Papeles de Tulancingo

Recordar al 68, para que el 2018 nos agarre confesados

Recordar al 68, para que el 2018 nos agarre confesados
Política
Enero 08, 2018 20:39 hrs.
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Alejandro Cea › diarioalmomento.com

Se acabaron las fiestas. La realidad está aquí presente, inevitable. Una maldición gitana dice: ’Que vivas en tiempos interesantes’ 2018 será obligadamente un tiempo interesante. -

Tomar distancia, con la historia, es una buena forma de enfrentar al presente. Con el recuerdo salen a flote nuestros sentimientos, creencias, temores; comenzamos a ser dueños de nosotros mismos. La circunstancia no nos domina: asumimos nuestra condición de actores.

Muchos de nosotros hace cincuenta años éramos jóvenes, con vocaciones ya definidas, terminábamos nuestra formación profesional. La incorporación, como hoy se dice, al mercado laboral era pronta y bastante bien remunerada.

En esas estábamos cuando algo se rompió y 1968 fue de gran contradicción. Para los de flaca memoria, además del conflicto de estudiantes y su terrible y asesina secuela, en 1968 el país organizó los Juegos Deportivos Olímpicos. Arte, cultura, diseño, arquitectura, participación de la sociedad, entusiasmo les dieron identidad única.

A nivel de país, en ese año la deuda pública era perfectamente manejable y la hoy mortecina clase media daba cabida a muchos: a muchos de nuestros padres y de nosotros mismos. Y, si bien la ciudad de México ya no era gobernada por Ernesto P. Uruchurtu, quedaba mucho de su herencia: seguridad, limpieza, mercados, vías públicas. El Metro representaba, además, un orgullo y una muestra del poder de la ingeniería mexicana: construirlo en terrenos que fueron lago, fue una hazaña.

1968 mostraba, también, la gran contradicción que vendría a ser el cáncer de la nación: la desigualdad social. Al lado de colonias y edificios para la clase media, en la misma ciudad de México surgían y hoy dominan paisaje y cultura, zonas de invasión y un enorme proletariado urbano. El caos de hoy, tiene cincuenta años.

Ese 1968 tuvo un par de noticias impresionantes: el asesinato de Robert Kennedy y el de Martín Luther King. Y, en mayo, el levantamiento de multitudes juveniles en Europa. Si no mal recordamos, aquello de ’PROHIBIDO, PROHIBIR’ fue un lema que llegó a todas nuestras conciencias, como antes había llegado la marcha en Washington y el discurso del Doctor King.

Todos los movimientos sociales, el malestar de los jóvenes, los enfrentamientos tenían una causa: la necesidad de reconstruir una sociedad que respondiera a ese nombre: lugar para el encuentro, para la hermandad. 2018 vive problemas muchísimo mayores que los que causaron las crisis del 1968. La lectura del mensaje de Martín Luther King es buen inicio para la reflexión de este año. Sus valores son patentes. Basta cambiar de sujeto para actualizar. Si pones en vez de negro las palabras indio, nini, habitante de Ecatepec, de Iztapalapa darás sentido al discurso. Te mando una versión subtitulada y otra para que la leas. Ojalá tengas tiempo.

https://youtu.be/x7C9OympYtQ

http://www.elmundo.es/especiales/2013/internacional/martin-luther-king/texto-integro.html

En este 2018, a través de PAPELES DE TULANCINGO, me comunicaré contigo, cada quince días o quizá un poco menos. Trataré de darte lo que en la lectura voy aprendiendo. Quizá te sea útil, te ahorre tiempo. Quizá te des un momento para dialogar. Lo importante es saber que estamos unidos por las ganas de comprender, de participar nuestras preguntas, nuestras búsquedas.

Siempre he pensado que más que el mal moral lo que más daña es la falta de reflexión, el olvido de eso que llamamos cultura, sabiduría, tradición intelectual. A través de los años he hecho muchos grandes amigos en quienes sintieron y pensaron antes que nosotros. Espero en PAPELES DE TULANCINGO poner algo de lo que he recibido a tu disposición.

Te puedes comunicar a aceaolivares@gmail.com






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