Zona cero
Roberto Santos
Horror e impotencia es lo que despierta en la sociedad conocer que la joven desaparecida desde el 13 de enero en la ciudad de Taxco, fue asesinada, sus restos cocinados y comidos.
De quien sospechan las autoridades es de su ex pareja, quien se encuentra prófugo, al parecer, después de que supo que ya había sido descubierto el cuerpo.
Un caso por demás dramático y doloroso para la familia, y horroroso para la sociedad en su conjunto.
Por las características de este crimen, quien lo haya cometido pasará a ser parte de la historia de los caníbales en el mundo y en México, que por cierto, no son pocos.
Pero hay que entender que quien lo hizo, presenta rasgos de un trastorno grave de su personalidad. Es decir, quien asesinó a Magdalena Aguilar no es una persona normal.
El caso deberá estudiarse a fondo para identificar el tipo de trastorno que posee el asesino y que lo llevaron a matar y comer el cuerpo.
Este hecho será parte del catálogo del horror de aquellos que llevados por su trastorno asesinaron y comieron a sus víctimas, como José Luis Calva, quien fue llamado el ’Caníbal de la Guerrero’, y detenido en el 2007, cuando ya había comido parte del cuerpo de su esposa.
También está el Hanibal de Miami, quien fue asesinado por la policía cuando devoraba la cara de un indigente
Esa condición no tiene que ver con niveles culturales o educativos, con ideologías o posturas políticas, pues está el caso de Stephen Griffiths, quien siendo un estudiante de doctorado en Criminología, de 40 años, se autodenominó como ’el caníbal de la ballesta’.
Griffits asesinó a tres prostitutas en Bradford en Yorkshire (norte de Inglaterra), y reconoció que se comió partes crudas y otras cocinadas de sus víctimas.
Andrei Chikatilo, es uno de los asesinos más sanguinarios de la Unión Soviética, y ha servido como ejemplo para la realización de documentales y series sobre asesinos seriales y caníbales.
Chikatilo asesinó a 53 personas y fue conoció como ’el carnicero de Rostov’.
Y como ellos, se pueden seguir enumerando o señalando otros casos más, en una larga lista de criminales en la historia y en el mundo.
Hay que señalar que estos casos son resultados de la personalidad trastornada de quien comete estos actos, y que puede tener como origen causas genéticas o como resultado de sus experiencias vividas.
Por eso el crimen que nos ocupa no es común; tiene que ver con algún padecimiento mental grave.
De acuerdo a la literatura existente, la mayoría de las conductas de canibalismo son realizadas por pacientes con trastornos psicóticos, tipo esquizofrenia paranoide, cuando dentro del proceso delirante asesinan a personas y comen parte de sus cuerpos.
Aunque también puede ser el caso de que la víctima sea presa de un psicópata o sociópata, un trastorno antisocial de la personalidad, cuyas características son las siguientes:
Transgrede la ley, dice mentiras y engaña a los demás, es impulsivo y no planifica el futuro, propenso a la lucha y la agresividad, poca consideración por la seguridad de otros, es irresponsable al no cumplir con las obligaciones financieras y no siente remordimiento o culpa.
Aunque portan algunas características semejantes, se cree que los psicópatas nacen con esos rasgos, es decir, con una predisposición genética, mientras que los sociópatas se generan debido al entorno.
Feggy Ostroski, psicóloga de la UNAM, menciona que en México pueden existir unos 900 mil psicópatas, y en el mundo se dice que la proporción es de uno a tres por ciento de la población.
En las prisiones, este trastorno puede llegar a una cuarta parte de los reclusos y en los grupos criminales, según la investigadora.
Hechos como estos deberían ser tomados en cuenta y servir para orientar con profundidad a las mujeres, para que estén alertas ante las características de personalidad que presentan los hombres agresores, novios, esposos, amigos o compañeros.
Conocer estos rasgos y detectarlos a tiempo en los varones con los que la mujer se relaciona, puede servir para desarrollar pautas preventivas y de protección para así conjurar un noviazgo o matrimonio, que puede poner en riesgo su integridad física, emocional y la vida misma.
