Tiempo de México
José Arroyo Reyes
A tan solo cuatro días en que la humanidad celebre la Nochebuena más importante del año y la gran fiesta de Navidad, el género se prepara para disfrutar de la paz y felicidad de las familias con la conmemoración del nacimiento del Hijo de Dios en el mundo.
Sin embargo, vemos que paz no será plena pues la situación de inseguridad y onda delictuosa continua en todo su auge en todo México y no da tregua, principalmente en estos primeros días de precampañas políticas en donde los políticos se juegan el todo por el todo.
Tristemente para los mexicanos esta masacre que ha venido enlutando cientos de hogares mexicanos, según como se ve, continuará por lo que resta del año y seguramente todo el 2018, pues es año electoral y en estos asuntos no hay tibiezas ni sentimientos ’ojala y me equivoque’.
Aquí en Taxco, pueblo mágico de Guerrero por excelencia, la situación delictiva ’Gracias a Dios’ es baja, a comparación de otros municipios de la entidad suriana.
Los taxqueños como cada año aún se divierten con mucha alegría con sus tradiciones y costumbres ’pidiendo posada’ con sus imágenes sacras peregrinas, cantando letanías y alabanzas por niños y niñas principalmente en sus barrios, colonias, calles y en la ágora principal de este destino turístico, además de romper piñatas, los aguinaldos, la gente saborea los ponches bien calientito, por aquello de no te entumas del rico frio en las vísperas de entrada del invierno. Los turistas acompañan y alumbran con velas en las procesiones.
La gente a pesar de lo que ve o escucha a través de los medios masivos de comunicación nacionales y estatales, no ha perdido la calma y la tranquilidad; las familias toman sus providencias preventivas y no andan ya mucho en la calle en altas horas de la noche o madrugada como en antaño.
Sin embargo, la preocupación de los padres de familia son sus hijos que andan en la ’fiesta’ y que no miden el peligro pero creen no les puede pasar nada. Ellos, los jóvenes viven su vida, lo que les ofreces los actuales tiempos que les tocó vivir. Como que piensan que es normal que gran parte de los seres humanos vivan esta vida loca y sin sentido.
Para ellos lo que cuenta y, lo que más les gusta son las lucecitas artificiales, la música de bandas, el desgarriate, los tragos y el resto de los vicios de placer habidos y por haber. Son presa fácil de los manipuladores medios de comunicación que pregonan el consumismo y que se vuelven medios de destrucción con los nefastos programas de televisión que les ordenan que hacer o que no hacer; obedecen más a las propaganda que a sus padres que les dicen que no consumen estupefacientes y alcohol.
Luego entonces, a nosotros los padres de familia no nos queda de otra valar y hacer oración por ellos, seguir enfúndenles los valores, las bellas tradiciones y costumbres añejas que vivimos en los años anteriores y que se fueron para no volver.
Tenemos que vivir y disfrutar la más sublime época del año, tiempo en que la gente debemos vernos más como hermanos; abrazarnos, saludarnos, desearnos buenos tiempos de paz y amor, pero sobre todo, ayudar a nuestros hermanos que tienen poco o nada ’debemos olvidar los rencores y los odios’ si queremos vivir en armonía.
Hay que llevar la fiesta en paz para que nuestras familias tengan tranquilidad y para que nuestra conciencia no nos lo tenga que reprochar severamente algún día y no cobre la factura con grandes intereses; hagámosle caso al poeta del Gólgota que hace más de dos mil años nos aseguró que ’lo que hagamos por nuestros semejantes, a Él se lo hacemos. Si bien es cierto que no le ofrecemos oro, mirra ni incienso, sí le ofrecemos nuestros regalos de Navidad traducidos un buenas obras para que Él los reciba con gusto…¡Felices fiestas decembrinas!
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