Opinión

Otro hombre del norte en los odios del gigolo-cobarde-sinarquista-nazi

Otro hombre del norte en los odios del gigolo-cobarde-sinarquista-nazi
Periodismo
Julio 09, 2021 21:51 hrs.
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Rodolfo Villarreal Ríos › guerrerohabla.com

En varias ocasiones nos hemos ocupado en este espacio de cómo, a lo largo de su vida, José Vasconcelos mostró su desprecio hacia los hombres del norte del país a quienes los calificaba de incultos y salvajes capaces únicamente de comer carne asada. Estuvo al servicio de tres de los grandes líderes de la Revolución Mexicana, Francisco Ygnacio Madero González, Venustiano Carranza Garza y Álvaro Obregón Salido siempre en espera de sacarles raja y que lo convirtieran en presidente de la república. A ellos, agregaba al estadista Plutarco Elías Calles Campuzano. Desde la perspectiva de Vasconcelos, ninguno de los cuatro podía comparársele intelectualmente y por lo tanto tenía mayores merecimientos para ocupar el cargo. Vaya miopía, los integrantes de aquel cuarteto lo superaban ampliamente en asuntos del intelecto al grado de que lo tenían bien medido y poseían algo carente en el ciudadano oaxaqueño, redaños de sobra. Pero en las fobias de Vasconcelos hacia los hombres del norte aun quedaba espacio para otro más, y este lo llenaría con el originario de Tamaulipas, el presidente Emilio Portes Gil (1928-1930). Respecto a esto, nos permitiremos comentar en esta ocasión.
Este escribidor, quien no pierde oportunidad de adentrarse en cuanta librería de viejo encuentra en su camino, se topó en una de ellas con un texto que trata el tema poco resaltado. Bajo el título de ’Polémicas,’ el presidente Portes Gil escribió un volumen que no es tan viejo, tiene apenas 46 años de haberse publicado, en el cual relata sus controversias con personajes diversos, uno de ellos quien ya para entonces, 1975, tenía asociado a su nombre lo de gigolo-cobarde-sinarquista-nazi. Al iniciar el capitulo respectivo, Portes Gil indica que Vasconcelos, en los libros que escribió tras de su candidatura fallida de 1929, lo ataca con frenesí singular.
Empieza por relatar como, en 1924, tras de que Vasconcelos fue derrotado en las elecciones para gobernador de Oaxaca, salió huyendo para los EUA. Nosotros nos preguntamos, ¿Sería que esa costumbre le venía desde que se escondía debajo de un pupitre en la escuela de Eagle Pass, Texas en donde cursó la primaria? Pero en el escape de adulto, lo afirma Portes Gil, ’se ha atribuido el papel de víctima…no pertenece al grupo de mexicanos que se encuentran expatriados por haber llevado actos delictuosos…’ Los motivos reales detrás de aquello eran otros. ’Su espíritu enfermo de megalomanía, se había amargado porque nadie en México lo tomaba en serio; muy a pesar de que él se consideraba como el único mexicano con capacidad para gobernar al país.’ En 1929, cuando Portes Gil ocupaba la presidencia, escribía que ’el señor licenciado Vasconcelos puede venir cuando lo desee, en la inteligencia de que, en la labor política que pretende desarrollar, tendrá todas las garantías que las leyes conceden a cualquier mexicano.’ En ese contexto, retornó y pudo emprender su campaña política.
Regresó vía Nogales, Sonora en donde dio sus primeras conferencias políticas por las cuales cobró, era necesario recaudar fondos. Aun no empezaban a fluir los caudales de su enamorada, María Antonieta Rivas Mercado Castellanos, a quien terminaría por dejar en la ruina, el abandono y una sola alternativa, el suicidio con un revolver propiedad de adivine usted quien. Respecto a esto último hay que leer a ese gran historiador que fue Alfonso Taracena Quevedo. Retomando la argumentación de Portes Gil, este apuntaba que ’durante su campaña a través del territorio nacional, Vasconcelos reveló su total desconocimiento del medio político en que actuaba. Sus discursos se caracterizaron siempre por una absoluta ignorancia de los problemas nacionales nada que interesara a los trabajadores, nada que interesara a los campesinos, nada que significase al hombre de Estado, ni siquiera al político de visión amplia.’ El tamaulipeco indicaba que, durante esa campaña,’ es verdad que algunos sectores populares se movieron en su favor. Es cierto que tuvo publico numeroso, que lo aclamó en algunos Estados; pero es mentira que el pueblo, la masa campesina… se interesara por este hombre amargado…’ Vayamos ahora revisar a la forma en que Vasconcelos completó la quinteta de los hombres del norte a quienes denostaba.
Una vez que fracasó en su intentona presidencial, ’Vasconcelos escribió una serie de libros, en los cuales vació todo su despecho sobre los hombres que [actuaban] en la política de México durante aquellos años…’ En ese contexto, Portes Gil afirmaba ser uno de los recipiendarios principales de los ataques, haciéndolo ’aparecer como el causante de su penoso fracaso. Para justificarse ante sus partidarios, de su vacilante y medrosa actitud de aquellos días, recurrió a tal numero de falsedades que parecía increíble que…afirmara con el desplante inaudito con que lo hizo, cosas que sabía -el más que nadie- que eran absolutamente inexactas.’ Y para demostrar cuan ficticias eran las acusaciones, quien diera termino a la reyerta inútil, también conocida como la cristiada, procedió a enumerar las declaraciones que el oaxaqueño emitiera durante su campaña electoral.
Portes Gil menciona que tras de que Vasconcelos recorriera Sonora, Sinaloa y Nayarit sin que nadie lo molestara, llegó a Jalisco y ahí un grupo, enviado por el gobernador Margarito Ramírez Miranda, lo recibió a gritos y cometió atropellos con los partidarios del candidato oposicionista. Ante eso, el presidente ordenó que la Jefatura de Operaciones Militares… instrumentara las medidas necesarias para que las fuerzas federales escoltaran a el y a sus partidarios, para que celebrasen cuantos actos o reuniones desearen.’ Asimismo, declaró: ’por lo que toca a los cargos formulados en contra de las autoridades locales de Jalisco …espero que las mismas…los desautorizarán, separando a los empleados que hicieron mal uso de su investidura oficial y castigarán con eficacia, conforma a la ley, a los que se convirtieron en delincuentes, al golpear a ciudadanos que no hacían sino ejercitar derechos cívicos inviolables.’ Eso apareció el 29 de enero de 1929 en El Universal, Excelsior y La Prensa. Al día siguiente, ’Vasconcelos declaró a la prensa: Altamente complacido leí las declaraciones del señor presidente Portes Gil, relativas a los sucesos de Guadalajara y me satisface como mexicano ver que el gobierno no teme reconocer la verdad y hacer esfuerzos para mejorar la situación que ha avenido atravesando la patria. Puede estar seguro el gobierno que no tendrá partidarios más leales que nosotros en esta tarea de que en México impere la moralidad y justicia, sin la cual no es posible la vida civilizada.’ En un sentido similar fueron las declaraciones que emitiera el presidente del Partido Nacional Antirreeleccionista, Vito Alessio Robles, solamente así aceptaba Vasconcelos a los hombres del norte, en calidad de subordinados y que lo vieran de abajo hacia arriba, nunca a la altura de los ojos.
Posteriormente, en Morelia, Vasconcelos descalificó la revuelta escobarista sobre la cual mencionaba ’que no se merece ninguna simpatía, ni ofrece a mi juicio ninguna esperanza, un movimiento meramente militar cuya mira es destruir un poder creado por los mismos que hoy combaten. Ante la amenaza de ver aparecer directorios militares o caudillajes sombríos, debemos acallar rencores para atender el presente y resolvernos a apoyar al gobierno civil que preside el licenciado Portes Gil… vemos en la continuación del gobierno del licenciado Portes Gil la mejor posibilidad de que se lleve adelante la campana democrática que, según parece han querido interrumpir aquellos que no se sienten seguros del triunfo con el voto.’ Esto lo publicaban, el 8 de marzo de 1929, los tres diarios referidos arriba. Posteriormente, Vasconcelos habría de agradecerle a Portes Gil su apoyo para que le prestaran el Teatro Hidalgo en la ciudad de México en donde realizaría la convención el Partido Nacional Antirreeleccionista. En Guanajuato reconocería ’…que el gobernador [Agustín] Arroyo Ch. parece seguir la política del presidente Portes. Gil de dar garantías a los diversos partidos contendientes.’ El 8 de agosto de 1929, desde Torreón, Vasconcelos le escribía Portes Gil quejándose de que sesenta de sus partidarios habían sido apresados, que, ante la situación, el pueblo se había presentado para ’defenderme del asalto efectuado contra mi en el hotel y aclamó al ejercito y a usted. El domingo a mi llegada, que estuvo acuartelada la policía, el orden fue perfecto, pero las aprehensiones se deben al deseo de amedrentar a la opinión, pues no parece, sino que, para preparar la llegada tranquila de [Manuel] Pérez Treviño a esta cuyo viaje se anuncia, es necesario meter al pueblo en cárceles.’ Una vez más, presente el odio hacia los hombres del norte presente, el más ilustre coahuilense del México postrevolucionario no era ningún matasiete que requiriera de esbirros para presentarse en ningún lugar. Pero Vasconcelos no soportaba a ningún hombre del norte que lo superara intelectualmente y procedía a denostarlo. Vayamos a otros eventos de 1929.
Cuando se suscitaron los hechos sangrientos en el Jardín de San Fernando en la Ciudad de México, en donde muriera German del Campo y otra persona, además de múltiples heridos, Portes Gil no dejó mencionar que los responsables eran miembros del Centro Director Ortiz-Rubista y que estaba mezclado un diputado al Congreso de la Unión, lo cual no impidió hacer las consignaciones respectivas ante las autoridades competentes. Tras de ello, el candidato oposicionista continuo su recorrido por Querétaro, Chihuahua y Coahuila sin mayores problemas. Respecto a esta ultima entidad, para aquellos que allá por el pueblo se deshacen en elogios y se derriten al mencionar que lo quería con gran afecto, hemos de apuntar que en Piedras Negras apenas permaneció un par de horas y se fue a pernoctar a Ciudad Acuña. Así continuo la campaña con altercados y enfrentamientos en otros lados hasta que, a principios de noviembre, Vasconcelos empezó a tomar camino. Se trasladó a Mazatlán para, dijo, esperar ahí los resultados de la elección. Mientras tanto, le solicitó al presidente que le pusiera una escolta para cuidarlo. La petición fue atendida. Sin embargo, fiel a su costumbre, tiempo después en ’El Proconsulado’ renegaba de aquel grupo quien lo cuido con celo sin igual. Al respecto, Portes Gil apunta que, si como decía el oaxaqueño, el pueblo tanto lo amaba, no hubiera requerido guardia personal alguna. Asimismo, señala que Madero, Carranza y Obregón jamás pidieron escolta alguna para recorrer el territorio nacional. Don Emilio, seguramente, olvidaba lo que líneas arriba mencionábamos, ellos poseían redaños para dar y repartir. Cuando los resultados electorales se dieron y Vasconcelos resultó derrotado, a este le entraron las prisas.
Lanzó, el 1 de diciembre de 1929, el llamado Plan de Guaymas y emprendió la huida hacia los EUA, ¿Habrá ido en busca, nuevamente, de aquel pupitre debajo del cual se escondía en Eagle Pass? Para mostrar hasta donde llegaba su ’valentía’ nunca está de mas citar el último párrafo de dicho Plan: ’El presidente electo se dirige ahora al extranjero, pero volverá al país a hacerse cargo nuevamente del mandato tan pronto como haya un grupo de hombres libres armados, que estén en condiciones de hacerse respetar…’ Pero eso no era todo, una vez en Arizona, declaró que ’se iba de México para librar a sus partidarios de cualquier dificultad y dejarlos en plena libertad de adoptar la política que mejor les pareciese y que lo que mas deseaba era el progreso de México.’ Vaya ídolo, embarcó a los jóvenes y a la hora de la verdad corrió dejándolos al garete y aun hay quien idealiza a tal fulano. Pero ahí no paraba todo.
En 1939, en ’El Proconsulado,’ acusó a los políticos mexicanos de haber sido unos serviles de quien, para nosotros, ha sido el mejor embajador que nos han enviado los EUA, Dwight Whitney Morrow. Al respecto, Portes Gil mencionada que este diplomático fue siempre respetuoso del gobierno y sus actos. Nunca se inmiscuyó en la sucesión presidencial de 1929. Respecto a la otra acusación que hacia de que Morrow fue factor para proveer de armas al gobierno, el tamaulipeco deja claro que nada tuvo que ver y la compra de pertrechos de guerra para sofocar la revuelta escobarista se realizó directamente con los fabricantes de armas estadounidense a quienes se les pagó millón y medio de dólares al contado. Mientras contaba esas historias, Vasconcelos olvidó algunos detalles de su actuación.
El 2 de noviembre de 1929, El Universal daba cuenta de que Vasconcelos tenia acreditado un represente en Washington, Evaristo Paredes, quien llamaba a las puertas de la Casa Blanca para ser recibido. Asimismo, acusó a Morrow de haber intervenido para terminar con la reyerta inútil, eso es bien sabido. Para concluir aquella aberración hubieron de darse la participación de tres instancias, el gobierno de México, el de EUA y el del Estado Vaticano. Lo que el rebeldito olvidó de apuntar fue que en un par de ocasiones fue a entrevistarse con Morrow. Una en la casa del consejero de la embajada y la otra en la sede de esta. Pero antes de comentar sobre estas, Portes Gil evoca un articulo aparecido, el 4 de octubre de 1939, en Excelsior bajo la firma del doctor Luis Lara Pardo quien describía como Vasconcelos se pasó gran parte de su carrera política en Washington a las puertas del departamento de estado, esperando ser recibido para solicitar apoyo como aspirante a la presidencia de México. Dado que, ni el secretario de estado, ni mucho menos el presidente estadounidense lo recibieron, terminó aliado con un coyote, el capitán Sherburne Gillette Hopkins, un explotador profesional de las revoluciones hispanoamericanas y con el magnate petrolero y ferrocarrilero, Henry Clay Pierce. Respecto a su odio hacia Morrow, este se engendró cuando el diplomático se negó a ofrecerle apoyo alguno a su candidatura. De ahí se derivan las diatribas que el oaxaqueño escribió respecto a él. Así, se vendía Vasconcelos como patriota y enemigo de los estadounidenses.
Una vez explicados los dos calificativos primeros del titular de este artículo, gigolo-cobarde, hemos de apuntar que el tercero, sinarquista, se debe a que Vasconcelos era uno de los miembros de la Liga de la O que actuaba algo así como el intelecto de la Unión Nacional Sinarquista fundada el 23 de mayo de 1937. El cuarto calificativo esta sustentado en el hecho de que, a cambio de unas monedas proporcionadas por la embajada nazi en México, Vasconcelos fundó el 22 de febrero de 1940, la Revista Timón, la cual únicamente llegó hasta su número 17, el 15 de junio de 1940. En las páginas de ese pasquín, Vasconcelos vertió elogios encendidos hacia la bestia austriaca, mismos que no reproduciremos dada su condición nauseabunda.
Este ha sido un recuento acerca de cómo Vasconcelos repudiaba a los hombres del norte. Lo único que esperamos es que algún día nuestros paisanos nigropetrenses recapaciten y enmienden la aberración que cometen al rendir ’homenaje’ a este sujeto cuyo nombre lleva un local convertido en auditorio, aquel inmueble que en nuestra infancia-juventud fuera conocido como el Cine Cinelandia. ¿Desconocerán la historia real de este enemigo de los hombres del norte o existe otro motivo por el cual admiran a Vasconcelos? vimarisch53@hotmail.com
Añadido (21.27.90) Ahí estaba ella, como una chiquilla, retozando feliz con sus dos amiguitos. La imagen era toda una estampa de primor.
Añadido (21.27.91) Y Haití seguirá empobrecido, por los siglos de los siglos, mientras continúa pagando el pecado gravísimo de haber derrotado al ejército de Napoleón Bonaparte.
Añadió (21.27.92) Un par de comentarios sobre dos artículos excelentes, como es costumbre en él, del periodista don Francisco Rodríguez. Uno, coincidimos en que el tapado verdadero es Monreal, los otros son simplemente encuerdados de relleno. Otro, lo del reposicionamiento del ciudadano Beltrones suena lógico, recordemos que este, al igual que Dante y el hoy repartidor exclusivo de la baraja, abrevaron en el mismo manantial.

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