Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
¿Qué medidas pondrá en marcha el gobierno mexicano, ante las decisiones adoptadas apenas por el de Estados Unidos, en contra del narcotráfico que campea en muchos países latinoamericanos, pero que en México tiene una expresión prácticamente abierta, ya que actúa, a la vista de las mismas autoridades? Algunos capos, inclusive, se exhiben en fotografías en actos públicos, con políticos de diferentes entidades.
El Presidente de la Unión Americana, Joe Biden, firmó anteayer decretos que se refieren a la lucha contra las organizaciones criminales y redes del narcotráfico de Colombia, Brasil y México. Inclusive ofreció cinco millones de dólares por información que lleve a la captura de los hijos del Chapo.
¿Qué ocurrirá ahora? ¿Los esconderán para evitar que alguien aporte información que conduzca a su captura? Si en una ocasión ya fue detenido uno y el mismo Presidente de México ordenó su liberación, de acuerdo con su misma declaración, cabe preguntar qué medidas tomará ahora para impedir que alguien se lleve esos cinco millones de dólares, que transformados en pesos mexicanos arroja una cifra superior a los 100 millones, demasiado tentadores.
Se desprende que la exigencia de Estados Unidos en contra de los cárteles mexicanos se tornará más dura. Se intuye que la absurda política de abrazos tendrá forzosamente que ser hecha a un lado y que cualquier desobediencia a acatar sus disposiciones podrían derivar en acciones contundentes en contra de nuestro gobierno, consentidor de esas hordas de delincuentes que operan a sus anchas y bajo la complacencia de nuestras autoridades.
En otras ocasiones, el gobierno vecino ha actuado demasiado drásticamente, cuando hace sugerencias a otros gobiernos. Verbigracia, al de Antonio Noriega, presidente de Panamá que fue secuestrado, llevado a Estados Unidos y encerrado en una cárcel durante el resto de su vida, condenado a 20 años de prisión y muerto a los 83 años de edad.
Lo hizo con Sadam Husseim, a quien capturaron para luego ordenar su muerte por ahorcamiento. Lo hizo con sus hijos, a quienes condenó a morir en un ataque a 400 kilómetros de Bagdad, la capital de Irak, que gobernó el padre con despotismo y con toda clase de abusos que conllevaban la pena de muerte de quienes eran considerados sus enemigos, políticos y de cualquier clase.
Lo hizo con Muamar el Gadafi, dictador de Libia que adoptó un comportamiento rebelde ante el gobierno de la Unión Americana y acabó con una persecución implacable, hasta ser capturado y asesinado. Se dijo en ese momento que murió en situación extraña, aunque la suspicacia humana acabó por deducir que fueron las fuerzas norteamericanas las que lo aniquilaron.
Lo anterior quiere decir que el gobierno de ’nuestros buenos vecinos’ no se toca el corazón y dispone de los elementos sobradamente necesarios para actuar como desea; de las fuerzas militares y de cuerpos de inteligencia, así como de los adelantos tecnológicos, cuando de poner en su lugar a alguien se trata.
De acuerdo con un comunicado de prensa del Departamento de Estado, se busca imponer fuertes sanciones a las personas involucradas en el tráfico ilícito de drogas a nivel mundial.
’Hoy, estamos dando pasos importantes para mejorar nuestros esfuerzos para interrumpir y disuadir la actividad criminal transnacional a nivel mundial’, aseguró.
Su red informativa es capaz de detectar los movimientos de cualquier persona normal, que no esté involucrada en el mundo criminal, Con mayor razón, de quienes lo están.
Todo depende del método de persecución y captura que elija, para dar con el paradero de quienes desea perseguir y detener.
Tal vez no lo sepamos, pero seguramente impondrá a México el abandono de esa ridícula disposición de dar abrazos a los maleantes y de coadyuvar intensamente en la búsqueda de los criminales que hoy están adueñados del territorio mexicano. Ni modo. Parece que se acabó la complacencia.
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