Texcoco, Edomex.- Para que México logre una transformación real, las universidades del país, y de acuerdo a su perfil, deben asumir su responsabilidad social para alcanzar el cambio que por décadas han demandado las comunidades, por lo que es necesario que los estudiantes salgan de las aulas a vincularse, estableció el profesor investigador del departamento de Sociología Rural, de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), doctor Bernardino Mata García, al participar en el Coloquio Internacional M68, Ciudadanías en Movimiento, realizado en La Casa del Lago.
Durante el conversatorio titulado ’Repercusiones sociales del M68 en la educación: vinculación de los estudiantes con la problemática rural’, Mata García destacó que a pesar de que diversos sectores sociales se han sumado y participado en los movimientos, no han tenido respuesta a sus demandas: ’En el caso de las zonas rurales, los campesinos siguen igual o más pobres, por lo que es necesario que los jóvenes se vinculen con ellos socialmente para dar desarrollo en sus comunidades y oportunidades de crecimiento económico y social’.
Recordó que una de las consecuencias del Movimiento del 68 fue la formación de proyectos universitarios, acordes a los movimientos estudiantiles de otros países como Francia, Alemania, Estados Unidos, entre otros, donde se luchaba por una educación vinculada a los problemas sociales: ’En México se desarrollan las propuestas de Universidad del Pueblo, Universidad Crítica, Universidad del Campo, la cual representa Chapingo, del Compromiso Social, entre otras más que no fueron aceptadas por las universidades y los gobiernos federales, proyectos cancelados, que sin duda le hacen falta a México’.
Aseguró que la lucha de los entonces estudiantes de la Escuela Nacional de Agricultura (ENA), hoy Universidad Autónoma Chapingo, durante el Movimiento del 68, distribuyó las semillas para que se estableciera ese vínculo de la institución con la problemática rural, a través del Servicio Universitario, como una de las funciones sustantivas de la institución.
Subrayó que un grupo de profesores de la UACh trabajan en otros programas y proyectos que permitan establecer ese vínculo directo con las comunidades: ’Hemos creado El Programa Estratégico Institucional de Escuelas Campesinas, como una herencia de los ideales del M68 en beneficio de los campesinos pobres y olvidados por el gobierno federal y de las entidades de Veracruz, Puebla, Morelos, Hidalgo y de la zona oriente del Estado de México, en donde se trabaja desde hace 18 con este proyecto’.
Por su parte, el maestro en ciencias Sinecio López Méndez, profesor investigador de Sociología Rural, y participante del conversatorio, consideró que el M68 repercutió en los movimientos campesinos que se registraban en esa época, en donde los caciques dominaban y la política era aplastante en las decisiones económicas: ’Esto afectaba a la agricultura del norte del país, sin embargo, los movimientos fueron ganando espacios entre la sociedad, que apoyó a los estudiantes de esas épocas’.
Reconoció que el compañerismo generado entre los jóvenes de las diferentes escuelas permitió una mejor organización y difusión de las demandas que se tenían, bajo panoramas diferentes, que no impedía una buena relación entre ellos: ’Convivencia que difícilmente se puede repetir porque hoy se anteponen los intereses personales, destaca más el individualismo’.
López Méndez aseguró que quienes participaron en los movimientos del M68 y los que surgieron en años posteriores, como el movimiento agrario, cimentaron las bases para establecer la igualdad entre hombres y mujeres; y en el caso particular de la UACh, acabar con el sistema militarizado predominante en la institución, además de permitir la entrada de mujeres para que estudiaran alguna de las carreras que se imparten en Chapingo.
