MENSAJES

Será tan difícil que el gobierno federal divulgue información veraz y confiable y no deje sueltas las versiones sobre sucesos que atañen a todos los habitantes del país.

Lo sucedido en Jalisco el pasado fin de semana es parte de la historia nueva del país, donde militares y cuerpos de seguridad se ven copados y abatidos por las poderosas armas de la delincuencia organizada.

Eso es sabido ampliamente como también lo es que los delincuentes se encuentran bien organizados y que cuentan con armas de alto poder, en ocasiones, hasta superiores a las de las fuerzas armadas y federales.

Lo que no se entiende es por qué el gobierno trata de minimizar lo sucedido y busca cambiar los conceptos de lo ocurrido con el helicóptero y la forma en que murieron 7 elementos de las fuerzas armadas.

En qué cambia que la aeronave haya sido derribada o solamente tocada por una poderosa arma de los criminales.

Con ello se muestra la vulnerabilidad de las fuerzas armadas y se muestra que su equipamiento no es el adecuado.

Tal vez sea la respuesta, pero qué resulta más importante que la percepción de los ciudadanos sea en función de que lo que ellos pretenden vender o qué los delincuentes se encuentren conscientes que su armamento es letal para salir airosos de encuentros con los cuerpos de seguridad gubernamentales.

No es la primera ocasión en que las versiones son contradictorias y los mensajes enviados desde las altas esferas gubernamentales tienden a crear mayor confusión.

Falta una directriz en esa materia, ya que si algo se encuentra en entredicho es la credibilidad hacia los mensajes gubernamentales.

Es cierto que el impacto es sumamente fuerte, al saber que los delincuentes cuentan con armas poderosas y que los grupos son tan numerosos que rebasan en número de integrantes a los cuerpos de seguridad especializados.

Con lo sucedido en Jalisco y antes en Michoacán, Tamaulipas, Chihuahua, Nuevo León y los demás estados en los que las fuerzas armadas entraron al combate a la delincuencia organizada es que la principal falla gubernamental es la inteligencia y la investigación.

Durante la detención de dos de los principales delincuentes, Joaquín Guzmán Loera y Servando Gómez, desde las esferas gubernamentales se envió el mensaje que los logros se alcanzaron mediante la investigación y los sistemas de inteligencia del Estado.

Sin embargo, en el caso de Guzmán Loera surgieron versiones de que la detención se había conseguido por el seguimiento realizado con la participación de las agencias estadounidenses.

Uno de los principales problemas que enfrenta la actual gestión gubernamental ha sido el cruce de información, dejando que circulen versiones de todo tipo sobre los acontecimientos ocurridos.

Hasta ahora no ha bastado con los discursos de los altos jefes militares para frenar la delincuencia, terminar con la ola de violencia o solventar el asunto de la inseguridad.

Por eso, las palabras de Salvador Cienfuegos, secretario de la Defensa Nacional, en ocasión del aniversario de la batalla del cinco de mayo, forman parte del glosario de mensajes enviados desde las esferas gubernamentales y que en nada impactan al crimen organizado.

Cienfuegos fue categórico al llamar a la unidad ciudadana y a la confianza en las instituciones, pues se seguirá combatiendo a la delincuencia con todo el peso de la ley.

Su llamado conlleva a no dejar que la delincuencia se mezcle con los ciudadanos honestos, por lo que convocó a denunciarlos a ellos y a los que los protegen.

Y como si fuese poco, el propio presidente Enrique Peña Nieto reforzó el llamado a la sociedad, ya que se requiere de su apoyo para no coludirse ni apoya a los criminales.

El país ha sido estigmatizado con los temas de la inseguridad y el narcotráfico, por lo que el gobierno debe garantizar condiciones de paz y tranquilidad, como tarea insustituible e irrenunciable.

Es cierto que para la ciudadanía es estimulante escuchar esas palabras, pero más lo sería que fuera reforzada por acciones tendientes a dar respuesta a las necesidades de seguridad de la población de todo el país y a la salvaguarda de la población.



CUAJIMALPA



Adrián Rubalcava es todo un personaje político, conocido más por actos fuera de gobierno que por su trayectoria en dicha actividad.

Hace tres años, renunció a su militancia perredistas para aceptar contender como candidato de la alianza partido Verde-PRI por la jefatura delegacional en Cuajimalpa.

Lo había intentado por el sol azteca, pero no lo hicieron candidato, por lo que desertó de ese partido.

Su perfil de Facebook contenía varias fotografías del político, posando con armas de fuego de alto calibre, por lo que fue evidenciado como un político propenso a la violencia.

Pronto desparecieron esas fotografías de su perfil y negó esa tendencia a la violencia.

Rubalcava mostró que la alianza había atinado con su candidatura, ya que representó el triunfo más sonado del PRI desde 1994.

En su gestión como jefe delegacional se le señaló en diversas ocasiones como patrocinador de un grupo de golpeadores conocido como “Los Claudios” que una y otra vez hacían su aparición para agredir a los adversarios del priista verde.

Las participaciones de este grupo fueron creciendo, hasta culminar en un hecho bochornoso sucedido en la noche de miércoles a jueves, cuando se enfrentaron físicamente con otro grupo de brigadistas perredistas.

El saldo fue de varios lesionados, incluido el propio Rubalcava, quien ahora es candidato a diputado local en el Distrito Federal y la gresca terminó con acusaciones de uno y otro grupo, sobre quién y cómo inició la agresión.



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