Los clavos del narco


José Sánchez López/ Especial para AL Momento Noticias



***La inteligencia y el ingenio al servicio del crimen

***Escondrijos inverosímiles para traficar drogas

***Desde cavidades del cuerpo hasta recovecos electrónicos automatizados

***Cocaína líquida negra, roja, gomosa, pero inodora

***Pacie

Los clavos del narco
Periodismo
Diciembre 09, 2013 18:35 hrs.
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CIUDAD DE MÉXICO, (Al Momento Noticias).- Conforme se especializa la policía antidrogas para combatir el tráfico de éstas, el hampa también se moderniza y avanza no sólo a la par de sus perseguidores, sino muchas veces adelante, haciendo gala de ingenio e imaginación increíbles para el tráfico de estupefacientes.

Constantemente los gobiernos dan a conocer listados de métodos, cada vez más creativos, insólitos y sofisticados que utilizan los narcotraficantes para ocultar, transportar y traficar drogas, principalmente cocaína y heroína que es el estupefaciente más caro del mundo.

Lo mismo utiliza paquetes de cacahuates, nueces y frituras, que cuadros de personajes famosos, tarjetas de felicitación, latería, huacales de frutas, sprays, jabones, muebles, mujeres embarazadas, hombres gordos, pelucas, postizos y toda clase de trucos para transportar su mercancía y sobre todo pasarla de una frontera a otra.

Muchos de ellos son descubiertos y por eso se conocen algunos de los métodos utilizados, pero las autoridades estiman que debe haber muchísimos escondrijos más que resultan desconocidos, pues de hecho cualquier hueco de todo tipo de artículo, mercancía, producto o inclusive del cuerpo humano es aprovechado por el hampa para ocultar la droga.

Las autoridades utilizan diversas formas para descubrir y atrapar a los traficantes, incluyendo perros policía, máquinas de rayos X, servicios de inteligencia revisiones al equipaje de pasajeros, cacheo a los mismos, pero la delincuencia invierte millonarias cantidades de dinero para obtener mejores sistemas de escondite, porque las ganancias del tráfico de drogas resultan muy superiores a lo invertido.

Recientemente, fue descubierto en La Merced, una carga de casi un kilo de cocaína repartida en docenas de nueces que fueron abiertas, rellenadas y vueltas a cerrar, perfectamente selladas. La venta equivocada del producto puso al descubierto la estratagema.

Otros rincones incluyen drogas ocultas dentro de espacios de adornos de vidrio en diversas formas, ceniceros, botellas en miniatura, etcétera.



Los sitios más comunes son el mismo cuerpo humano, estómago e intestinos mediante las llamadas “mulas” que lo mismo se tragan píldoras con cocaína que la ocultan en “tabiques” pegados al cuerpo, en las plantillas de los zapatos, en pelucas, incluso en huecos hechos en el cuerpo mediante cirugías.



Sin embargo, tras la muerte de muchos de los “pasadores” como resultado de que alguna o varias cápsulas les estallaron dentro del cuerpo, los traficantes se han inventado otras estrategias recurriendo a recovecos por demás extraños, extravagantes y raros para esconder la droga.



Se han dado casos de la venta de cocaína, heroína y mariguana e incluso drogas sintéticas: “Ice”, “Tachas”, “Extasis”, “Poppers”, etcétera, con entrega a domicilio, a través del reparto de pizzas, hamburguesas, rosquillas o comida rápida. La droga va en pequeñas bolsitas dentro del relleno del producto; en el caso de la pizza, la clave para la compra de la comida “preparada”, será pedir una pizza “especial con mucho pepperoni”.



A principios de mayo, en el aeropuerto de la ciudad de Toluca, fue descubierto un pasajero “impedido” que se transportaba en una silla de ruedas. Su nerviosismo lo delató y al revisar su medio de transporte se descubrió que las llantas de su vehículo estaban rellenas de cocaína.

Un sujeto llamado Adrián Bárcenas, haciéndose pasar por misionero, iba de casa en casa en la colonia Verónica Anzures repartiendo algo más que el pan espiritual. Cuando fue detenido se le encontraron biblias y diversos artículos sacros con cientos de “grapas” (envoltorios con cocaína en polvo y piedra), lo mismo que en los lomos de libros religiosos carrujos compactos de Cannabis Sativa (mariguana). Otros individuos han recurrido a imágenes o figuras de santos y vírgenes, cuyos huecos rellenan de droga.



Hay casos de personas de la tercera edad o inclusive octogenarios, de ambos sexos, que suponiendo que las canas les dan una imagen de respeto y que por eso las autoridades no los van a revisar que transportan la droga en su equipaje o en su maletín de medicamentos. Esta clase de “mulas” han sido descubiertas principalmente en aeropuertos y la cantidad que llevan consigo no es menor a los dos o tres kilos de cocaína.



En el puerto de Manzanillo, Colima, fue descubierto un cargamento de cientos de kilos de cacao, cuyo destino era Estados Unidos; la carga atrajo la atención de las autoridades porque simplemente no olía a “chocolate”: La droga había sido escondida en pequeños tabiques recubiertos con plástico transparente y sellados con cinta canela y finalmente con una delgada capa de cacao.



Regularmente son descubiertos cargamentos de droga en las llantas del vehículo, en el tanque de gasolina, en los huecos de las molduras y hasta en las facias, pero recientemente se halló un cargamento de más de 20 kilos de cocaína pura en el sistema electrónico de lujoso automóvil último modelo



La policía había instalado uno de tantos retenes en Tijuana, Baja California, en pleno centro de la ciudad, cuando descubrieron una lujosa camioneta Land Rover, color rojo, cuyo valor sobrepasa el millón de pesos.



Primero los agentes antidrogas la revisaron físicamente y después personal mecánico. Ninguno de ellos encontró nada, pero al acercar a un binomio canino (hombre y perro policía, adiestrado para olfatear droga), se mostró visiblemente alterado y rascaba frenético el tablero; había descubierto droga.



Expertos mecánicos automotrices trataron de abrir el tablero, la guantera y otros aditamentos, pero les fue imposible, a menos que se tratara de destruir el vehículo



No obstante, bajo la certeza de que en la unidad se transportaba droga, retuvieron al conductor y la camioneta fue llevada hasta las instalaciones de la Subprocuraduría Especial de Investigaciones en Delincuencia Organizada que a su vez tuvieron que pedir el apoyo de expertos de la empresa Ford.



Así, luego de varias horas descubrieron que al inclinar hacia la izquierda el espejo lateral derecho, se abría un pequeño hueco tras del cenicero y en el mismo, había otro aditamento minúsculo que abría una pequeña puerta, lo suficientemente grande para introducir un rectángulo de 30 por 20 centímetros.



En el hueco que conformaban los distintos aditamentos de la camioneta se encontraron, ordenadamente colocados, 20 paquetes de clorhidrato de cocaína, esto es de droga en su más alta pureza, a la que pueden hacerle siete cortes y aun así se trata de cocaína pura. Es decir que se obtendrían casi 150 kilos del estupefaciente con valor de más de dos millones de dólares.



Pero también la mafia de las drogas ha enfocado sus baterías hacia los Centros de Salud en donde ponen especial atención a pacientes sometidos a intervenciones bariátricas, a fin de que trafiquen la droga en los pliegues de su piel.



Los “narcogordos” son utilizados como “mulas” en el tráfico de cocaína que ocultan y trasladan en la piel excedente luego de haber sido sometidos a operaciones de tipo bariátrico con la sabida pérdida de pesos. Por cada viaje ganan un mínimo de 25 mil dólares.



Se trata de personas con un pasado de hiperobesidad, que tras las intervenciones bajaron sensiblemente de peso, pero como secuela quedaron con grandes extensiones de piel y tejido (colgajos) de los que no pueden desprenderse sino mediante otras nuevas operaciones.



Esos gordos son contactados por las mafias que vigilan los centros de salud que poseen la infraestructura necesaria para recibir pacientes de este tipo, con más de 200 kilos de peso que requieren para su tratamiento de quirófanos y camas especiales.



Según especialistas, el riesgo de que sean descubiertos es casi nulo ya que resultan prácticamente indetectables y por su misma obesidad pueden transportar un volumen mucho mayor de cocaína que las “mulas” comunes, lo que les reporta más ganancias y menos riesgos.



De esa manera, los “narcogordos” pueden ocultar entre diez y 20 kilos de cocaína líquida entre los pliegues de la piel, mientras que una “mula” común apenas puede llevar un kilo y con un altísimo riesgo de su vida al haber la posibilidad de que las píldoras tragadas le estallen en el estómago.



Mediante un procedimiento químico, los narcos logran transformar la cocaína sólida en líquida y la inyectan en cápsulas de silicona que luego colocan mediante una operación quirúrgica en distintas partes del cuerpo (el faldón debajo del abdomen, antebrazos, muslos. Al llegar a su destino la “mula”, es reoperada para sacarle las cápsulas de cocaína.



Mediante otro proceso químico es resolidificada con sus características habituales y puede ser llevada al mercado. Según la masa corporal de la “mula” puede transportar hasta 20 kilos de droga y de acuerdo a su capacidad de cicatrización puede realizar hasta 4 viajes por año lo que le dejará una ganancia anual de 100 mil dólares.



En esa trama, se ha descubierto el contubernio de enfermeras, instrumentistas, anestesistas, médicos y cirujanos, toda vez que las millonarias ganancias son lo suficientes para que cada quien se lleve su tajada.



La cocaína es una de las drogas más fáciles de camuflagear, porque se trata de una sustancia extremadamente soluble; tiene la característica de poder mezclarse con diversos materiales, lo que ha llevado a los traficantes a invertir en investigaciones para descubrir nuevos y sofisticados métodos que les permitan “disfrazarla”, dándole un aspecto casi imperceptible para las autoridades.



Anteriormente, la cocaína líquida se trasladaba a través de productos de exportación o simplemente como regalos, en botellas de vino o whisky, disuelta en el mismo líquido. La droga se diluye en otra sustancia y luego, mediante un proceso, también simple, se recupera, volviendo a su estado natural en un 90 por ciento, pero ésta no es la única nueva forma de traficar la droga.



La cocaína negra es otra de las opciones, la cocaína roja, la cocaína impregnada en la ropa, cocaína gomosa o cocaína plástica, son otras de las opciones que han encontrado los narcotraficantes para camuflagear el estupefaciente, volviéndolo inodoro y difícil de percibir por los controles antidrogas.



Las cárceles tampoco escapan a la introducción de drogas, sobre todo si se considera que el 80 por ciento de la población penal, en la mayoría de los presidios, es adicta y que si llega a faltarles la droga, simplemente el penal se incendia.



En el argot carcelario se utilizan los términos de “Camión” y “Aguacate”: El primero corresponde a las mujeres que se prestan a dicha tarea, escondiendo la droga en la vagina y el segundo es porque la droga, principalmente cocaína o heroína, se compacta en un “aguacate” con un pesos aproximado a los 100 gramos.



Al “aguacate” le añaden un hilo que queda en una de las puntas para que se pueda ser introducido hasta el fondo de la vagina y no se caiga cuando el personal de vigilancia la haga hacer “sentadillas”, así como para recuperarlo con un simple jalón del hilo. Los “camiones” que mejor resultado dan son las ancianas, cuya edad y aspecto las hacen menos sospechosas.



Una pierna ortopédica, bombones, cajas con fruta, el sistema hidráulico de un vehículo, dulces, galletas, latas de chiles en conserva, frutas en almíbar, pastelillos, aceite industrial y otros líquidos, cajas con langostinos y diversos mariscos en conserva, accesorios para baño, falsos embarazos y hasta perros a los que hacen tragar las píldoras con la coca, son sólo algunos de los medios a los que recurren los narcos, que siempre están con un pie delante de sus perseguidores, para lograr sus propósitos.

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