Pemex, ¿un mito?


Por Gregorio Ortega Molina

Pemex, ¿un mito?
Periodismo
Enero 06, 2014 09:10 hrs.
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Los mitos que modificaron la historia y el comportamiento de una nación, que fueron útiles para cohesionarla, darle coherencia cultural, social y política, son fundacionales. Desestructurarlos o favorecer su desaparición, lesiona el sentido de pertenencia a una patria, mina la credibilidad en su gobierno.

Los mitos fundaron imperios y dieron fortaleza espiritual a las naciones que de ellos surgieron. El águila y la serpiente valen tanto como la loba, Rómulo y Remo. No son verdad histórica, pero se convierten en piedra de toque cívica, ética y moral. México está a punto de perder esos tres valores.

Como premisa para desmantelar el poder económico del Estado, los gobiernos “pagaron” a historiadores para que iniciaran la desestructuración de mitos mexicanos, articulados precisamente frente a la significativa presencia de extranjeros en territorio nacional.

Juan José de los Reyes Martínez Amaro echó sobre su espalda una piedra -del tamaño de un refrigerador de dos puertas con fábrica de hielo-, sólo para demostrar a las futuras generaciones que nada es capaz de detener el espíritu de libertad. Se han empeñado en dejar claro que el incendio de la puerta de la Alhóndiga de Granaditas no fue un suceso real, aunque se constituyó en mito fundacional.

La otra leyenda contra el opresor estadounidense se fundó en unos cadetes militares, que ni se envolvieron en la bandera ni se suicidaron, no eran niños, pero se necesitaban héroes; la verdad histórica oficial, lo que aprendieron en la educación primaria muchas generaciones de mexicanos, les permitió cultivar idéntico espíritu al de los romanos, que vieron en la loba y los gemelos, la posibilidad de ir más allá de las condiciones impuestas por la naturaleza y la realidad.

Desestructurar los mitos fundacionales de México, convertirá a sus habitantes en cínicos. Nada peor, pero si se insiste que el petróleo y la industria surgida de la nacionalización son un mito a desestructurar, con él desmontarán el espíritu emprendedor de los empresarios, lo que va de acuerdo con la época, que hoy se fundamenta en la especulación financiera y en la apuesta de la producción a futuro, tan solo para propiciar esperanza y favorecer el enriquecimiento de los dueños del mercado de la Bolsa.

Ángel María Garibay escribió: “Otra utilidad del estudio de los mitos se halla en que son como una abreviatura de la historia de la cultura en los pueblos. Casi cada mito entraña una cuestión cultural. Da en sus pormenores el cuadro y ofrece muchas veces el modo de la creación de nuevas formas de vida y de pensamiento”.

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