Contexto Político
Por Efraín Flores Iglesias
En una de sus canciones, Alberto Aguilera Valadez, mejor conocido como ’Juan Gabriel’, señala que Dios perdona, pero el tiempo a ninguno. Y fue lo que les ocurrió a los integrantes de la LXII Legislatura, quienes horas antes de concluir el periodo para el que fueron electos y presionados por la opinión pública quisieron desahogar varios asuntos importantes, pero el tiempo se los impidió. O, mejor dicho, se les acabó.
Antes de las 12 de la noche del martes, la Mesa Directiva estaba obligada a clausurar el segundo periodo de sesiones extraordinarias correspondiente al segundo periodo de receso del Tercer Año de Ejercicio Constitucional de la Sexagésima Segunda Legislatura al Honorable Congreso del Estado de Guerrero.
Lo único que aprobaron antes de irse fue el regreso de Adela Román Ocampo como magistrada del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), la creación de cuatro nuevos municipios (Las Vigas, San Nicolás, Ñuu Savi y Santa Cruz del Rincón) y la adición y reformas de algunas leyes estatales.
Y, a pesar de que en el Orden del Día tenían contemplado nombrar a los titulares de la Auditoría Superior del Estado (ASE) y de los órganos de control interno del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), de la Fiscalía General del Estado (FGE), del Tribunal de Justicia Administrativa (TJA) y del Instituto de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de Guerrero (ITAIGro), lo cierto es que la mayoría de los diputados de Morena pidieron a la Mesa Directiva ya no continuar con los últimos temas porque ’el tiempo era insuficiente’.
Tiempo tuvieron y de sobra durante varias semanas.
Desde luego que no todos los diputados de la Legislatura saliente tuvieron la culpa de eso. El principal responsable fue Alfredo Sánchez Esquivel, el indígena pirata y que durante ocho meses coordinó a la bancada morenista y presidió la Junta de Coordinación Política (Jucopo), quien con su actitud arrogante fue incapaz de llegar a acuerdos con los coordinadores del PRI y del PRD, así como con los representantes del PVEM, del PT y del PAN.
De acuerdo a fuentes del Congreso, Sánchez Esquivel aprobó una terna de manera unilateral para la ASE, con el único objetivo de beneficiar a uno de los aspirantes para ocupar dicho cargo. Me refiero a Héctor Gervacio Jiménez, actual encargado de despacho de la Contraloría Interna de la Secretaría de Salud estatal y que enfrenta una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR).
No todos los diputados salientes de Morena estuvieron de acuerdo en que se designara a Héctor Gervacio como titular de la ASE, ya que representa los intereses del titular del Poder Ejecutivo estatal y no a la Cuarta Transformación.
Le corresponderá a la LXIII Legislatura designar al nuevo titular de la ASE.
Veremos si son capaces de revisar bien los perfiles de los 30 aspirantes y no designar como auditor a un personaje que incumple con los requisitos que establece la convocatoria, ni mucho menos que enfrente serias denuncias ante la FGR y que tenga el sello de Palacio.
Asimismo, los diputados locales de Morena están obligados moral y políticamente en elegir como coordinador parlamentario a una persona que sepa dialogar y llegar a acuerdos con los diputados opositores.
Sánchez Esquivel ya demostró que es un pésimo coordinador y mal operador político. Y se entiende: se rodea de pésimos asesores y colaboradores.
Si logra ser ratificado como coordinador parlamentario, los diputados morenistas de la LXIII Legislatura estarían mandando una mala señal al pueblo de Guerrero, porque se trata de mejorar lo que se ha hecho mal y no seguir cometiendo los mismos errores.
Insisto, les corresponde a ellos designar como coordinador a una persona que sepa dialogar y sacar en poco tiempo los temas que quedaron pendientes en la anterior Legislatura.
El PRI y del PRD eligieron antes del 1 de septiembre –y sin problema– a sus respectivos coordinadores parlamentarios, quienes han manifestado su mejor disposición de dialogar y actuar responsablemente como oposición en el Congreso local.
En la LXIII Legislatura Morena tiene legisladores con mucha experiencia legislativa, partidista y administrativa, que pudieran realizar un buen en la Coordinación de la Fracción y en la Jucopo, como, por ejemplo, Beatriz Mojica Morga y José Efrén López Cortés, mejor conocido como ’Chegüeño’.
Aunque también se menciona el nombre de Jacinto González Varona, quien es respaldado por los diputados que pertenecen al grupo político de César Núñez Ramos, ex colaborador del presidente Andrés Manuel López Obrador y ex dirigente estatal de Morena que falleció el año pasado.
A ver quién se dedica a pastorear a las ovejas durante el tiempo que dure la Sexagésima Tercer Legislatura. No será una tarea fácil, pero tampoco imposible.
Y ojalá no se les vaya el tiempo como a sus colegas de la 62 Legislatura, porque Dios podrá perdonarlos, pero el pueblo y el tiempo no.
ENTRE OTRAS COSAS… Durante la instalación de la LXIII Legislatura fue evidente la ausencia de los priistas Ricardo Astudillo Calvo y Rafael Navarrete Quezada, quienes se encuentran en la última fase de recuperación de Covid-19. Por lo que rendirán protesta de ley como diputados locales cuando ya estén mejor de salud.
Astudillo Calvo y Navarrete Quezada fueron de los pocos priistas que ganaron en los distritos locales en donde les tocó competir el pasado 6 de junio. La marca Morena les hizo lo que el viento a Juárez.
Sería bueno que le pasarán la fórmula o la estrategia electoral ganadora a sus compañeros de partido que piensan competir en las elecciones de 2024.
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