Voces de Tlanchinol
Nahúm Ortega Camargo
Hace 20 años en el año 2002, cuando era muy difícil ganarle una contienda al PRI-gobierno, contendí con las siglas del PRD (cuando el partido era de izquierda), a la alcaldía de Tlanchinol; por mi forma particular de ser, desde muy joven fui amiguero, en cada persona veía aprecio, veía a amigos, a hermanos en todas partes, en la contienda la ciudadanía, sin distinción de partidos políticos, me honró con su preferencia en todas las comunidades y en la cabecera municipal a pesar de la casi nula democracia, distinción que siempre he agradecido a mi adorado municipio.
El mismo día de la elección el IEEH anunció mi triunfo. Dos o tres horas más tarde se mencionó que fue una equivocación, que el ganador era el candidato del PRI. Todos los compañeros nos reunimos con las evidencias del incuestionable triunfo y me dirigí al comité estatal del PRD donde Luciano Cornejo me atendió, mencionando que el partido tenía contratados a abogados para que hicieran valer los triunfos del partido, poniéndome a la atención de Napoleón González Pérez y dos más de su familia: mayor confianza en ellos no podía tener sabiendo que eran amigos y paisanos.
Entregué las evidencias y se instalaron en su oficina a trabajar para preparar la defensa del evidente despojo. Terminaron justamente cuando concluía el tiempo para objetar la determinación del IEEH. Afirmaban con seguridad ’no les vamos a dejar salida alguna, vamos a derrotar a estos tramposos, nos vamos a adelantar al TRIFE, así lo hemos hecho siempre y nunca nos han derrotado’.
Muy cerca de las 12 de la noche, en el entonces Distrito Federal, tocamos la ventanilla del TRIFE para entregar la impuganción al IEEH, la respuesta fue: ’no hay lugar a acordar de conformidad, esta es la tercera instancia, deben iniciar el proceso en en IEEH que es la primera instancia’. El tiempo había concluido, imposible llegar a Pachuca a iniciar el proceso correspondiente en el IEEH. Mis supuestos amigos González Pérez, se jalaban los cabellos y me decián, jamás nos había sucedido algo semejante, su manifestación emocional me convenció, creí en su sinceridad y nos retiramos, no fue posible impugnar la determinación del IEEH, hecho que puede ser consultado en los archivos del IEEH del año 2002.
Días más tarde, en la Ciudad de México, en una honorable Institución, me llamaron para presentarme a un distinguido hidalgense, al darle mi nombre, el presentado, mirándome con fijeza agregó mi segundo apellido, mencionando que era yo originario de Tlanchinol y mi fecha de nacimiento. Sorprendido pregunté la razón de conocer de mis datos personales y me dijo ’porque tú eres el legítimo presidente municipal de Tlanchinol’. Le pregunté quién era él, repodiéndome que el presidente del IEEH. Añadió que ’Injustamente te despojaron de tu triunfo por orden superior’, a lo que pregunté si la orden procedía del gobernador -a quien siempre reconocí como mi gran amigo- y me dijo que no, que él me tenía en alta estima.
La orden fue del presidente del PRI, quien pidió a los consejeros que te despojaran de tu triunfo, pero tres se negaron al despojo, argumentando que el triunfo era claro y correcto. El presidente del PRI se dirigió a ellos y preguntó la razón de su negativa, ya que la presencia en la sierra huasteca del Sr. Nahúm, pondría en riesgo a la región que era el único bastión seguro del partido para los triunfos estatales; la respuesta fue, que no querián enfrentarse con el comité estatal del PRD. El presidente del PRI se retiró de la sala por unos minutos, y regreso en compañía del profesor Luciano Cornejo, a quien frente a todos le preguntó, “Profesor Luciano ¿habrá algún problema con el PRD si despojamos a Nahúm Ortega de su triunfo en Tlanchinol?”. El Sr. Cornejo, levantando las manos y sacudiendo su melena afro, mencionó toscamente “a ese X?%ejo pueden despojarjo de su triunfo sin problema ninguno, nosotros en el PRD estatal no lo vamos a defender”.
Agregó mi interlocutor que “te pusieron a abogados conocidos y amigos tuyos, para que no tuvieras desconfianza y ellos se encargaron de llevarte a una instancia incorrecta para que tu objeción fuera rechazada”. Agregó que “si hubiera conocido quien eras, aunque me hubiera costado la vida, tu serías el actual presidente de Tlanchinol, Hidalgo”.
El año 2002 quedó atrás, pero las consecuencias siguen vigentes hasta la fecha. Llevamos 20 años de gobiernos abusivos del PRIAN en Tlanchinol, de los que han salido funcionarios inexplicablemente millonarios, y no ha sido posible echarlos fuera, porque resultaron expertos en el saqueo de la hacienda del municipio y con parte importante del botín compran voluntades en cada elección, las riquezas de los ex funcionarios son evidentes, si examinamos la pobreza con la que llegaron y hoy de la gran fortuna de la que gozan los ex presidentes municipales, es sorprendente.
En ésta última elección del 5 de junio, estuvimos en riesgo de perder la elección en Tlanchinol, la compra de votos en contra de nuestro candidato de morena y aliados, fue inmoderada: tinacos, material de construcción, cemento, varillas, bloks, despensas y dinero fueron repartidos, para fortuna con el trabajo de muchos héroes anónimos con quienes no debemos ser ingratos, y sobre todo con la consciencia ciudadana se impidió que la mayoría cayera en la trampa de la compra de su voluntad, qud desde luego no fue un trabajo sencillo.
Si nuestro excelente gobernador electo por gratitud determina que los señores Luciano Cornejo y Napoleón González formen parte de su gabinete, a estas personas con discresión les diré, que su presencia lastima al sentimiento de mi pueblo y que están en deuda con el municipio de Tlanchinol, al que penosamente traicionaron, no respetando la voluntad ciudadana en la elección municipal del año 2002 y que después de 20 años seguimos pagando en el municipio las consecuencias de este obsceno acto de impudicia social. Guardé silencio, tuve que ser discreto en tiempos delicados, no niego que al verlos en mi pueblo sentí contrariedad y deseos de encararlos, preferí esperar una oportunidad notable y el momento correcto para esclarecer a quienes debemos parte de nuestra desdicha en Tlanchinol, y quienes por sus actos pasados pusieron en riesgo el haber perdido en el municipio la elección del 5 de junio pasado, si no hubiera ocurrido esta triste historia en la que la izquierda fuimos despojados de un histórico triunfo, por quienes considerábamos que eran nuestros nobles compañeros, pero que en realidad servián en lo oscuro al viejo sistema en la dinastía Rojo, en lo personal espero que hayan superado ese ignominioso servicio, sin este traspié, hoy las condiciones de la sierra serían completamente distintas, no reconocerlo así, solo lo justificaría una supuesta inconsciencia, nada de lo referido es personal, quien resultó severamente agraviado fue el pueblo a quien no se le respeto su voluntad, pero dolorosamente he cargado por veinte años con la responsabilidad del acto infame del que todos los tlanchinolenses hemos sido víctimas por tanto tiempo.
La aclaración la realizo sin afanes rencorosos, sino porque estamos en los tiempos en los que las realidades deben ser aclaradas y enfrentadas Fui absolutamente respetuoso con los tiempos, para no causar daño alguno, en nuestro heróico proceso electoral del que con mucha honra y decoro resultamos triunfadores.