¿Qué pasa con el avión presidencial?

El gobierno de la república, en sus diferentes momentos y circunstancias históricas, particularmente en lo que se refiere a la seguridad personal del titular del ejecutivo, han tomado medidas extraordinarias, para asegurar la vida del presidente en turno.
Independientemente de qué partido surja el mandatario federal. A partir del año 2000, surge un gobierno federal diferente a quienes habían gobernado por décadas, sin duda que llegan con propuestas diferentes, distintas a las que les antecedieron, obvio, marcaron su estilo, su forma propia de ver las cosas públicas, en los diferentes ámbitos del quehacer gubernamental.
Sin embargo, tal vez por su naturaleza, continuaron con asuntos que creyeron deberían continuar por tener beneficios para la ciudadanía en general. En otros, tuvieron que mejorarlos, y los pocos, los eliminaron paulatinamente.
Es la lógica de un gobierno organizado y calculador para poder avanzar. Y bueno, se quedaron con planes y programas que creyeron si no tan buenos era perfectibles a corto plazo. Otros, los dejaron intactos. Así demostraban una congruencia para gobernar con la fiesta en paz.
Particularmente en cuanto a la seguridad del presidente, agregaron asuntos menores, desde el tipo de guardias para su estancia en Los Pinos- casa oficial de entonces -, hasta la seguridad en giras de trabajo en diferentes ámbitos, niveles y circunstancias. En particular consideraron oportuno y conveniente, dejar intactas los instrumentos en el transporte aéreo del presidente, esto es, el avión presidencial, en el que el presidente se desplazaría con absoluta seguridad, solo o con su gabinete.
En el caso del actual presidente de la república, desde sus campañas, arengaba y les decía a sus seguidores que jamás usaría ese medio de transporte por ser propio de pudientes, de ’conservadores’, de miembros de la ’Mafia del Poder’. Cierto o no, una vez que arriba al poder no puede ni debe aferrase a situaciones de riesgo a su persona.
Por ello, tan pronto toma posesión, entre otros asuntos, anuncia la venta del avión presidencial. Y bueno, parecía desde su perspectiva que sería relativamente fácil y sencillo. La realidad del mercado nacional e internacional a la fecha, no le permite la venta del ya famoso avión presidencial.
Motivos, razones y circunstancias no le han favorecido esa decisión, a pesar de haber recibido opiniones en el sentido de ser un error pretender la venta del avión, siguió insistiendo hasta llegar al punto de pretenderlo vender en el extranjero, cosa más curiosa chico. Sus asesores no le han informado que el avión con el tiempo se deprecia, que haberlo tenido en el extranjero le costó al erario público 617.5 millones de pesos.
Vale la pena recordar que avión fue comprado en el año 2012, durante el gobierno de Felipe Calderón. Y mire usted lo que son las cosas, tocó a José Antonio Meade como secretario de Hacienda, supervisar la operación de adquisición. Asunto curioso, Felipe Calderón no lo usó. El flamante avión ’José María Morelos y Pavón’ inició sus vuelos con Enrique Peña Nieto.
El avión se compró sin interiores en 128 millones de dólares y acondicionarlo para un jefe de Estado como debe de ser, hubo una erogación de 90 millones de dólares más. Lo que implicó costando 218 millones de dólares. Y espere, el asunto no termina ahí. A diciembre de 2019, hace apenas un mes, se había pagado un total de mil 833 millones de pesos, incluyendo intereses. Y ahí le va la buena, faltan 2 mil 724 millones de pesos más, de hoy hasta llegar el año de 2027, que es cuando termina el arrendamiento.
Para tener varado un avión de esta magnitud, en el que el tiempo y los intereses nos está afectando a usted y a mí, quienes pagamos nuestros impuestos. ¡Bien vale la pena reconsiderar un capricho por la terrible realidad!
¡¡ Mientras tanto…que tenga usted, un excelente fin de semana!!