Los justos alcanzaran una eterna paz y misericordia


’ Hemos hecho lo que teníamos que hacer ’

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Los justos alcanzaran una eterna paz y misericordia
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Noviembre 11, 2019 21:20 hrs.
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Martes 12 De Noviembre 2019

La Palabra de Dios


Memoria de San Josafat, obispo y mártir
Primera lectura
Sab 2, 23–3, 9
Dios creó al hombre para que fuera inmortal,
lo hizo a imagen y semejanza de sí mismo;
mas, por envidia del diablo,
entró la muerte en el mundo,
y la experimentan quienes le pertenecen.

En cambio, las almas de los justos están en las manos de Dios
y no los alcanzará ningún tormento.
Los insensatos pensaban que los justos habían muerto,
que su salida de este mundo era una desgracia
y su salida de entre nosotros, una completa destrucción.
Pero los justos están en paz.

La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo,
pero ellos esperaban confiadamente la inmortalidad.
Después de breves sufrimientos
recibirán una abundante recompensa,
pues Dios los puso a prueba
y los halló dignos de sí.
Los probó como oro en el crisol
y los aceptó como un holocausto agradable.

En el día del juicio brillarán los justos
como chispas que se propagan en un cañaveral.
Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos,
y el Señor reinará eternamente sobre ellos.

Los que confían en el Señor comprenderán la verdad
y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado,
porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Salmo 33, 2-3. 16-17. 18-19
R. (2a) Bendigamos al Señor a todas horas.
Bendeciré al Señor a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor,
que se alegre su pueblo al escucharlo.
R. Bendigamos al Señor a todas horas.
Los ojos del Señor cuidan al justo
y a su clamor están atentos sus oídos.
Contra el malvado, en cambio, está el Señor,
para borrar de la tierra su recuerdo.
R. Bendigamos al Señor a todas horas.
Escucha el Señor al hombre justo
y lo libra de todas sus congojas.
El Señor no está lejos de sus fieles
y levanta a las almas abatidas.
R. Bendigamos al Señor a todas horas.

Aclamación antes del Evangelio
Jn 14, 23
R. Aleluya, aleluya.
El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará
y haremos en él nuestra morada, dice el Señor.
R. Aleluya.

Evangelio
Lc 17, 7-10
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "¿Quién de ustedes, si tiene un siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando éste regresa del campo: ’Entra enseguida y ponte a comer’? ¿No le dirá más bien: ’Prepárame de comer y disponte a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú?’ ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste cumplió con su obligación?

Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: ’No somos más que siervos; sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer’ ".
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy
Los justos alcanzaran una eterna paz y misericordia
El libro de la sabiduría nos recuerda, en primer lugar, que el hombre fue creado incorruptible y es imagen de la misma esencia de Dios; en expresiones del Génesis nos diría que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Mantener esa imagen o esencia se hace difícil porque mientras peregrinamos en la vida vamos deformando esa imagen de Dios en nosotros. El texto del libro de la Sabiduría nos dice que por la envidia del diablo entró la muerte en el mundo. La muerte es sinónimo de lo corrompible, de lo corrupto, del mal, del pecado; la muerte en este sentido es la expresión de la total desfiguración de nuestra esencia, de la imagen de Dios; el diablo, que era el más bello de los ángeles, se ha desfigurado con su soberbia y quiere con su engaño hacer lo mismo con el hombre; el diablo es el que divide y busca al hombre para que se adhiera a él.

Los justos son quienes han luchado por mantener su esencia, la imagen de Dios, pero mantenerla les ha costado tanto hasta el punto que, como dice el texto, fueron probados ’como oro en el crisol’.

Ser buenos, mantener la bondad no es tarea fácil. San Pablo en su carta a los Romanos dirá: ’no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero’ (Rm 7, 19). Por eso necesitamos de una fortaleza que nos la da la confianza en el Señor.

Entonces se creía que la vida termina con la muerte física y, al ver que los justos sufrían tanto, no podían saber lo que sucedía después de su muerte ni imaginarse que la vida es aún incomparablemente más bella después de dar ese paso, del tránsito de la muerte, porque queda de manifiesto el bien que hicieron, como dice la lectura, sus vidas resplandecen con el Señor y, por su confianza en Dios encontraron la gracia y la misericordia.

En la liturgia de hoy tenemos el testimonio de San Josafat (1580-1623); el mártir que celebramos fue Arzobispo en Lituania, es el primer santo canonizado de la iglesia de oriente que trabajó por la unidad de ortodoxos y católicos con tanta fuerza y suavidad a la vez, que sus adversarios lo llamaban ’ladrón de almas’ y sufrió el martirio por los adversarios que lo rechazaban.

El salmo que hoy se proclama expresa el fin por el que fuimos creados y lo comprendió muy bien San Josafat que es el de bendecir a Dios en todo momento, en la prosperidad y en la adversidad siempre con la confianza de que el Señor nos escucha y no nos pedirá nada que no nos dé antes su fuerza para sobrellevarlo y que su imagen con la que fuimos creados nos configure con la de Cristo.

"Hemos hecho lo que teníamos que hacer"
En el Evangelio el Señor nos vuelve a hablar en parábolas y es necesario tener en cuenta que hemos de interpretar el texto en su contexto y con el estilo literario que se presenta. De no hacerlo así podemos sacar conclusiones opuestas a lo que quiere decir el texto ya que se podría concluir que ese amo es un déspota que se aprovecha del servicio del pastor o el labrador. Las parábolas dejan solo una enseñanza y éste es en lo que concluye: ’somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer’.

La parábola nos habla de la disponibilidad para el servicio que requiere de la humildad. La humildad es una virtud básica que nos ayuda a reconocer nuestra verdad, tenemos capacidades, talentos, virtudes y también defectos, limitaciones y pecado. Quien obra con humildad no se vanagloria de sus acciones ni presume de ellas, sino que se pone a disposición de los demás y el sólo el hecho de realizarlas da dignidad a la persona.

Para los creyentes, servir a los hermanos es seguir el ejemplo del Maestro. Cristo nos ha dado ejemplo de servicio, de humildad. El servicio del cristiano no solo debe limitarse a hacer lo que tiene que hacer, sino que puede ir más allá, hacerlo bien y lo mejor que pueda; que no sea un servicio mediocre sino hecho con amor porque lo hacemos por Cristo y lo vemos a Él en los hermanos. Todo lo que hacemos, aún lo más simple y sencillo hecho por amor tiene un gran valor para la expansión del Reino y también para nosotros mismos, puesto que repercute en nuestro propio bien.

¿Somos capaces de reconocer los dones que tenemos y ponerlo a disposición de los demás?

Noviciado Federal de la Inmaculada Monjas Dominicas
Torrent (Valencia)

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