LECTURA POLÍTICA

Aplicar la Ley se convirtió en Guerrero, en una entelequia. Una maniobra discursiva que necesitan los gobernantes para legitimarse como autoridad. Sin la Ley escudada en sus discursos, el Estado mismo se percibiría débil ante las amenazas externas y los poderes fácticos: la delincuencia organizada, los grupos subversivos, las policías comunitarias, el movimiento social radical. Pero es de Ley justamente, de lo que existe un ayuno prolongado y permanente en Guerrero. La radiografía es apenas, la punta del iceberg de la descomposición y la ausencia de respeto a las reglas promovidas por las instituciones. Y como otros ex mandatarios estatales, el actual gobernador Héctor Astudillo Flores, arriba hoy a su Primer Informe de Gobierno, promocionando un inexistente pero convenenciero, respeto a la Ley.
LEY A MODO Y SELECTIVA.- Cuando Héctor Astudillo, estaba a dos días de tomar protesta como gobernador en octubre de 2015, los integrantes de la Ceteg amenazaron con boicotear su toma de protesta. Manuel Añorve Baños –hoy desempleado político-, pidió al gobernador saliente, Rogelio Ortega Martínez, ’garantizar la transición al nuevo gobierno de Guerrero’. Eso significaba no solo disuadir al magisterio disidente a través del diálogo, sino en un caso extremo, aplicar la Ley contra ellos. Pero ese respeto a la Ley, Astudillo Flores lo ha manejado a conveniencia y selectivamente. Se lee así: 1.- La Ceteg fue su dolor de cabeza. Para amedrentarlos, amagó con aplicarles la Ley. Pero los dos bloques se mantuvieron firmes en el secuestro del zócalo capitalino y la avenida Ruffo Figueroa. Ni siquiera el falso despido de 60 maestros ’conforme a la Ley’, anunciado por el mandatario estatal tricolor en junio de este año, los asustó. Al final, los plantones de Ramos Reyes Guerrero –quien anunció que no desbloquearía hasta que se presentara con vida a los 43 de Ayotzinapa y se derogara la Reforma Educativa-, y de Antonia Morales Vélez sucumbieron a la negociación con el gobernador. Fue esa la forma poco ortodoxa de aplicarles la Ley. 2.- El 7 de agosto pasado, ocurrió una trifulca en el municipio de Apango. Regidores opositores a la alcaldesa del MC, Felicitas Muñiz Gómez, provocaron destrozos y quemaron vehículos. Prestó y raudo, el gobernador anunció que ’haría respetar la Ley y aplicaría las sanciones respectivas’. Y cumplió: detuvo y encarceló a Crisóforo Nava Barrios, uno de los líderes y ex edil de ese municipio. Y aunque al final fue liberado tras el pago de una fianza, la Ley esta vez se movió con inusual celeridad. 3.- Al cumplirse dos años de los hechos de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, varios estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, vandalizaron arrojando bombas molotov al Palacio de Gobierno. Se dio un zafarrancho con policías que terminó con la detención de siete estudiantes. La Ley otra vez, se movió muy rápido. 4.- Durante las confrontaciones entre las policías comunitarias agrupadas en el FUSDEG y la UPOEG, que terminó con un enfrentamiento a balazos el pasado lunes y que arrojó un saldo funesto de ocho muertos, el gobernador asumió que ’se tiene que aplicar la Ley’. Pero su primera reacción al respecto, consistió en acudir presuroso a la Secretaría de Gobernación –como ya va formando parte de ’su estilo personal de gobernar’-, a pedir consejo sobre qué acciones y decisiones tomar, ’ya que el asunto está muy candente’. 5.- Finalmente, la Ley no actúa contra la impunidad. Y al hacerlo así, el gobierno estatal la fomenta. Ahondando con ello, los agravios y los rencores sociales de cientos de familias que no perciben por ningún lado, su aplicación. Los miles de casos de homicidios sin resolver, son el mejor parámetro de lo anterior. Y descansan en los archivos y en la indolencia, de la Fiscalía General del Estado (FGE). Así, la Ley en Guerrero se aplica a conveniencia e intereses del gobernante en turno. No para rescatar ni resarcir el tejido social, deteriorado profundamente por la violencia, la inseguridad, el desorden, los destellos de anarquía y el crimen. La Ley se extravió aquí y de manera permanente, en esos oscuros y sinuosos caminos. Lo peor es que no se advierte la luz al final, de ese minado y peligroso sendero. El gobernador no puede presumir más, del manoseado’respeto a la Ley’.