Interperrito

Por el bien de todos, alcoholímetro permanente

Por el bien de todos, alcoholímetro permanente
Política
Mayo 27, 2021 21:34 hrs.
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Diego Alcalá Ponce › Club Primera Plana

Como todo lo que va en contra de sus ’libertades’, el mexicano machista no acepta ninguna ley, norma o disposición que lo obligue a comportarse correctamente. Y si esas limitantes van en contra de sus ’más elementales derechos, como el de hacer lo que plazca, incluso afectando a terceros, y sin que se le moleste, entonces despotrica contra todos aquellos que osan profanarlos. Ese es el clásico macho mexicano, el que no reconoce más ley que la suya y punto.
Con la puesta en marcha del tan controvertido alcoholímetro en la Ciudad de México-afortunadamente también en otras del interior-también se puso de manifiesto el rechazo de gran parte de los capitalinos a todo aquello que exhiba su mal comportamiento cuando en ’estado inconveniente’ conduce peligrosamente su vehículo por las calles. Ese comportamiento machista, que no es más que falta de control en el consumo de bebidas embriagantes y que ciega ante el peligro, lamentablemente, ha enlutado, y seguirá enlutando, a muchos hogares si antes no se aplica un correctivo como éste de manera permanente y en todo el país. Desde luego que el clásico y terco borracho que, según él, ’tomado es como mejor maneja’, es el primero en oponerse a todo reglamento que impida su libertad a tomar dónde y cuando quiera para luego atreverse a conducir, poniendo en riesgo la seguridad de los demás.
Lamentablemente, los fines de semana en todo el país es cuando más riesgos se corren cuando un sujeto ebrio-o ebria- se sienta al volante para conducir irresponsablemente. Alcoholizados, o con tan sólo ’unas cuántas’, el peligro es el mismo. De ahí que, como dice el sabio consejo popular: ’Si toma, no maneje, y si maneja, no tome’. Pero, ¿cree usted, amable lector, que el tomador consuetudinario hace caso de estas advertencias? ¿Conoce usted a alguien que deje el automóvil en casa para salir a ’tomarse unas cuántas’ con los cuates? Desde luego que sería una casualidad, pero, afortunadamente, son más los que retornan a casa sanos y salvos, pero, ¿y quienes no? ¿Hasta cuándo se aprenderá la lección? ¿Acaso hasta que se tenga que llorar en casa, o, ni aun así?
Desde luego que la aplicación del alcoholímetro es una medida acertada para conservar la vida de tantos inocentes, no solo en la Ciudad de México, sino en todo el país. Pero como muchos, con eso de las libertades-más bien libertinaje-y derechos humanos ya recurren al amparo para no sufrir ’semejante atropello’, ¿acaso hay jueces irresponsables que se presten a amparar a un individuo para no ser detenido por conducir en estado de ebriedad? Claro está, que, de haberlos, tienen que ser otros mexicanos iguales, es decir: ’adorador del dios Baco’.
Amable lector: ¿está usted dispuesto a ser la próxima víctima de uno de estos tercos alcoholizados que viajan con la muerte?
El alcoholismo no es una enfermedad como tal, sino un ’vicio democrático’ que se adquiere voluntariamente, se consiente, se disfruta y hasta se muere por él- ¿Quién obliga a tomar al borracho? En todo caso, la enfermedad que surge del vicio, no está en la botella, sino en la cabeza de cada quien.
El vicio, tanto del alcoholismo como del tabaquismo y hasta de la drogadicción, no corresponde a ninguna instancia gubernamental o sanitaria erradicarlos o controlarlos. El vicio depende de dada quien y punto. El alcoholímetro debe ser permanente en todo el país y a todas horas. Por el bien de todos…

diegoalcalaponce@hotmail.com

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