La Palabra de Dios
Viernes 24 junio 2021
Primera Lectura
Gn 17, 1. 9-10. 15-22
Cuando Abram tenía noventa y nueve años, se le apareció el Señor y le dijo: ’Yo soy el Dios todopoderoso. Camina en mi presencia y séme fiel. Cumple mi alianza tú y tu posteridad, de generación en generación. La alianza que hago contigo y tus descendientes, y que tienen que cumplir, consiste en que todos sus hijos varones serán circuncidados’.
Saray, tu esposa, ya no se llamará Saray, sino Sara. La bendeciré y ella te dará un hijo, y yo lo bendeciré; de él nacerán pueblos y reyes de naciones’’.
Abraham se postró en tierra y se puso a reír, diciendo en su interior: ’¿Podrá un hombre de cien años tener un hijo, y Sara, a sus noventa, podrá dar a luz?’
Entonces Abraham le dijo a Dios: ’Me conformo con que le conserves la vida a Ismael’. Dios le respondió: ’Sara, tu esposa, te dará un hijo y le pondrás por nombre Isaac. Con él y con sus descendientes estableceré mi alianza, una alianza perpetua.
En cuanto a Ismael, también te he escuchado. Lo bendeciré, lo engrandeceré y haré que su descendencia sea muy numerosa; engendrará doce príncipes y será padre de un gran pueblo. Pero mi alianza la estableceré con Isaac, el que Sara te dará a luz el año que viene, por estas fechas’’.
Y cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial
Salmo 127, 1-2. 3. 4-5
R. (4) Dichosos los que temen al Señor y sigue sus caminos.
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos;
comerá del fruto de su trabajo,
será dichoso, le irá bien.
R. Dichosos los que temen al Señor y sigue sus caminos.
Su mujer, como vid fecunda,
en medio de su casa;
sus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de su mesa.
R. Dichosos los que temen al Señor y sigue sus caminos.
Esta es la bendición del hombre que teme al Señor:
’Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida’.
R. Dichosos los que temen al Señor y sigue sus caminos.
Aclamación antes del Evangelio
Mt 8, 17
R. Aleluya, aleluya.
Cristo hizo suyas nuestras debilidades
y cargó con nuestros dolores.
R. Aleluya.
Evangelio
Mt 8, 1-4
En aquel tiempo, cuando Jesús bajó de la montaña, lo iba siguiendo una gran multitud. De pronto se le acercó un leproso, se postró ante él y le dijo: ’Señor, si quieres, puedes curarme’. Jesús extendió la mano y lo tocó, diciéndole: ’Sí quiero, queda curado’.
Inmediatamente quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: ’No le vayas a contar esto a nadie. Pero ve ahora a presentarte al sacerdote y lleva la ofrenda prescrita por Moisés para probar tu curación’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio de hoy
Se va a llamar Juan
Dios a la hora de acercarse a los hombres ha dado sus pasos. Antes de hacernos el gran regalo de su hijo Jesús, quiso que un precursor empezase a hablar de él con fuerza. Ese precursor fue Juan el Bautista. Desde antes de su nacimiento, los signos especiales le rodearon. Nace de unos padres, Zacarías e Isabel, ya de avanzada edad y siendo Isabel estéril hasta entonces. Se rompe la tradición de llamarle como a su padre y le llamarán Juan porque está acorde con la misión que va a realizar. Juan significa ’Dios es propicio’, ’Dios se ha apiadado’, ’Dios es misericordia’.
Su misión va a ser presentar a Jesús, el Mesías, como el que nos quiere a todos los hombres, el que siempre nos es propicio, el que siempre con nosotros va a tener entrañas de misericordia y nunca de estricta justicia y de castigo.
Llegado el tiempo, se dedica de lleno a proclamar la próxima venida de nuestro Salvador a orillas del Jordán. A los que hacen caso a su predicación les bautiza como signo de que quieren abandonar su vida de pecado y meter de lleno a Dios en su corazón. Viviendo así una vida nueva.
Juan, como amigo de Dios, lleva también en su corazón la verdad y la humildad. Por eso, con toda sencillez y humildad pregona a todos los que se acercan a él que no es el Mesías, al que nos es digno ni de desatarle las correas de sus sandalias. Y cuando aparece Jesús y es también bautizado por Juan, les pide que se queden con Jesús y no con él. ’Conviene que él crezca y yo mengue’. Que es lo mismo que decirles: ’Seguid a Jesús que es el Hijo de Dios, el verdadero salvador de los hombres y no a mí’.
Y esa es la misma indicación que Juan el Bautista nos a hace también a nosotros cristianos del siglo XXI. Lo nuestro es amar y seguir a Jesús. Todo lo demás viene por añadidura.
Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)