Paroxismo antichapo

México está peor, luego de la recaptura de El Chapo Guzmán. La verdad es que si El Chapo anda suelto o en la cárcel en nada beneficia o perjudica a la población; sin embargo, con una celebración de la administración pública, digna de mejores causas, sus integrantes encontraron el momento propicio para deslizar el dólar, cuya fluctuación con el peso era insostenible y afecta los bolsillos de los mexicanos.
El desarrollo de la historia de la recaptura de El Chapo Guzmán si bien tiene la estructura narrativa del programa televisivo La rosa de Guadalupe, tiene también la facultad de distraer a los televidentes y distraer sobre los principales problemas del país que afectan directamente a la mayoría de la población.
La tarea de gobernar no es simple. Pero debe haber prioridades que facilitan la tarea de los políticos en funciones.
Así, para el actual gobierno la prioridad la tuvo la reaprehensión de Joaquín El Chapo Guzmán, había otros casos que afectaban directamente a la población, peor éste, en particular le interesaba a la clase política sacarlo adelante.
La desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, se antojaba más importante. Más urgente. Además, con lógica matemática, resulta más fácil encontrar a 43 que a uno, pero encontraron a uno en lugar de 43, lo cual denota complejidad y audacia. Porque los43 estaban desarmados, El Chapo siempre cuenta con protección armada. Pero están otros casos pero su solución no llamaría la atención de los estadounidenses, la recaptura de El Chapo, sí.
Las prioridades de este gobierno, podemos advertirlas desde el momento y la forma de aprobarse las reformas estructurales, tienen como objetivo la complacencia, pero no a la población que lo colocó en los puestos de decisiones sino a aquellos que los impusieron al frente del gobierno: es decir, la Casa Blanca, los bancos internacionales, el Departamento de Estado, etc.
La palabra soberanía no es parte de los discursos políticos, no se pronuncia con frecuencia ni se remite a su esencia para explicar la autonomía de México ante el mundo en general y ante Estados Unidos en particular. Cosas de la globalización dirán los olvidadizos.
Lo cierto es que al recaptura de El Chapo Guzmán es totalmente intrascendente para los mexicanos. Sólo forma parte del espectáculo en el que se ha convertido la política nacional. Lo que no entienden los actuales políticos que su fuga, el 11 de julio, desgasta el gobierno; su recaptura el 8 de enero, no fortalece al gobierno, no resarce el desgaste, simplemente exhibe su vulnerabilidad con un festejo sobre un hecho que nunca debió suceder.
Porque celebran la captura como si la segunda fuga de El Chapo hubiera sido un acto de magia, de escapismo, realizado por un enemigo social, por un gobierno extranjero, por un terrorista. El Chapo Guzmán es un empresario, que la mercancía que vende no es legal, es otro asunto. Hay productos como la coca cola que son más dañinos que muchas drogas y todos la promueven y consumen.
La fiesta de los hombres y mujeres del poder en la actual administración es un acto de alejamiento de la sociedad. Es un evento que toma distancia de la mayoría de los mexicanos y no porque El Chapo sea un héroe popular, que lo es, o un líder regional, que lo es, sino porque los problemas de la clase política no son los problemas de los mexicanos.
Celebrar algo que en nada interesa a la sociedad con tal entusiasmo confirma su distancia cada vez mayor de los intereses y necesidades de la población. Los motivos de júbilo de los gobernantes no son los mismos que los de la población. Sus objetivos no son los mismos, sus transformaciones no benefician a los mexicanos, sus decisiones marginan a todos, sus disposiciones niegan a las mayorías y esta fiesta exaltada, extrema, ridícula, lo demuestra.