El matrimonio ha sido la institución legitimada por el estado y la iglesia en la que mayor desigualdad ha existido entre hombres y mujeres, estereotipando a éstas como madres y esposas y con base en esa unión, se privilegian conductas violentas machistas, misóginas y se fortalecen estereotipos de género.
Cochoapa el grande es el municipio guerrerense en donde existe menor índice de desarrollo del país y en el cual destaca una práctica amparada como tradición cultural: el matrimonio forzado. Un retrato inmediato lo encontramos en el reciente caso de Angélica, menor indígena de 15 años de edad, víctima de un matrimonio infantil forzado, perteneciente a la comunidad Na Savi, quien a finales del mes de septiembre del presente año fue detenida y encarcelada por elementos de la policía comunitaria durante 11 días después de huir de su suegro, por intentar abusarla sexualmente en cuatro ocasiones, argumentando que él había pagado la cantidad de $120,000 pesos mexicanos por ella. Después, la policía comunitaria golpeó brutalmente a la madre de la menor al momento de llevarle alimentos al lugar donde se encontraba detenida, provocándole el aborto de un embarazo de trillizos.
Este es uno de tantos casos indignantes y que ejemplifica la violencia de género en su máxima expresión, al tratarse de una familia de mujeres conformada por niñas, adolescentes y mujeres adultas violentadas físicamente, sexualmente y privadas de su libertad.
La organización de las naciones unidas consideró a los matrimonios forzados como una forma de esclavitud, citando específicamente su definición dada en el artículo 1-c de la convención suplementaria de la esclavitud de 1956: "toda institución o práctica en virtud de la cual : i)una mujer sin que le asiste el derecho a oponerse, es prometida o dada en matrimonio a cambio de una contrapartida en dinero o en especia entregada a sus padres, a su tutor, a su familia o a cualquier otra persona o grupos de personas".
Desde morenas guerrero condenamos estos hechos de manera contundente. Somos una escuela itinerante de formación política para mujeres, pero también buscamos formar perfiles humanos y responsables que en su aspiración por ocupar espacios de toma de decisión pública reconozcan en estas estructuras de desigualdad social una oportunidad para romper esquemas de violencia y prácticas tradicionales perjudiciales para el desarrollo pleno de todas las mujeres y niñas víctimas de la desigualdad de género en el estado de Guerrero. Y de igual forma invitamos a los hombres y mujeres que actualmente ocupan espacios de poder a seguir luchando en contra de la violencia hacia las mujeres en todas sus expresiones.
