Oaxaca, debate 2016

Los siete aspirantes a la gubernatura de Oaxaca, lamentablemente, en el debate del pasado 29 de abril, demostraron un profundo desconocimiento la realidad del estado, de México y del mundo y, en consecuencia, cualesquiera que gane no se vislumbra un futuro promisorio para la entidad, como no lo ha sido a lo largo de la historia en que medio centenar de proyectos de desarrollo han quedado en el olvido porque para su ejecución se requiere de talento, inversión y decisión.
Cuando menos en el istmo de Tehuantepec -la alternativa del canal de Panamá para la comunicación entre el Atlántico y el Pacífico- desde Benito Juárez y Porfirio Díaz los planes de desarrollo, con la participación de Estados Unidos, no se han podido realizar; hasta el mismo ex Presidente Echeverría no pudo ejecutar un plan de gran envergadura por los mismos problemas que prevalecen ahora.
Los candidatos al gobierno de Oaxaca, prometen, que ahora sí, ellos resolverían los problemas que el mismo Plan de Desarrollo elaborado por la ONU hace 4 décadas los planteó como viables para salir del atraso y la miseria, pero tampoco se ha podido realizar. Es evidente que no se puede adoptar una actitud conformista y decir que no se puedo; pero cuando menos se debe conocer al estado y saber, por ejemplo, que es imposible la exportación masiva de artesanías.
Oaxaca se caracteriza precisamente por eso: sus productos son artesanales, no industriales; un artesano elabora un producto de 8 a 15 días, y las empresas comercializadoras requiere, para el abasto nacional e internacional, de cuando menos 20,000 productos a consignación y el pago dentro de 15 días más, para su venta, además de requisitos fiscales que cumplir y de normas internacionales que los nuestros no pueden satisfacer.
Los aspirantes al gobierno de Oaxaca, deben ofrecer soluciones de acuerdo a la realidad y no vender ilusiones que, como ha ocurrido siempre, no es posible cumplir.
El candidato del PRI-PANAL-PVEM, Alejandro Murat Hinojosa, gusta hacer comparaciones económicas del desarrollo de estados como Nuevo León, por ejemplo, con Oaxaca; en agricultura pone de ejemplo a Guanajuato y Sinaloa; en Turismo a Acapulco y Quintana Roo, o Cuernavaca, Morelos, entidades que, efectivamente, tienen un gran desarrollo industrial y turístico, pero no tienen la situación orográfica compleja y dispersa que Oaxaca. Quintana Roo no es Oaxaca, aun cuando el estado que aspira a gobernador tiene mayores atractivos turísticos y gastronómicos.
Benjamín Robles Montoya, del PT, repite insistentemente que, ’impulsa’ una revolución con la gente. Las revoluciones son movimientos sociales donde necesariamente participa la gente, con necesidades de satisfacer necesidades urgentes y necesidad de un cambio; y puede ser también una revolución tecnológica o de diseño, pero con la participación de los expertos en la materia, pero no se puede decir que habrá una revolución de animales; necesariamente en las revoluciones participa el pueblo.
Respecto a los otros candidatos, el de MORENA, Salomón Jara, considera que por hablar zapoteco ya es un auténtico oaxaqueño, cuando en el estado es multiétnico cultural, igual que Pepe Toño, que por ser tehuano dice lo mismo, cuando que hay oaxaqueños de siete regiones más sin que presuman de ser; es decir, Oaxaca es complejo, diverso y pluricultural. Una agreste orografía que impide tanto el desarrollo agrícola como industrial; la alternativa es la pesca o el turismo, las energías limpias y los atractivos turísticos con la participación de la gente, sin que los candidatos se presenten como magos para decir: yo sí resolverá la pobreza del estado. Hasta hoy, nadie lo ha podido lograr y dudamos que algunos de los siete –que no se hacen uno- lo pueda hacer.
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