Lectura Política

En lo que parece una confrontación inevitable entre grupos delictivos y gobierno estatal, las cifras de la violencia y la sangre hablaron por ella. Y se parte de un solo referente: la administración de Héctor Astudillo, perdió el control absoluto en materia de seguridad, del corredor Chilpancingo-Tixtla-Chilapa. Y lo que pase en los siguientes días será sintomático de una pugna y radicalización del conflicto por los territorios, en el cual los muertos seguirán apareciendo siniestramente regados por calles, carreteras y despoblados. Estas son las lecturas.
DELINCUENCIA: ENSEÑAR EL MÚSCULO.- Desde que el gobernador Héctor Astudillo, rindió su Segundo Informe de Gobierno, las esperanzas de los ciudadanos por encontrar un freno a la impunidad, cayeron más abajo de donde se encontraban. Por cuando menos tres razones: 1.- El mandatario estatal no ha operado los cambios en áreas estratégicas de la Seguridad Pública Estatal. Se mantienen en sus cargos el fiscal Xavier Olea Peláez, y el secretario de Seguridad Pública, Pedro Almazán Cervantes. Por elemental sentido común, se entiende que ambos personajes ya cerraron su ciclo en el gobierno de Astudillo. Sobre todo, por su visible ausencia de resultados. Y el evidente desgaste al que se sometieron no solo ellos, sino también a su jefe político. Entonces, el mensaje del primer círculo gubernamental es diáfano: pueden más los compromisos políticos con ciertos actores del poder, que las promesas de campaña electoral incumplidas con las mayorías. 2.- Desde el inicio del actual ciclo escolar, más de cien escuelas en el municipio de Chilapa, están cerradas. Las amenazas de los grupos delictivos sobre los maestros que dan clases en esas escuelas, pegaron certeras dónde debían: en el terror, la incertidumbre y el miedo. La ruta del transporte público entre ese municipio y la capital, también fue clausurada. Como prueba de que las cosas iban en serio, aparecieron varios conductores de Urvans acribillados a balazos. Otros más, asesinados y quemados sus cuerpos. No hubo piedad. Menos clemencia. Los grupos delictivos le enseñaron su fuerte músculo al gobierno estatal. Se mofaron por enésima ocasión, de su fallida estrategia de seguridad. Nadie sabe qué pasa. Pero los muertos se siguen contando. Cada vez en mayor número. Y en el gobierno estatal siguen actuando como si no pasara nada. 3.- A un día de que el gobernador anunciara otra estrategia de seguridad ’para proteger a los maestros en Chilapa’, en Chilpancingo aparecieron ayer en tres distintas tiendas Oxxo, igual número de cuerpos embolsados. Sumados a los 34 cadáveres acumulados durante el pasado fin de semana, en toda la entidad. Es como si la delincuencia organizada le respondiera al gobierno estatal, que tiene el don de la ubicuidad, una virtud exclusiva de Dios: estar en todas partes y al mismo tiempo. El punto es que hasta el momento, todo orden se ha roto. Está sensiblemente fracturado. Y la paz crece, pero en los sepulcros. El Estado débil como antesala de los vacíos de poder, es una realidad que se percibe y torna cada vez más siniestra, grotesca y terrorífica para los habitantes de este golpeado territorio sureño. El sociólogo alemán Max Weber, fue claro en la definición conceptual del Estado: mantener el monopolio legítimo de la violencia. Cuando lo pierde, aparece el Estado Fallido. En Guerrero, ese monopolio lo perdió el Estado desde hace mucho tiempo. Y lo cedió indolentemente, a los poderes fácticos. A la delincuencia organizada.
HOJEADAS DE PÁGINAS…En el PRI, todos sus aspirantes a cargos de elección están sospechosamente callados. Su silencio tiene una explicación: esperan ’el destape’ que hará en los próximos días el presidente Peña Nieto, del candidato tricolor a la presidencia del país. Y de ahí, las querencias, amistades y compromisos políticos, serán los que tengan mano. Pero también, comenzarán las desbandadas.