Nueva refinería ’mexicana’

Según el presidente Andrés Manuel López Obrador, con la compra del 50% de las acciones de la refinería Deer Park, localizada en Houston, Texas, ahora Petróleos Mexicanos tendrá la capacidad para procesar 340 mil barriles de crudo pesado y ligero adicionales por día, para una producción extra de 110 mil barriles de gasolina, 90 mil barriles de diésel y 25 mil barriles de turbosina, entre otros productos.
De acuerdo el mandatario, la adquisición de ese 50% de acciones fue gracias a los ahorros del gobierno y el combate a la corrupción, para pagar a la empresa Shell cerca de 12 mil millones de pesos y pasar a ser dueños totales de la refinería en la cual la asociación entre Shell y Pemex data desde 1993.
Esta refinería, actualmente una de las más grandes de Estados Unidos, opera desde 1929, ocupa más de 930 hectáreas, se ubica en uno de los 25 puertos más grandes de ese país y procesa crudo para México, Canadá, Estados Unidos, África y Sudamérica y opera al 80% de su capacidad. De acuerdo con López Obrador, con esta adquisición a partir de 2023 nuestro país podrá ser autosuficiente en materia de producción de combustibles.
Por su parte Shell precisó que los 596 millones de dólares que pagará Pemex serán cubiertos en efectivo y con deuda y reveló que no tenía interés en vender, pero tras la oferta no solicitada de Pemex, se acordó la transacción.
Desde el inicio de la sociedad, la refinería ha sido operada y administrada por Shell y sus utilidades se han repartido entre los socios, reinvertido o destinadas al pago de deuda, aunque hay un dato relevante: en el último reporte a la Comisión de Valores de Estados Unidos, Pemex reportó pérdidas superiores a los cuatro mil millones de pesos, nada menos.
Con estos antecedentes, se establece que la compra de la refinería no es una buena idea, por varias razones, como justificar la razón para construir la de Dos Bocas, en Tabasco, cuando la tendencia es cambiar los combustibles fósiles por energías limpias; que la extracción de petróleo, además de onerosa, sigue a la baja y que esa refinería opera con pérdidas.
López Obrador mantiene su obsesión por la explotación y refinación del petróleo, negocio que floreció allá por la década de los años 70 del siglo pasado, pero sin garantía de que en estos momentos resulte positivo, ni de que con la presunta modernización de las seis refinerías que operan en el país, más la de Dos Bocas y ahora la de Deek Park, se tengan gasolinas baratas y de buena calidad para el consumidor mexicano ni en corto ni largo plazo.