Opinión

Reflexiones ante las carencias educativas

Reflexiones ante  las carencias educativas
Periodismo
Diciembre 10, 2016 03:10 hrs.
Periodismo ›
Rodolfo Villarreal Ríos › guerrerohabla.com


Todos andamos alarmados y repartiendo culpas. La noticia de que México, nuevamente, sale mal calificado en materia de educación ha permitido enderezar todo tipo de críticas a quienes se encargan de ella en el sector público. Sin embargo, los resultados del Programa para la Evaluación de Alumnos Internacional (PISA) no hacen sino confirmar lo que ya era sabido, pero por corrección política algunos prefieren callar sobre algunas de las causas que ocasionan tal desfiguro. En ciencias, lectura y matemáticas nuestros educandos andan por la calle de la amargura. Esto no es solamente el reflejo del sistema educativo en sí, sino de muchas otras cosas que como sociedad enfrentamos. Eso sí, nadie quiere mencionar esto último pues entonces tendríamos cada uno de nosotros que cargar con el pedazo de culpa que nos toca ya sea por omisión o por acción. No, nada de que súbitamente adoptaremos el papel de defensores de nadie. Lo que comentaremos tiene que ver con lo que vivimos en un pasado ya muy lejano y lo que hoy observamos a la distancia.
Cuando nos dicen que la educación en México anda mal, lo primero que respondemos es: ¿Cómo esperábamos estar en un país en donde más de cincuenta millones de personas viven en estado de pobreza? Porque ni modo que nos vayan a decir que eso no tiene repercusiones en la posibilidad de que los educandos sean capaces de adquirir conocimientos. De ahí parte el problema educativo. Con esa situación tienen que lidiar los maestros a quienes gustamos de culpar de todo el desaguisado, pero recordemos sin materia prima de calidad jamás será factible obtener resultados de primera. Ellos, los mentores, también son víctimas de un entorno adverso que parte del hecho de que sus servicios no son remunerados en función de lo que esperamos provean. Aunado a ello, debe de apuntarse que no siempre cuentan con la preparación óptima y/o las condiciones para hacerlo.
Aparte de lo anterior, en esto de que la lectura, las matemáticas y las ciencias nos exhiben, cabría hacer algunas consideraciones. En el mundo actual, en donde poseer un juguetito electrónico hace creer que el poseedor adquiere sabiduría y status, las tres materias mencionadas en el primer renglón de este párrafo pasan a convertirse en elementos desechables para algunos. Cuántas veces hemos observado a los papas orgullosos porque ya el pequeño anda apachurrando la pantalla de tal o cual instrumento electrónico. Nada de arrimarle o leerle un libro, eso suena anticuado y podría verse mal ante su entorno social. Cuando ya están más ’grandecitos,’ aquí y en otros lados, hemos visto como los chamacos andan pegados a sus aparatitos y pronto vemos las consecuencias. Cuando se trata de que hilen un par de ideas, los estragos de tanta electrónica se hacen presentes. No son capaces de dominar el idioma, están impedidos para escribir oraciones coherentes y mucho menos son capaces de realizar procesos de sinapsis para adquirir conocimientos. Esto sucede entre los urbanos. Pero vayamos a las zonas rurales, allá no necesariamente ese es el problema, sino la falta de apoyos técnicos para adquirir conocimientos que les permitan, en el futuro, ser competitivos con un mundo que no necesariamente es el que conocen. Además, a nivel general no debemos de olvidar que aún existen retrogradas quienes creen vivir en un entorno cerrado y luchan porque a los estudiantes no se les enseñe otro idioma pues atenta contra su idiosincrasia. Bueno, esto no es privativo de nuestro país, conocemos algunos casos en los Estados Unidos de América en donde sucede lo mismo. En uno de ellos, los padres de familia levantaron la voz en protesta porque a sus ’little boys,’ los obligaban a que tomaran clases del idioma español y les causaba ’a lot of stress.’ Eso explica por qué cuando llegan al nivel universitario y se les cuestiona sobre si conocen otro idioma, respondan que sí. Al preguntárseles que cual, contestan que el ’redneck.’ Como vemos, la estupidez no conoce fronteras. Pero volvamos a nuestro entorno y como todas estas carencias acumuladas en el proceso formativo desde la educación elemental hasta la preparatoria, se ven reflejadas al momento en que ingresan al nivel superior.
En asuntos universitarios no andamos nada bien que digamos. Los principales centros educativos, públicos y privados, hacen esfuerzos por aparecer en x o y sitio en encuestas que son muy conocidas en el cubículo del país en donde se originan, pero que en la realidad nada significan. La masificación de la educación ha dado por resultado un decremento en la calidad de los servicios que se proveen. Alguien tuvo la idea, aquí y afuera, de que la educación superior debe de ser para todos. Y si, debe ser para todo aquel que cuente con las capacidades intelectuales para cursar una carrera a ese nivel. Y esto lo afirmamos porque hay quienes definitivamente lo suyo son otras cosas que demandan habilidades técnicas que muchísimos no poseemos. Seguramente por ahí alguien dirá, ’para eso me gustaba, a este ya le salió lo elitista.’ Sin embargo, nada más alejado de la realidad. A lo largo de los años hemos observado que, en estas y otras latitudes, las universidades se han llenado con gente que nada tiene que hacer ahí. Para apoyar lo que decimos, hemos de precisar el caso de la UNAM que es un ejemplo palpable de la masificación de la educación que a nada bueno conduce. Antes de que algún Puma exaltado se nos vaya a la yugular, permítanos precisar cómo esta apreciación coincide con la de los directivos de dicha institución en base a las políticas que han utilizado desde hace años. Si bien por el pase automático se da cabida a un número enorme de estudiantes, una vez que están ahí, junto con los otros que pasan el examen de admisión, empieza un proceso de selección al cual se le da poca publicidad para no ’lastimar’ la corrección política de los ’piel de cebolla.’ En algunas carreras, se crean grupos pequeños, no más de sesenta alumnos, en donde se coloca a quienes alcanzan el grado de excelencia. Al resto, los ubican en grupos ’normales.’ Aun recordamos lo acontecido en el pasado en esa institución en la cual se dice no hay niveles. Cuando se suscitó la huelga de un año a finales del siglo XX, mientras la gran mayoría de los alumnos perdían el ciclo escolar, quienes pertenecían a esos grupos selectos continuaban con sus clases sin problemas. Y a la hora de graduarse, quiérase o no, las evidencias muestran diferencias de todo tipo, mismas que los directivos tratan de ocultar para no provocar la ira de los políticamente correctos. Pero vayamos a las instituciones de educación privada.
La caída en los niveles de enseñanza de la educación pública dio pie al empoderamiento de las que en los tiempos lejanos eran llamadas escuela de paga las cuales hoy a todos los niveles, con grados de calidad de todos sabores y colores, ocupan cada vez más espacios. Esto no necesariamente salva que algunas sean simplemente un fraude que contribuye a exhibir nuestra pobreza educativa. Con ese mosaico de centros expulsores de egresados, se conforma la base de profesionales del país en donde también hay situaciones de varia pinta.
Si nos vamos a los asuntos de investigación, también se han querido subsanar fallas mediante la masificación. En los principales centros de educación superior, públicos y privados, se imparten doctorados y maestrías que dejan mucho que desear. En algunos de ellos, se ofrecen doctorados en los cuales quienes los cursan no tienen sino ir un día a la semana, durante un lapso de dos o tres horas, a platicar con sus ’mentores.’ En otros, ni siquiera eso, simplemente con presentar un proyecto de investigación y desarrollarlo ya se está en posibilidades de que cuando al terminarlo sea factible obtener la maestría o el doctorado. Asimismo, a ese nivel hemos conocido casos en los cuales se ofrece un doctorado con especialidad en ’x’ materia, sin que en el cuerpo docente exista un profesor que cuente con un doctorado en el tópico. Nada de pasar por los rigores académicos que implica todo un proceso de aprendizaje y análisis fundamentado en las lecturas de puntos de vista diferentes, ni mucho menos elaborar ensayos analíticos respecto al tema, ni discutir con el profesor y los compañeros las diversas perspectivas al respecto. En síntesis, se les excusa de realizar la sinapsis que todo proceso de aprendizaje implica. A la hora de escribir la disertación doctoral, no hay porque preocuparse por realizar una investigación exhaustiva que permita soportar un argumento de manera robusta. Hemos conocido documentos de ese tipo que ni para nivel de licenciatura cubren los requisitos. Pero esas son visiones dinosáuricas, lo de ahora es hacer expedito el proceso y que el alumno se titule. Como consecuencia, contamos con chorrocientos ’maestros’ y ’doctores’ que alardean el grado sin que detrás haya ningún respaldo de proceso intelectual o conocimientos que avalen la presunción. Y luego viene lo otro.
Como ya ostentan ese ’titulo’ pues se convierten en investigadores y demandan que el Sistema Nacional de Investigadores los incorpore al mismo. Sin embargo, dado que la investigación científica no es un acto de inspiración divina y no fueron formados en el rigor académico, pues no les queda sino convertirse en sanguijuelas de alguien más. A cambio de realizar trabajo técnico, muy importante ni duda cabe, demandan aparecer en cuanto artículo se publique como resultado de la investigación. Ellos no han escrito una sola línea, pero su nombre aparece ahí, como dicen en el argot, ’ensandwichados.’ Esto último también se da a otros niveles. De pronto encontramos con que ’y’ persona aparece en multitud de artículos publicados en el extranjero y no pierde oportunidad de clamar el número como si fueran de su cosecha. Sin embargo, al revisarlos uno encuentra que en todos emerge apretujado entre otros nombres, lo colocaron como parte de los autores porque proveyó algún material, pero, al igual que los técnicos, no escribió ninguna línea. Para no ser injustos, no debemos de dejar de mencionar a los ’refriteros,’ aquellos que un día sí y otro también, copiando lo que en otros lados está en proceso o es bosquejo, nos anuncian que acaban de descubrir la cura milagrosa para tal o cual mal o bien encontraron un procedimiento que revolucionara tal o cual actividad, al final de cuentas estos anuncios no pasan del diario al cual le tienen asignada la cuota para que les publique sus maravillas. Y para presumir que en nuestro país existe mucha investigación científica, pues vemos al gobierno federal asignando recursos a estos ’investigadores’ sanguijuelas que son aceptados en el sistema como si fueran reales. Mientras tanto, los investigadores serios, producto del rigor académico en que se formaron y tienen una línea de investigación definida, deben de luchar por ver como financian la continuación de sus proyectos. Si los recursos son escasos y se dividen para asignarlos a quienes no merecen ser apoyados porque ni investigan, ni aportan nada nuevo al desarrollo científico, pues entonces la investigación de primer nivel en el país acaba pulverizándose y no puede ofrecer los resultados que debiera.
Y en medio de todo esto, cual evocación ’Acuñesca,’ aparece que la pobreza educativa es un fiel reflejo del entorno en el cual vive el país desde hace un rato. Primero porque los panistas quien sabe en que utilizaron los excedentes petroleros y poco se preocuparon por apoyar proyectos productivos que ofreciera mayores opciones a la población. Y ahora porque el dinero es escaso, no necesariamente se utiliza adecuadamente y las cosas continúan por el mismo tenor. Y todo esto, a querer o no acaba por reflejarse en la calidad de la educación con que se provee a la población. Así que con o sin reforma educativa, o estando al frente de sector alguien quien guste de leer o no, las carencias en este renglón continuaran siendo mostradas. El secreto esta en encontrar la forma de revertir los niveles de crecimiento económico mediocres que han prevalecido durante los últimos dieciséis años. A partir de ahí podremos volver a aspirar a retomar la senda extraviada en lo referente a recuperar los niveles educativos de excelencia que una vez se tuvieron en las escuelas gracias a lo que se construyó en el entorno del estado moderno surgido de la Revolución Mexicana. vimarisch53@hotmail.com
Añadido (1) Nada de que quieran acusar a la izquierda Mexicana de comunistas, ni lo mande el Cristo de Palacagüina. Ellos simplemente responden a los dictados que les legó su guía espiritual, el Quince Uñas. Primero fue lo de los canes y les falló. Hoy, van por la plusvalía, misma que obviamente la ciudadanía rechaza. Si no les cuaja, pues aún les quedan gatos, puertas, ventanas, y todo lo demás que su maestro les heredó en un catálogo con un sinfín de posibilidades.
Añadido (2) Revelaron lo que era sabido, su nivel es de pinches de cocina. Uno de ellos, ya mostró que es muy hábil para eso de batir los aguacates y resultó un esteta para el manejo de cuchillo a la hora de picar jitomates y cebollas. Para no quedarse solo, retó a otros tres quienes hicieron lo mismo y ganó la dama. Imaginamos que los subalternos de los cuatro, conociendo a varios, al rato van a andar con mandil y gorrito blanco preparando los ingredientes para que otros elaboren el ceviche, los tacos al pastor y la carne asada. Ahora sí, ni quién dude de sus capacidades para resolver los problemas alimentarios, turísticos, de la salud y de las relaciones con otras naciones. Acaban de asegurar un lugar a la hora de renegociar el TLC, los enviaran a traer las ’drinks’ y los ingredientes para preparar los canapés.
Añadido (3) Las palabras del secretario de la defensa demuestran que él sí entiende lo que significan los nombramientos para el futuro que, al otro lado del Bravo, se realizan en materia de asuntos militares y de seguridad.
Añadido (4) Una pregunta que siempre nos ha quedado la duda sobre la respuesta nula: ¿Por qué Eduardo Del Río García (Rius) nunca rebatió a Don Fernando Marcos González quien aseguraba, a voz en cuello, haber sido testigo de cuando el entonces Presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz Bolaños le entregaba al michoacano recursos para que continuara con su labor ’educativa’ a través de las historietas Los Supermachos y Los Agachados?

Ver nota completa...

Suscríbete

Recibe en tu correo la información más relevante una vez al mes y las noticias más impactantes al momento.

Recibe solo las noticias más impactantes en el momento preciso.

Reflexiones ante las carencias educativas

Éste sitio web usa cookies con fines publicitarios, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de uso de cookies.