Tenía 102 años de edad
De la Redacción
Con profunda pena me entero del fallecimiento del Maestro Salvador Borrego Escalante.
Para él sólo tengo gratitud y admiración.
Fue un ser humano íntegro. A él se debe la sistematización del Periodismo Trascendente. Él lo fundó.
Su labor como historiador fue impecable. No hubo nada que no probara. A él, le debo mi metodología de investigación.
Mexicano, militar, periodista, filósofo, historiador, novelista, formó a decenas de generaciones.
Sus obras cumbre, Derrota Mundial y América Peligra, fijaron los puntos de referencia indispensables para entender la realidad de México y el mundo.
El Maestro Borrego siempre fue perseguido, pero nunca doblegado.
En todas sus obras, invariablemente, hizo patente su amor por Cristo y por su Iglesia. No hubo ocasión en que dejara de enseñar que la tribulación terminará con la Parusía de Nuestro Señor.
En cuanto a México, su exhorto siempre fue el mismo: "Hay que pensar en grande: en nuestros niños y jóvenes; en su futuro".
Hoy, el Maestro Salvador Borrego Escalante, con la generosidad de los verdaderamente grandes, se nos ha adelantado, para marcarnos el camino, de otra manera, y evitarnos confusiones.
Duele que no esté más, aquí, entre nosotros, aunque viva en sus obras; consuela, sin embargo, saber que está al lado de Nuestro Señor Jesucristo y muy cerca de la Santísima Virgen María.
El Maestro Borrego cumplió. Nada dejó pendiente. Ojalá y que nosotros podamos entregar las mismas cuentas cuando el Creador nos mande llamar.
Al mexicano más grande, le refrendo lo único que puedo darle: mi amor.