La sociedad carnívora

Pendulo político

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Sociales
Septiembre 25, 2020 13:50 hrs.
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Dr. Emiliano Carrillo Carrasco › Informativo Nacional

El problema que enfrentamos consiste en la necesidad de la liberación, no de una sociedad pobre ni de una sociedad en desintegración, ni siquiera en la mayoría de los casos de una sociedad terrorista, sino de una sociedad que desarrolla en gran escala las necesidades culturales del hombre así como las materiales; una sociedad que, usemos el lema, distribuye las mercancías entre una porción cada vez mayor de la población. Y esto da por sobreentendido el hecho que estamos enfrentando la liberación de una sociedad en la cual aparentemente la liberación carece de una base masiva. Conocemos muy bien los mecanismos sociales de manipulación, adoctrinamiento y represión que determinan esa carencia de una base de masas, mediante la integración de la mayoría de las fuerzas opositoras al sistema social constituido. Por una vez más debo destacar que no se trata apenas de una integración ideológica; que no es meramente una integración social; sino que la misma tiene lugar precisamente en la base fuerte y rica que permite a la sociedad desenvolverse y satisfacer mejor que nunca las necesidades materiales y culturales. Pero el conocimiento de los mecanismos de manipulación o represión que se internan en el propio inconsciente del hombre no lo es todo.

El ejemplificar cómo esa con ciencia o media conciencia de la necesidad de esa ruptura total estuvo presente en algunas de las grandes luchas sociales de nuestro período. Walter Benjamín .¿Cuál es la dialéctica de la liberación que aquí nos interesa? .Es la construcción de una sociedad libre, una construcción que en primer término depende del predominio de la necesidad vital de abolir los sistemas constituidos de servidumbre y, en segundo término, y esto es decisivo, depende del compromiso vital de la lucha tanto consciente como subconsciente e inconsciente por los valores cualitativamente diferentes de una existencia humana libre. Sin la aparición de estas nuevas necesidades y satisfacciones de hombres libres, todos los cambios en las instituciones sociales -por mayores que sean apenas implicarán la sustitución de un sistema de servidumbre por otro.

La aparición de estas nuevas necesidades y satisfacciones tampoco puede -y me gustaría destacarlo- ser considerada como un simples producto, el simple resultado de instituciones sociales modificadas. Lo vemos, se trata de un asunto de experiencia. El desarrollo de las nuevas instituciones debe ser realizado ya y llevado a cabo por hombres que tengan las nuevas necesidades. Ésta, de otro modo, es la idea básica subyacente en el propio concepto de Marx sobre el proletariado como agente histórico de la revolución. Vio al proletariado industrial como agente histórico de la revolución no sólo porque éste era la clase básica en el proceso material de producción, no sólo porque en esa época era la mayoría de la población, sino también porque esta clase estaba ’libre’ de las necesidades represoras y competitivas de la sociedad capitalista y, por ello, al menos era potencialmente portadora de necesidades, metas y satisfacciones esencialmente nuevas. También podemos formular esta dialéctica de la liberación de un modo más tosco, como un círculo vicioso. La transición de la servidumbre voluntaria tal como existe en grado elevado en la sociedad opulenta, hacia la libertad, presupone la abolición de las instituciones y mecanismos de represión. La liberación de liberación. En lo que se refiere a la necesidad, hallo que debemos establecer una diferencia entre la necesidad de cambiar las condiciones intolerables de existencia y la necesidad de cambiar la sociedad como un todo. La diferencia entre cambio
Cuantitativo y cualitativo no es idéntica a la diferencia entre reforma y revolución. El cambio cuantitativo puede significar y puede conducir a la revolución.

Quiero decir que la conjunción de ambos es revolucionen el sentido esencial del salto desde la prehistoria hacia la historia del hombre. En otras palabras, el problema con el cual nos encaramos es el punto en que la cantidad puede transformarse en calidad, el punto en que el cambio cuantitativo en las condiciones y las instituciones puede llegar a ser un cambio cualitativo que afecte a toda la existencia humana. La mutación de una sociedad de consumo de libre auto coacción sin imponer fuerzas de poder. : Si la propia sociedad opulenta apenas si percibe lo que está haciendo, cómo está propagando terror y esclavitud, cómo está combatiendo la liberación en todos los rincones del globo...Conocemos la tradicional fragilidad de los argumentos emocionales, morales y humanitarios frente a tal realización tecnológica, frente a la racionalidad irracional de ese poder. Esos argumentos parecen no pesar contra los hechos en bruto podríamos decir hechos brutales- de la sociedad y de su productividad. El cambio social radical es objetivamente necesario, en el doble sentido de que es
La única probabilidad de salvar las posibilidades de la libertad humana y más allá de eso, en el sentido de que los recursos técnicos y materiales para la realización dela libertad están allí disponibles. Aunque esa necesidad esté presente manifiestamente, la necesidad subjetiva para ese cambio no es predominante. Y no predomina precisamente entre los sectores de la población tradicionalmente considerados como agentes del cambio histórico.

La necesidad subjetiva es reprimida, en base también a una premisa doble: primeramente, en virtud de la satisfacción real de las necesidades, en segundo lugar, mediante la administración y manipulación macizas de las necesidades, o sea, por un control social sistemático no sólo de la conciencia sino también del inconsciente humano. La necesidad objetiva y subjetiva cambia completamente la base, las perspectivas y la estrategia de la liberación. Esa situación presupone la aparición de nuevas necesidades, cualitativamente diferentes y así mismo contrarias a las necesidades agresivas y represivas predominantes: la aparición de un nuevo tipo de hombre con un impulso vital y biológico para la liberación y con una conciencia capaz de rasgar tanto el velo material como ideológico de la sociedad opulenta. En otras palabras, la liberación parece ser atribuible a la apertura y a la dinamización de una dimensión profunda de la existencia humana, de este lado de la base material tradicional y por ella oculto.

No es una dimensión idealista, situada más allá de la base material, sino más bien una dimensión más material que la base material, una dimensión subyacente en esta última. Para poder crear una sociedad libre tenemos que ser libres. Es innecesario decir que la precondición para ese cambio cualitativo reside en la disolución del sistema existente. Y cuanto más eficaz sea el aparato represivo de las sociedades opulentas, tanto menos será la probabilidad de una transición gradual desde el a servidumbre hacia la libertad. El hecho de que hoy no podamos identificar como fuerza revolucionaria una clase social específica o a cualquier grupo determinado, no es disculpa para la no utilización de cualquier posibilidad y todo método para frenar los mecanismos de represión individual. La disgregación de la oposición potencial de la población subyacente corresponde precisamente al carácter total de la sociedad capitalista avanzada. Las contradicciones internas del sistema son tan graves como siempre lo han sido, y son pasibles de agravarse a causa dela expansión violenta del imperialismo capitalista.

Hay que surcar la conciencia mutilada y los instintos mutilados. La sensibilidad y la conciencia de los nuevos valores trascendentes y antagónicos están allí. Y se hallan precisamente entre grupos sociales todavía no integrados y entre los que, en virtud de su posición privilegiada pueden atravesar el velo ideológico material de la comunicación de masas y del adoctrinamiento; me refiero a la inteligencia (inteligentísima, el autor ) . Todos conocemos el fatal prejuicio, prácticamente desde el principio en el movimiento obrero, contra la inteligencia como catalizador del cambio histórico.
Del proceso material de la producción, en virtud del cual el rol de la inteligencia se modifica. Es un grupo en el cual se hallarán los ocupantes decisivos de puestos decisivos: científicos, investigadores, técnicos, ingenieros e incluso psicólogos, porque la Psicología seguirá siendo un instrumento socialmente necesario, de servidumbre o de liberación. Esta clase, esta inteligencia, ha sido llamada la nueva clase obrera.

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