La paquistaní Malala Yousafzai, de 17 años de edad, se convierte en la persona más joven en recibir un Premio Nobel. Compartirá el galardón junto con Kailash Satyarthi, de India, pues ambos han arriesgado su vida trabajando para proteger a los niños de la esclavitud, el extremismo y el trabajo infantil.
Al honrar a una niña musulmana de Pakistán y a un hombre hindú de la India, el Comité Nobel ha vinculado el premio pacifista a los conflictos entre religiones del mundo y las potencias nucleares vecinas, al mismo tiempo que ha llamado la atención sobre los derechos de los niños.
Desde 1980, Satyarthi ha estado al frente de un movimiento global para acabar con la esclavitud y explotación infantil, un crimen contra la humanidad. Ha encabezado diversas formas de protesta y manifestaciones, denunciando la terrible explotación de los niños con fines de lucro. También ha contribuido al desarrollo de importantes convenciones internacionales a favor de los derechos infantiles.
En 2012, cuando Yousafzai era una estudiante 15 años en la Escuela Pública Khushal, propiedad de su padre, fue disparada en la cabeza por un hombre armado talibán por insistir que tanto las niñas como los niños paquistanís tenían derecho a la educación. Sobrevivió gracias a una serie de cirugías con la ayuda de la atención médica británica y continuó no sólo sus estudios, sino su activismo.
Su padre, Ziauddin Yousafzai, asegura que la decisión de la Academia Sueca promoverá los derechos de las niñas. Malala es por mucho la laureada más joven en la historia de los Nobel, siendo ocho años menor que Lawrence Bragg, quien en 1915 rompió récord al recibir el Premio Nobel de Física a la edad de 25.
Satyarthi y Yousafzay compartirán el premio de 1.25 millones de dólares (8 millones de coronas suecas).
