La Hoguera
Emmanuel Ameth
Las señales ya estaban ahí pero fueron ignoradas. El senador hidalguense Julio Menchaca Salazar, delegado con funciones de presidente en Morena para Nuevo León, designado por Mario Delgado para impulsar la campaña de Clara Luz Carrales, ha sido degradado a mero operador para permitir que Viridiana Lorelei Hernández Rivera asuma las riendas y el control de daños para una campaña fallida.
El movimiento también da otra lectura. A Menchaca Salazar se le dejó la mesa puesta para regresar triunfante de unos comicios en una región que históricamente no se identifica con la izquierda y así poder abanderar la causa guinda en 2022 para Hidalgo; la poca operación política y el nulo control de daños provocaron que al final la candidata cayera hasta el 4to lugar de las preferencias y con ello, la ilusión de poder gobernar Hidalgo por parte del senador.
Habría sido la misma Clara Luz quien pidió el cambio para tratar si no de rescatar la campaña, sí de tener una participación menos vergonzosa que además de Movimiento Ciudadano, no la dejara también por debajo de PRI-PRD y hasta del PAN.
Hace dos meses (Reforma), la candidata nuevoleonense era puntera; hoy es cuarto lugar (Reforma y El Financiero).
La problemática no resuelta es tal, que el candidato a la alcaldía de Monterrey renunció apenas ayer a la contienda.
Ahora Julio Menchaca no tiene canicas suficientes para competir por la gubernatura de Hidalgo luego del fracaso en Nuevo León, pero eso no significa que no pueda apostar las que le queden en impulsar a alguien más que pueda dar el ancho.
Atizos
Pese a las preferencias a escala nacional que muestran a un Morena fuerte, en Hidalgo el arroz se cuece aparte.
Ya de por sí las luchas internas les restan ventaja sobre el otro gran grupo opositor, si el CEN de Morena no ve posibilidad alguna de triunfo, podría sacrificar a Hidalgo -y su poderoso 2% de sufragio nacional- y ser una de las entidades donde candidatee a una mujer para cumplir con la norma electoral, encontrando en la entidad una debilidad particular para perfiles con ese género.
Salvo la alcaldesa de Tizayuca Susana Ángeles y la diputada de Progreso Lisset Marcelino Tovar, aunado a la siempre dispuesta pese a sus pocas posibilidades Irma Eugenia Gutiérrez, el caballo negro que le quedaría a los morenistas podría estar en la expresidenta del Concejo de Pachuca Tania Meza, a quien sólo se le pediría no tirar la candidatura y apostar por la derrota como le sucedió a Pablo Vargas, integrante de su mismo grupo político quien después la traicionó por no poder digerir su derrota ni los resultados que lo ubicaron como el candidato que más puntos ha perdido en una campaña en Hidalgo.
