensar que del libro de Ontañón sacó la escritora Elena Garro el título para su novela de ese nombre.

Otros nombres de pulquerías recogió don Eduardo:

’Los antiguos apaches’.

’El Parlamento Inglés’.

’La Providencia reformada’.

’La diosa del mar’.

’El gran tigre’.

’El sueño de oro’.

’Las glorias de Víctor Hugo’.

’Aquí te quiero ver’.

’La fuente embriagadora’.

’Pos tú dirás’.

’Pulmex’.

’La cascada de rosas’.

’Ya la encontré’.

’Ella lo amaba’.

’Ave sin rumbo’.

’Las bodas de Lola’.

’Otelo’.

’Mírame bien’.

Por todos los rumbos del país recogió don Eduardo Ontañón nombres insólitos, pintorescos y curiosos que a él le llamaban la atención y lo llevaban a pensar que los comerciantes mexicanos no establecían sus tiendas para ganar dinero, sino porque se les había ocurrido un nombre peregrino para bautizar sus establecimientos y lo querían lucir. He aquí algunos de esos nombres:

’El pie de Venus’. Una zapatería en Querétaro.

’La esperanza de Dios’. Una modesta miscelánea en Jalapa.

’El esclavo del arte’. Nombre del taller de un zapatero remendón en Guanajuato.

’El extracto del cambio’. Una tienda de abarrotes en Xicaltepec, Veracruz.

’Al féretro elegante’. Una funeraria en Amecameca.

’El secreto de las aves’. Una mercería en Manzanillo.

’El incendio de dos bocas’. Una tortillería en el mercado de San Cosme de la capital.

No desdeñó don Eduardo los letreros en las ventanas de las casas. En una vecindad de la Ciudad de México vio uno que le encantó:

’Se hacen niños (Dios)’.

Y en la ventana de una casa de Aguascalientes halló otro que le pareció ’todo un capítulo de sugerencias’:

’Se borda de ilusión’.

El nombre de una tienda en León, ’La Reforma de la Virgen’, dio pauta al escritor para pensar que en ocasiones esos nombres serían el resultado de la combinación de dos que se juntaban en uno solo, o eran revelación de un nuevo propietario que introducía modificaciones en el anterior comercio y las anunciaba en su nuevo apelativo. Quizá ’La Reforma de la Virgen’ expresaba la renovación de un antiguo comercio establecido con el sencillo nombre de ’La Virgen’.

Todo puede ser. Lo cierto es que don Eduardo, sociólogo, sicólogo y filósofo por afición, sacó de aquellos nombres una conclusión que a los mexicanos nos favorece mucho, pues siguen saliendo nombres tan ingeniosos como esos. Concluye el escritor:

’...Tantos son esos nombres que se necesitaría todo un volumen para su exacta y minuciosa antología y su debido y sabroso comentario. Queden sin embargo, en la brevedad de este repaso, como una de las alborozadas muestras de que lo popular mexicano, lo esencialmente popular, sigue viviendo risueño, en plena euforia, en un mundo revuelto. En un pueblo esa es señal evidente de tener todavía el alma limpia y el corazón alegre...’

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