Texcoco, Edomex.- Día de la Santa Cruz, celebración en el medio de la obra en construcción.
Día de la Santa Cruz es convivio de camaradería entre quienes diseñan, producen y generan con sus manos, a pleno sol, la mezcla, el ir y venir de carretillas, la instalación de andamios, el trajín de poner en marcha paredes, techumbres, bardas, pisos…
La Santa Cruz en sus manos antes de colocarlo en lo alto de la obra en construcción.
Hoyos alrededor, varillas en el perímetro; la cuchara, la pala, el pico, la plomada, montículos de tierra, bultos de cemento, cal, arena, la mezcla infaltable para darle curso a lo que el cliente pide.
El 3 de mayo es menester darle paso a la tradición: estar en sintonía con la celebración religiosa y después hacer un alto durante la jornada y entrarle a la comida comunitaria, a la taquiza, chicharrón, carne asada, frijoles, chile y la ingesta de cervezas, al cumplimiento de esa razón de ser ancestral que entraña el Día de la Santa Cruz.
Y sí, el mero 3 de mayo, luego de llevar a bendecirla se instala La Cruz.
Un edificio, una casa, la construcción o rehabilitación o ampliación, es sencillamente el punto de encuentro de quienes están día a día, de las nueve de la mañana hasta cerca de las siete de la noche, en la construcción, al cuidado y desarrollo de la obra que culminará en su propia aportación para renovar la arquitectura del paisaje.
Los albañiles son, literalmente, maestros en asuntos de la construcción.
Son y se vuelven intuitivos e indispensables para cuando el arquitecto o ingeniero civil requiere de apoyo pragmático.
Los albañiles son hombres rudos, adaptados al esfuerzo físico, cotizados maestros cuando de construir edificaciones se trata.