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Las cuentas del transporte

Las cuentas del transporte
Periodismo
Abril 11, 2016 00:19 hrs.
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Fernando Irala Burgos › diarioalmomento.com

Entre contingencias ambientales, la irritación de la población y el desconcierto de las autoridades, el jefe de Gobierno acaba de descubrir que es urgente dotar de transporte público a la ciudad --si es que queremos seguir desplazándonos cotidianamente y no morir intoxicados en el intento--, y también que para ello se necesita dinero.
En cinco mil millones de pesos ha calculado las necesidades financieras para acometer la tarea, y por supuesto a una ocurrencia siguió la otra: ir a tocar la puerta de la Secretaría de Hacienda para obtener los recursos.
La respuesta de Videgaray fue pronta. Quebrado el gobierno federal por el desplome de los precios del petróleo y el mediocre crecimiento de la economía, en Palacio Nacional viven su propia tragedia de escasez de dinero y recortes al gasto público.
Mancera sin embargo no ceja, pues la gravedad del tema le cayó con la fuerza de un tornado, ante el súbito deterioro de la calidad del aire capitalino.
Los recursos que pide parecen muchos, pero no lo son tanto.
Lo que pasa es que el gobernante citadino está entrampado en la tradición de muchas décadas de esta ciudad de subsidiar el transporte público hasta extremos insostenibles.
Según las propias cifras oficiales, cada viaje en metro cuesta realmente cerca de quince pesos, en tanto al usuario le cobran sólo la tercera parte y a muchos el gobierno simplemente les regala el viaje.
En el metro viajan como pueden más de cinco millones de pasajeros cada día, por lo que en una cuenta simple, si el boleto costara un peso más, Mancera tendría de aquí a que termine su régimen más de la cantidad que ahora pide.
Pero don Miguel ya probó el trago amargo de elevar la tarifa en dos pesos, y ya ven cómo le fue: a partir del día siguiente comenzó el declive de su antes avasalladora popularidad.
Así que eso no lo va a hacer. Por eso pretende que la Federación vaya en su rescate con el remedio de todo gobierno populista: deuda, y a ver quién la paga algún día.
Sin embargo, si no se quiere afectar a los pasajeros del metro, hay otros ingresos relacionados que se podrían dedicar a ese propósito, como las multas a quienes infringen el Hoy no circula, o los ingresos por verificaciones, o la recaudación de los parquímetros, o los cobros en el segundo piso del Periférico. O el dinero que hoy se gasta en reducir carriles en muchas calles, avenidas y cruceros.
Porque pedir prestado es una adicción de los políticos que a final de cuentas siempre paga el pueblo.

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