Superan todas expectativas la Gala de Ópera con la OSSLA y el Maestro Enrique Patrón de Rueda


Doce solistas y más de dos horas de música provocan ovaciones del público en una noche mágica en el Teatro Lince de la UAdeO.

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Superan todas expectativas la Gala de Ópera con la OSSLA y el Maestro Enrique Patrón de Rueda
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Noviembre 26, 2018 13:01 hrs.
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Genaro Portillo › SN Noticias

Una noche emotiva, mágica, llena de sorpresas y en la que menudearon los aplausos cerrados y los vítores más entusiastas, fue la que se vivió en el Teatro Lince de la Universidad Autónoma de Occidente este viernes 23 de noviembre, en la Gala de Ópera protagonizada por la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes, con once solistas de los Talleres de Ópera de Sinaloa y de Mazatlán, además de la soprano Carolina Wong, bajo la magistral dirección del maestro Enrique Patrón de Rueda.

El programa, integrado en la II Temporada 2018 de la Orquesta y en el marco del Festival Cultural Puro Sinaloa 2018, que organiza el Gobierno del Estado, a ravés del Instituto Sinaloense de Cultura y con el apoyo de la Secretaría de Cultura, abrió con la Obertura de la ópera Las bodas de Fígaro, tras lo cual la soprano Rosa Dávila cantó Porgi amore (de esa misma ópera de Mozart), y le siguió la soprano Arisbé de la Barrera, quien interpretó el aria de La Reina de la Noche (de La Flauta Mágica), de Mozart.

Luego Eduardo Martínez, de tan solo 16 años, sorprendió al público con la conocida aria Non pui andrai (de Las bodas de Fígaro), con lo que arrancó las primeras ovaciones, mientras que la mezzosoprano Estefanía Cano abrió el turno a piezas de Gaetano Donizetti al dar voz a All’afflitto e dolce il pianto (de la ópera Roberto Devereux).

Luego la Orquesta tocó la Obertura (de Don Pasquale), para continuar el programa con otros temas de ese autor como es el pasaje Chi mi frena in tal momento (de Lucia di Lammermoore), en un perfecto ensamble integrado por Arisbé de la Barrera, Alejandro Yépez, Leoncio Luna, José Lora, Estefanía Cano y Ángel Galindo, que fue muy aplaudido.

Luego del intermedio, la Orquesta volvió a abrir con la Bacanal (de Sansón y Dalila, de Camile Saint-Saëns), cuya alegría provocó intensas ovaciones, tras lo cual entró al escenario la soprano Mariana Sofía para cantar Una voce poco fa (de El Barbero de Sevilla), de G. Rossini.

Muy aplaudida fue Arisbé de la Barrera al cantar Ou va la haine hindue (¿Dónde está el odio hindú?, de Lakmé), de Leo Delibes, muy vitoreada por el despliegue vocal de la intérprete, que repitió la difícil parte final.

Hubo un dúo, con Vianey Lagarda y Estefanía Cano, soprano y mezzosoprano, quienes cantaron la bellísima pieza Sous le dome epais (de Lakmé) de Delibes; mientras que José Lora cantó O du mein holder (de la ópera Tannhäuser), de Richard Wagner.

Por su parte, Mario Canela fue aplaudido por Avant de quitter ces lieux (de Fausto), de Charles Gounoud y, en otro segmento, la OSSLA tocó la Obertura (de Vísperas Sicilianas), seguida por Il lacerato spirito (de Simon Boccanegra), a cargo del bajo Ozziel Herrera, y poco después regresó Mariana Sofía con el aria O mio babino caro (de la ópera Gianni Schichi, de Puccini).

La soprano María Herrada interpretó Láltra notte in fondo al mare (de Mefistófeles), de A. Boito, en la que mostró la potencia bien timbrada de su voz, para cerrar la soprano Rosa Dávila y el tenor Alonso Sicairos con Salut! Tombeau sombre et silencieux (de Romeo y Julieta), de Gounoud, entre los aplausos y las ovaciones de pie del público, que no tardó en pedir ¡otra, otra!

Y se les concedió cuando todos los solistas se colocaron en la parte frontal abajo del escenario, ante el público, y arriba entró la soprano culichi Carolina Wong, para cantar con magistral técnica el aria In questa reggia, de la ópera Turandot, a la que respondió el tenor Iván Valdez con la famosísima Nessun dorma, de la misma ópera de Puccini, con el resto de los solistas haciendo el coro.

Cerró fuerte con una canción que no es de ópera sino parte de la tradición popular mexicana, Dime que sí, para la cual los solistas se distribuyeron por los pasillos en el patio de butacas, creando un sonido envolvente con sus voces cantando con el público la vieja canción de Alfonso Esparza Oteo, cerrando así una verdadera noche de los dioses.

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