Informe a modo; aplauso fácil

LECTURA POLÍTICA

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Periodismo
Octubre 19, 2017 22:28 hrs.
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Noé Mondragón Norato › guerrerohabla.com

El recinto legislativo es un hervidero. Desde las ocho de la mañana comenzaron a llegar funcionarios, periodistas, comerciantes, acarreados e invitados. Y desde la noche anterior, las calles aledañas al Congreso local fueron acordonadas por vallas metálicas y policías. El resguardo llegaba hasta Palacio de Gobierno, provocando un gigantesco caos vial. Era como si el gobernador Héctor Astudillo Flores, le temiera a un escenario impensable, pero posible: un ataque armado por parte de grupos de la delincuencia organizada, cuyas amenazas habían proferido en días anteriores, en sendos comunicados difundidos en las redes sociales. Por eso, el control y los accesos fueron estrictos. La Directora de Comunicación Social del Gobierno Estatal, Erika Lhürs Cortés, excluyó deliberadamente de las invitaciones oficiales a los periodistas indeseables, pese a que en el discurso con motivo de su Segundo Informe de Gobierno, su jefe político había reiterado un hipócrita y simulado respeto a la libertad de expresión y a la pluralidad de las ideas. La fiesta apenas comenzaba.
APLAUSOS PARA SÍ MISMO.- Fueron cinco ocasiones en las que el gobernador, presa de la euforia y una audiencia a modo, aplaudió las cifras y los datos de lo que estaba informando. Una actitud autocomplaciente que no conoció de límites. Y que se trasladó hacia la fijación de postura de cada una de las fracciones parlamentarias cuyos representantes, reconocieron más que cuestionar, los dos años de una administración estatal fallida. Es decir, el mandatario estatal, ’planchó políticamente’ su Informe a fin de vender la idea de control y estabilidad política, un cabildeo y operación que no ha podido trasladar hacia la solución de los problemas más sentidos de los guerrerenses. La realidad chocó reiteradamente con el optimismo de las palabras oficiales, cuyo contenido distó mucho de reconocer la anarquía, el temor y el miedo que la delincuencia organizada ha sembrado a lo largo y ancho del territorio estatal, minado por su presencia. Y en este sentido, fue muy risible y hasta cómica la postura del representante del PRI, el diputado Eusebio González Rodríguez, quien cerró su intervención asegurando que ’el orden se había conseguido, falta que entre todos construyamos la paz’. Una lluvia de aplausos avaló su versión, aunque después, el propio mandatario estatal reconocería que en Guerrero ’el problema no es político, es la violencia’. Y convocara ’a la firma de un nuevo pacto en materia de seguridad’. Es decir, admitió implícitamente, el desorden con el que gobierna. Y una paz imposible de alcanzar con tanta pobreza, abandono y miseria, que solo se ataca y se combate en los discursos gubernamentales. Pero en los hechos, fermenta y convierte a Guerrero en suelo fértil, para la incubación de renovados delincuentes. Genera odios, resentimientos y rencores sociales. Seduce y provoca la fijación de la violencia, como elemental e infame divisa del primitivismo, la sinrazón y la incivilidad. Impide el desarrollo y el aumento en la calidad de vida de los guerrerenses, pese a que el mandatario estatal se inventara grotescamente aquello de que la economía estatal creció 2.8 por ciento en 2016 y se instaló en el cuarto lugar en crecimiento nacional. Como si la entidad contara con una fuerte infraestructura industrial y el turismo bastara para alcanzar esos ’records históricos’ en crecimiento económico. Y no. No hay duda de que el ritual político del Segundo Informe de Gobierno, recordó aquellas ostentosas tramoyas de acarreados avaladas por el viejo sistema presidencialista tricolor. La convocatoria puntual a todos los aliados a fin de legitimar lo ilegitimable. Vender lo invendible. Y defender lo indefendible. Esa nociva tendencia al aplauso fácil y condescendiente, producto de los beneficios, las prerrogativas y los presupuestos públicos generosamente otorgados a ciertos sectores, personajes y amigos del poder. En la rendición de su Segundo Informe de Gobierno, Héctor Astudillo se legitimó ante esas mínimas audiencias llamadas ex profeso, para rendirle pleitesía. Pero no ante las grandes mayorías de guerrerenses que viven permanentemente, entre la incertidumbre, la zozobra y el miedo. Como en los sismos recientes, el Segundo Informe de Gobierno, colapsó ante la fuerte sacudida de la realidad.

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