Postigo
José García Sánchez
Aurelio Nuño desconoce totalmente su responsabilidad al frente de la SEP o simplemente es un ejecutor incondicional de las órdenes superiores para que realice labores de capataz con los profesores.
La prioridad de Nuño no es la educación sino la depuración de la nómina magisterial y si para lograrlo es necesario recurrir a la represión, no le importa al hombrecillo amenazar con la fuerza pública.
La represión se ha convertido en este sexenio en una herramienta de persuasión cotidiana, y de tanto usarse se le considera permitida desde las más altas tribunas del país.
La represión, en cualquiera de sus expresiones, es un delito, que merece castigo severo y ejemplar, aunque provenga del gobierno. El hecho de que sea una práctica común de la autoridad no le resta criminalidad a la medida; sin embargo, el simple hecho de que sea el secretario de Educación Pública quien diga: ’El Gobierno de la República recurriría nuevamente al uso de la fuerza pública para ’garantizar’ la aplicación de la evaluación extraordinaria de desempeño en Guerrero, que entre el 8 y 9 de abril’, nos habla de un secretario policial y de un régimen autoritario, muy alejado de la práctica democrática.
Pedro no fue necesario que surgiera alguna expresión de inconformidad, desde horas antes de la aplicación del examen impuesto a los profesores ya había sido tomado el Bulevar de las Naciones, en Acapulco, por la Policía federal para hacerse del control de la zona donde se hará la evaluación.
’Habrá presencia de la Policía Federal y de la policía local en Guerrero, para poder garantizar el derecho que tienen los maestros a poderse evaluar. ’Esperamos que sea una jornada tranquila, pero sin duda estaremos preparados para cualquier eventualidad. Ustedes conocen el proceso que se vivió entre noviembre y diciembre, en donde en estos mismos estados también se garantizó con la fuerza pública el derecho que tienen los maestros a la evaluación, y se hará de igual manera en esta ocasión’, dijo Aurelio Nuño.
El papel de ser pensante que debe caracterizar a todo secretario de Educación, quedó atrás con la llega del ex jefe de la oficina de la Presidencia de la República a ese cargo, quien contundente advirtió: ’Tomaremos todas las medidas que sean necesarias para garantizar el derecho y la obligación que tienen los maestros a evaluarse’, Como puede leerse, a través de sus propias palabras para Nuño los derechos y los deberes son lo mismo. No son parte de un equilibrio de fuerzas sino una manera de acatar los ordenamientos que las autoridades les imponen a sus educadores, que merecen mayor respeto de la autoridad desde hace mucho tiempo.
La poca validez que pudiera contener la evaluación magisterial se tira a la basura luego de la grave advertencia del chamaco Nuño.
La educación de calidad que aseguran alcanzar luego delas evaluaciones estará manchada de sangre y una inconformidad creciente. Si esa es la educación que quiere el gobierno para los mexicanos a través del terror seguramente la obediencia que quieren lograr se les revertirá en rebeldía y descontento sociales.
Un secretario de Educación que amenaza a los profesores, por las razones que fuere, no merece siquiera el respeto de la población ni la consideración de un discurso basado en la fuerza policiaca como argumento para legitimar una reforma estructural.
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