R A F A G A
Jorge Herrera Valenzuela
Los sucesos del primer día de este florido mayo, estremecieron a México entero. No es admisible que la delincuencia organizada y la desorganizada pongan en jaque a un gobierno que se ha caracterizado por resolver todo con discursos, declaraciones justificatorias, pésames a los familiares de las víctimas, homenajes para quienes murieron en el cumplimiento de su deber. Se perdió ya todo el respeto que se tenía al Ejército Mexicano, cuyos elementos hacen labores policíacas.
En esta ocasión la acción violenta abarcó poblaciones de Jalisco, de Guanajuato, de Colima y de Michoacán. Los agresores operaron simultáneamente y con una logística demostradora de la fuerza que tienen los narcotraficantes que integran el Cártel Jalisco Nueva Generación, cuyo líder Nemesio Oseguera Cervantes, apodado “El Mencho”, ha superado en mucho a los cabecillas que están presos o que ya murieron. Guadalajara, la tercera capital más importante en el país, fue escenario de todo tipo de actos terroristas que provocaron el dar el grito de “alerta roja”.
Ahora es cuando el Presidente Enrique Peña Nieto debe de actuar inmediatamente y sin miramientos. Si sus colaboradores están fallando, pues a llamar a quienes puedan frenar a los delincuentes organizados, y los no organizados. No hay descanso en este momento. Los servicios de inteligencia –civiles y militares—requieren de una revisión completa, porque los delincuentes están mejor informados de los planes gubernamentales, que los funcionarios encargados de la seguridad nacional.
Uno de los asiduos lectores a esta columna, llamó para decirme: ¡Qué renuncie Osorio Chong! Tal vez mi estimado amigo, que pidió el anonimato, tenga razón. El Secretario de Gobernación es el único responsable de tener al minuto la información de todo lo que pasa en el país, así como saber anticipadamente los movimientos de los integrantes de grupos delictivos, de toda manifestación que altere el orden, la paz y la seguridad pública. ¿Para qué tienen al Cisen? ¿Cuáles son los programas del Gabinete de Seguridad Nacional?
Cuando los ocupantes de unas camionetas que circulaban por el municipio Casimiro Castillo, a más de 200 kilómetros de Guadalajara, se percataron de la presencia del helicóptero militar, inmediatamente procedieron a disparar contra la aeronave, utilizando armas de alto calibre y de alto poder. Lograron su propósito: el helicóptero tuvo un aterrizaje forzado; las balas disparadas desde tierra alcanzaron a tres militares que murieron y hubo más heridos; viajaban dieciocho personas en total, tres fueron declaradas desparecidas. Eran las 10 de la mañana del pasado viernes y minutos más tarde comenzó la debacle en la capital de la Perla Tapatía. Bloqueos de carreteras, incendio de vehículos, de tiendas comerciales, de oficinas bancarias y de gasolineras.
Pero, el pero que nunca falta, los narcotraficantes desarrollaron su estrategia en forma cronométrica. El puerto de Manzanillo, Colima, como el de Puerto Vallarta, Jalisco, fueron puntos de ataque y de bloqueos. Lo mismo aconteció en la capital michoacana, aunque en menor grado. La
Industriosa ciudad de León, Guanajuato, también estuvo en el plan terrorista. Se hizo circular la versión de que Tepic era otra ciudad agredida, por fortuna no fue cierto.
No entiendo cómo opera el servicio de inteligencia de la Secretaría de Gobernación, porque sus agentes en las poblaciones mencionadas deben de estar durmiendo o son los que ponen al tanto a los delincuentes. Resulta chocante recordar que “los malvados gobiernos priistas” tenían una Dirección Federal de Seguridad y un Servicio Secreto para hacer del Presidente de México “el hombre mejor informado”. Pero ambas policías fueron desaparecidas en el sexenio de Miguel de la Madrid, “por inconstitucionales, influenciado por la licenciada Victoria Adato Green. La primera Procuradora General de Justicia del D.F.; también se mencionó al doctor Sergio García Ramírez como opositor a que siguieran operando esas policías por inconstitucionales.
Hoy en día, se queda uno con la sospecha de que las dependencias gubernamentales, principalmente las del Gabinete de Seguridad, están infiltradas por sujetos que se encargan de revelar los planes, programas o movimientos operativos, porque no hay explicación para que la delincuencia se adelante como, por ejemplo, en Tamaulipas. La responsabilidad también recae en los gobernadores, porque ellos también deben de tener su propio servicio de inteligencia para el resguardo del bienestar de la población.
Lo realizado ahora, continuando la guerra que desató el presidente Felipe Calderón, simplemente no ha dado resultados positivos. Casi cien líderes narcotraficantes están presos, pero los cárteles no están descabezados, aunque oficialmente así se informe. Prosiguen los secuestros, los homicidios, las extorsiones que van “desde el derecho de piso” hasta el control de la producción agrícola, la protección a la piratería de ropa, calzado, perfumes, discos, películas. Lo cierto es que el narcoterrorismo y los narcobloqueos se ejecutan sin contención alguna.
Desde hace nueve años el Gobierno Federal, así como lo estatales y los municipales, están a la defensiva. Siempre actúan para contraatacar, no han llevado la delantera porque “El Mencho” y Abigail González Cervantes, jefe de “Los Cuinis”, no tienen contrapeso en Jalisco. Lo curioso es que son las policías norteamericanas las que tienen una información completa sobre esos sujetos, por lo que también nos preguntamos ¿y porque no la comparten con sus colegas mexicanos?
PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿Ante el desafío de que fue blanco el gobierno federal, el viernes pasado, debe tener una respuesta inmediata del mismo calibre, definitiva o seguiremos con los inocuos ataques verbales y punto?
jherrerav@live.com.mx
