La vida como es…

Telepatía, telekinesia, levitación y otros secretos que el cerebro humano no ha desvelado ponen a la ciencia contra la pared. La cuántica, la ley de Newton y otros descubrimientos no han podido desentrañar todos los secretos de esa parte de nuestro ser que acumula más de diez mil millones de neuronas y un número superior de conexiones que supera toda imaginación.
El cerebro humano está acomodado mediante dobleces y pliegues dentro de una bóveda ósea y alojado en la cavidad craneal, lo que le permite ser el único órgano completamente protegido. Si se extendiera, su superficie sería de unos dos metros cuadrados.
La vida en nuestro planeta alberga a numerosos seres que tienen cerebro, pero el de los humanos es único, pues le permite reflexionar, hablar, crear, soñar. Sin embargo, dos personas distintas habitan en ese órgano, unidas como mellizos siameses, a lo largo de la línea media. Una de ellas es verbal, analítica, dominante. La otra, es artística pero muda, casi misteriosa en su totalidad. Así, el cerebro está constituido en dos mitades unidas por una compleja red de fibras nerviosas que forman un grueso “cable” llamado cuerpo calloso o tallo cerebral.
Cuando la vida evolucionó en nuestro planeta a cada ser le dio diversas armas para defenderse: ahora un pelambre grueso para cubrirse del frío; una piel dura para resistir el embate del enemigo; tamaño y fortaleza en otros casos; ponzoña o toxinas; garras, cornamentas, visión, velocidad, etcétera. Al ser humano le dejó casi inerme: sólo le quedó el cerebro, que fue lo que desarrolló para defenderse. Sin embargo, se cree que no ha evolucionado a la misma velocidad que la tecnología, pues mientras esa masa de neuronas, dendritas y conexiones quedó en la prehistoria, la inventiva le lleva siglos de ventaja.
Se sabe que el cerebro humano es único y universal, sin diferencias del blanco, negro o amarillo. También, los científicos aseguran que el tamaño del de la mujer es un 9 por ciento menor que el del hombre; aunque en descargo, Mónica Elizabeth dice que los modernos cd’s son cada vez más pequeños pero con mayor capacidad de memoria. Por eso, perdonan, pero no olvidan.
Hay quienes aseguran que el amor, y los sentimientos en general, tienen su origen exclusivamente en ese lugar, a diferencia de los que creían, en la antigüedad, que los sentimientos positivos o negativos del ser humano estaban en el hígado y luego en el corazón. Inclusive, Dios está alojado en un racimo de neuronas ubicadas en el lóbulo izquierdo –según San Compadre—
En nuestro país tuvimos un centro de baile y alcohol que llevó el nombre de “El Cerebro”; colapsó matando a varias personas –se descerebró literalmente—y después se incendió, desapareciendo del directorio de antros de la ciudad de México. En Bariloche, en la Patagonia argentina, existe una discoteca de lujo también con el nombre de El Cerebro.
He tenido la oportunidad de conocer el interior de mi caja craneana. Las modernas angio resonancias magnéticas permiten estar frente a los cortes cerebrales; ahora viendo la masa gris, las diferentes facetas cerebrales, la red arterial que cubre a esta tan importante parte de nuestra vida. Observé, sin necesidad de un diagnóstico final, dos terribles aneurismas en la carótida que han dejado de preocupar a sus neurólogos pues por su tipo y zona donde están ubicados son inoperables, intratables e indefectiblemente mortales. Cosas de la tecnología.
Más de 180 enfermedades primarias, de las que se derivan muchas más, están detectadas en esa masa encefálica: demencias, encefalitis, Alzheimer, Parkinson, Guilliam Barre, Charcot, Huntington, afasia, apnea, hasta simples migrañas o bipolares, son algunos de los males que aquejan a nuestro cerebro. El doctor Juan Ramón de la Fuente me comentaba en alguna ocasión que “hay cosas que pueden ocurrir al ser humano peores que la muerte, y estas son las enfermedades neurodegenerativas”.
Informa la ciencia que para finales del 2016 se hará el primer trasplante de cabeza, Toda, con todo lo que la forma, incluido el cerebro. El hombre jugando a ser Dios. Para entonces tal vez cabría la pregunta: ¿Dios? ¿Quién es Dios?