Opinión

Lo indicado era plantarse de frente para definir posiciones y negociar, pero…

Lo indicado era plantarse de frente para definir posiciones y negociar, 	pero…
Periodismo
Enero 27, 2017 21:25 hrs.
Periodismo ›
Rodolfo Villarreal Ríos › guerrerohabla.com


Sabemos que en estos momentos sobran quienes demandan que nos cobijemos con el lábaro patrio y aunado a ello otros, más envalentonados, le recomendaron al Presidente de México que fuera a esconderse envuelto en el cobertor mencionado, como una forma de protestar ante las medidas que toma el presidente de los EUA y, para nuestra desgracia, les hizo caso. Todo esto está muy bien para quienes acostumbran vender y comprar demagogia. Sin embargo, como dicen en el pueblo ’la realidad es canija y…’ pues no queda sino afrontarla de frente provistos de una buena cantidad de neuronas y un par de cosas más. Los gritos histéricos y los berrinches deben ser dejados a un lado y entender que a nada nos llevan. La naturaleza, la geografía, el destino o, para los creyentes, los designios del Gran Arquitecto determinaron que México y los EUA compartieran una frontera común. Primero en dirección oeste-este y más tarde, cuando encontraron de este lado un lotero sin escrúpulos, la orientación cambio hacia sur-norte. Así, hemos vivido pasando por épocas diversas ninguna de las cuales podríamos decir que han sido fáciles para nuestro país. Hoy, los estadounidenses decidieron escoger para que los gobernara a una persona que lo hace en una forma estridente y quien dice en voz alta lo que muchos veníamos escuchando desde hace mucho tiempo en forma soterrada. Ante ello, aquí en nuestro país lo único que percibimos son respuestas quejumbrosas y carentes de estrategia como si no hubiéramos sabido lo que venía, todo por andarle apostando a una candidata en un juego que no era nuestro. A quienes con tiempo demandamos que se tuvieran listos un par de planes de acción para el eventual triunfo de uno u otra, pues nos miraban con recelo. Estaban seguros que ellos acertarían en su apuesta y nada que la realidad se hizo presente. Hoy, juegan con las manos vacías y, en lugar de utilizar el nacionalismo pragmático, les sale lo digno y van a ocultarse cuando lo indicado era plantarse frente a frente para resolver las diferencias.
Para quienes nacimos y crecimos de este lado de la frontera con los EUA todo lo que hoy sucede nos resulta difícil de aceptar. Nos formamos bajo el concepto de que al norte del Bravo existía un país poderoso, el mayor de la tierra, el cual era nuestro vecino rico pero que no necesariamente era un monstruo que fuera a devorarnos. Por el contrario, lo veíamos como el sitio a donde podíamos ir por un rato y regresar a nuestra realidad trayendo consigo cosas diversas que nos hacían la vida más placentera. Disfrutábamos de las ventajas del primer mundo aun cuando viviéramos en un país que luchaba por consolidar su desarrollo. Morábamos en un entorno que no solamente por razones geográficas, sino por la convivencia diaria nos hacía sentir una cercanía mayor hacia nuestros vecinos del norte. Estábamos aislados del resto de la nación. La radio del centro del país se escuchaba, y mal, solamente por las noches. La televisión que mirábamos era la estadounidense. Los diarios nacionales arribaban con un día de retraso. Celebrábamos con singular alegría lo que ellos conocen como el ’Eastern Bunny’ y nosotros como ’Día de la Coneja.’ Asimismo, adoptamos la llegada de Santa Claus como el símbolo de la Navidad. Eso sí, ni remotamente andábamos trepándonos en el ’Halloween’ o en el ’Thanksgiving Day.’ En ese contexto hasta un día al año se podía cruzar hacia ’el otro lado’ sin necesidad de presentar documento alguno y a la par se efectuaba un desfile cuyo inicio se alternaba año con año a uno y otro lado. La emigración ilegal estaba presente, pero era mínima. Recordemos que en aquellos tiempos el país crecía y se desarrollaba y quienes iban a los EUA en busca de trabajo era porque no les quedaba de otra ante el veto que sobre ellos pesaba y vaya que de eso nadie puede contarnos nada. En la vida del día con día, existían diferencias como entre todo vecino, pero era factible resolverlas. El apoyo se daba cuando era requerido en uno u otro sentido. Nos vencían en el baseball, pero los derrotábamos a la hora de enfrentarnos en el baloncesto. No había hogar fronterizo que no gozara de las ventajas de los aparatos eléctricos y electrónicos estadounidenses. En el caso específico de nuestro pueblo recordamos como en cierta negociación estadounidense cuando uno iba a comprar un aparato electrodoméstico, o de cualquier tipo, la persona encargada de la venta preguntaba: ¿Se lo lleva o lo quiere en su casa? La mayoría cubría el costo, flete incluido, y optaba por que se lo entregaran al sur del Bravo en la comodidad del domicilio. En esa forma se daban las importaciones. Suena cínica pero esa era la realidad imperante en aquellos tiempos. Ni modo que algún paisano contemporáneo vaya a negarlo, salvo que sea un hipócrita. O como nos dijera en una ocasión un fronterizo de otras latitudes, ’por el puente pasa todo siempre que no venga atravesado.’ No obstante toda la interrelación descrita, en poco menguaba nuestro sentimiento patrio. Para nada nos sentíamos un remedo de estadounidenses de segunda. Nuestra mexicanidad no sufría mella, estábamos plenamente identificados con la patria a pesar del aislamiento. Nuestro lazo de unión era la historia y un nacionalismo profundo que era al final lo que nos aglutinaba a todos a lo largo y ancho del país. Sí eso que en años recientes, gracias a los (des)gobiernos panistas, acabó convertido en objeto de escarnio. Aquello de las relaciones no era ni paradisiaco, ni nada que pueda parecérsele, las diferencias existían, pero entonces teníamos gobernantes que arreglaban los problemas de frente. A pesar de lo que parecía, era factible que México tuviera grados de libertad en su relación. Sin embargo, llegaron los tiempos modernos y aquella interrelación se convirtió en dependencia absoluta.
Cuando arribó la globalización quienes ya la habíamos vivido en una u otra forma y la interrelación diaria con el extranjero no nos resultaba extraña, estimamos que era una buena oportunidad para que nuestro país tomara ventaja de algunas cosas que ya poseía y adquiriera otras mediante una relación en grado mayor. No veíamos la apertura al capital foráneo como un ente diabólico que nos comería las entrañas. Sin embargo, estamos ciertos de que no vendrían en plan de hermanas de la caridad, pero confiábamos en que nuestra clase gobernante habría de tomar las decisiones adecuadas en función del interés de la nación. Con convencimiento pleno primero participamos, mucho antes de la apertura, en aquel grupo que planteaba una estrategia industrial en donde habría de utilizarse las fortalezas existentes y se buscaría complementar las debilidades con factores externos. Aun bajo esa premisa nos involucramos en el proceso de apertura, porque ni modo que ahora vayamos a salir con que nosotros ni enterados, ni mucho menos que por ahí no andábamos.
En ese contexto, aun no olvidamos la cara que puso, cuando le dijimos que no se podía, aquel representante del Royal Bank of Canada quien estaba interesado en que dicha institución se estableciera en México. Y por ese camino transitarían varios más a quienes tarde se les hacía para invertir en electricidad, petróleo y adquirir una franja de tierra en las costas. Hasta entonces en las leyes mexicanas prevalecía la negativa para que se metieran ahí, pero no duraría mucho. Cuando eso llegó, nosotros ya andábamos por rumbos distintos, no poseer un perfil santanista había hecho que nos echaran por primera, y única, vez en toda nuestra carrera al servicio del Estado Mexicano.
Cuando llegaron los tiempos del TLC, basados en lo que expusimos párrafos arriba, estábamos convencidos de que era lo correcto. Si bien al principio aquello lucía que iría por caminos que permitirían al país obtener ventajas de la globalización, de pronto les entró la urgencia y procedieron a abrir la puerta de par en par, sin ton, ni son. A la par, nuestros gobernantes fueron víctimas de una ’disentería tratadil.’ Parecía que estaban en competencia con otras naciones para ver quien firmaba más tratados sin que detrás de ellos hubiera realmente una estrategia de política industrial-comercial. Y pronto empezamos a ver como todo el sector productivo mexicano se iba desmoronando. Los hombres de negocios mexicanos decidieron que ya estaban cansados y empezaron a vender sus propiedades a extranjeros. Y así, el país se fue convirtiendo en un ente maquilador de productos elaborados por empresas de capital foráneo, hasta llegar a nuestros días en donde nuestra dependencia del exterior es total. Se destruyeron todos los pequeños y medianos negocios, se acabó con la gran mayoría de talleres y la integración de componentes nacionales en el producto final se redujo al mínimo. En síntesis, como nos lo dijera el economista sonorense, Luis Fernando Morfín Avilés, ’no pudimos aprovechar el modelo económico basado en la inversión extranjera y el proceso de adaptarnos al TLC, para invertir en educación y tecnología que permitiera generar productos con alto valor agregado.’ Y para los ilusos que aun no se percatan que ya nada del aparato productivo es nuestro, mientras claman que debemos de diversificar mercados para responder a la política estadounidense, les recomendamos que revisen lo escrito por otro economista, este sinaloense, Sergio Enrique Castro Peña, en ’Hablemos de incertidumbre o de reformas estructurales’ (www.guerrerohabla.com, 26-I-2017).
En lugar de andar prometiendo que va a convertir los consulados de Mexica en los EUA en oficinas de defensa para quienes entraron de manera ilegal, lo conveniente sería que con esos recursos empezara a constituir un fondo. Acto seguido, dado que todos ellos crearon las condiciones para que la emigración se suscitara, mandar llamar a los miembros del sector productivo (hombres de negocios y líderes obreros), financieros y miembros de la curia, esos que dicen estar muy preocupados por sus semejantes, para que conjuntamente con el gobierno mexicano vean cuanto van a aportar para generar inversión y empleos productivos y no sea necesario andar mendigando que el vecino se haga cargo de nuestros connacionales quienes se largaron, a cruzar la línea o el Bravo sin documentos, porque no les quedaba de otra antes de morirse de hambre.
Al parecer lo único que preocupa a nuestras autoridades y hombres de negocios, así como a los miembros de la curia, acerca de los mexicanos viviendo de manera ilegal y legal en los EUA, son los recursos que les generan. Al primer grupo porque durante los últimos dieciséis años los mexicanos morando en el exterior les han redituado pingues ganancias al enviar a México alrededor de 340 mil millones de dólares lo cual ha terminado por convertirlos en la fuente principal de divisas para el país. Para ello no han tenido necesidad de invertirles un solo quinto, solamente con expulsarlos ha sido suficiente. A los segundos dado que muchos de los ilegales han optado por refugiarse en las llamadas ’sanctuary cities,’ en donde el negocio de proporcionar refugio es administrado por miembros de la curia católica y las utilidades que ello les genera son bastas. Hoy, todos se trepan a un muro cuya mayor parte ya está construida y de muy poco ha servido para evitar el tráfico ilegal de personas y mercancías de todo tipo. Pero eso sí, ha generado una muralla de humo en donde se arropan todos los patrioteros, que no nacionalistas, de uno y otro lado para desviar la atención de lo verdaderamente importante.
No estamos de acuerdo en que el Presidente Peña Nieto haya cancelado su entrevista con el Presidente Trump. Esa actitud que mostró en videograbaciones y twitters debió haberla expresado en Washington cara a cara. A partir de ahí, entablar las negociaciones. Esto no es asunto de buenos o malos, son cuestiones de negocios entre dos naciones en donde sus líderes deben de defender los intereses de sus gobernados. Ante las circunstancias domesticas negativas que vive el presidente mexicano, esta era su oportunidad para revertir la situación Sin embargo, escuchó a los demagogos e ignorantes. Prefirió envolverse en el lábaro patrio y resguardarse. Jugó para la tribuna aullante, incluyendo al lenguaraz ignaro que nos (des)gobernó y al otro que nos embarcó en una reyerta estúpida. Ya sabemos lo que vendrá después, en cuanto les pase la euforia y empiecen a resentir los efectos, esos mismos que hoy le aplauden acabaran por abuchearlo. Como mexicanos profesantes del pensamiento Juarista-Elíascallista, nos sentimos decepcionados de que, una vez más, como dijera nuestro hermano José Gerardo: ’La historia cíclica nos ha quedado a deber la presencia de un estadista.’ vimarisch53@hotmail.com
Añadido (1) Ahora que regresó Fidel el veracruzano, hay por ahí un candidato ’independiente’ quien ya no duerme tranquilo. El fantasma de un audio le inquieta el descanso. Y él, quien se presenta como puro y casto, pudiera salir del color del jarocho si nuevamente circula aquella grabación.
Añadido (2) En la vecindad azul del noreste, el pleito de los chamacos ya se resolvió y aparecieron muy amartelados. El romance durara hasta que una torta de jamón vuelva a interponerse en su camino.
Añadido (3) ¿Por qué será que ahora, cuando el país anda muy necesitado de recursos, nadie osa proponer que se impongan medidas sobre el manejo de recursos generados mediante la excusa de que así les otorgaran el perdón de los pecados y les abrirán las puertas celestiales? Por esa vía, periódicamente, salen millones de dólares cuyo único fin es continuar ensanchando las arcas de aquellos quienes dicen no tener interés en las cosas terrenales
Añadido (4) Habría que preguntarles si también consideran violatorio de los derechos humanos las murallas que rodean a cierto estado ubicado en las colinas de la ciudad eterna. O ¿Acaso con ese no se meten por temor a que les suban la penitencia semanal?
Añadido (5) Ahora que anda de consejero de cómo enfrentar al vecino, no estaría de más recordarle a don Cuauhtémoc la forma en que su padre reaccionó cuando quiso pasarse de listo. Bastó la visita del embajador don Josephus para hacer que don Lázaro se retractara y corriera a cerrar la puerta, que él generosamente le había abierto, al capital japonés para que participara plenamente en el entonces recién ’nacionalizado’ sector petrolero. O ¿Van a decirnos que esa historia no se la contaron?
Añadido (6) Como lo expresamos en este espacio, apostar a la cercanía con el yerno no era base de sustentación para las relaciones con el vecino. Eso sí, una vez más confirmamos la sinceridad de quien dijo que de diplomacia no sabía nada. Ni quien pueda poner en duda sus palabras, es todo un lego en la materia.


Ver nota completa...

Suscríbete

Recibe en tu correo la información más relevante una vez al mes y las noticias más impactantes al momento.

Recibe solo las noticias más impactantes en el momento preciso.

Lo indicado era plantarse de frente para definir posiciones y negociar, pero…

Éste sitio web usa cookies con fines publicitarios, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de uso de cookies.