Trabajadores sin derechos

Cuando no se sabe leer, los libros salen sobrando y pueden no sólo ignorarlos sino intentar desaparecerlos como sucedió durante la dictadura militar de Augusto Pinochet en Chile. Lo mismo sucede con la historia, cuando se desconoce no sólo se repiten los mismos errores del pasado sino que los logros de otros son borrados de un plumazo, como si no hubieran costado vidas ni sacrificios.
Esto sucede en México desde hace varios años con los derechos laborales, donde desde siempre se han pagados los salarios más bajos del planeta. En los últimos años estos derechos han disminuido progresiva rápidamente hasta dejar a los trabajadores en condición de esclavos.
A tanto ha llegado la precarización del trabajo que el propio presidente de la OCDE, el bizarro José Ángel Gurría asegura que los trabajadores mexicanos son los de menores ingresos de los países miembros.
La imposición, por decreto, de la subcontratación, denominada en su país de origen como outsourcing, es un factor determinante para aumentar la pobreza en México, aunque no falta alguien que desde la administración pública o desde Televisa, los centros de estrategia financiera del país, aseguren lo contrario.
Esta condición era denominada esquirolaje, y en el mejor de los casos cuijes, y tenían el repudio de la base trabajadora. Ahora, se convierte en una condición laboral normal aunque no permitida adecuadamente ni aprobada del todo. Porque se desplaza a los trabajadores con antigüedad y prestaciones por otros sin derechos ni experiencia o capacitación.
México ocupa el quinto lugar en la industria de la subcontratación (outsourcing) en América Latina, con un valor en el mercado de mil 457 millones de dólares anuales, según estudio realizado por la firma Staffinng Industry Analysts.
México recibe el impacto de la informalidad en este mercado, pues de las 900 empresas registradas bajo esta actividad, sólo 100 cuentan con registro ante el IMSS y de éstas 40 por ciento paga impuestos.
Sólo Uruguay, tiene ratificado el Convenio 181 de la Organización Internacional del Trabajo, que reconoce los derechos de firmas de empleo privadas.
Los salarios en México dejaron de significar la satisfacción de las necesidades elementales desde el sexenio de Miguel de la Madrid, el primer presidente egresado de escuela particular y extranjera. A partir de esa fecha el país ha caído de crisis en crisis hasta llegar a lo que ahora es en materia de derechos laborales.
Si quieren sobrevivir los sindicatos en México deben ser obedientes con las reglas que les impone el gobierno federal, dentro de este esquema de obediencia pueden hacer dentro de sus gremios lo que se les venga en gana, ejemplos claros son los delitos que se cometen contra los trabajadores de lo que fuera anteriormente la paraestatal Pemex y que ahora es una empresa productiva del Estado, pero no por ello existen derechos laborales.
En Pemex se contratan extranjeros, en el gremio magisterial se integra a profesores cubanos y españoles sustituyendo las plazas de los mexicanos, en la CFE, se contrata a centroamericanos sin especialidad alguna a desplazar a quienes tienen mamo de obra calificada y especializada.
Todo esto en favor de dejar de gastar en los salarios, de cancelar los derechos laborales que en algún momento fueron obligaciones legales para los patrones. No es novedad alguna que el PRI y el PAN trabaja en para mejorar la condición de vida delos empresarios, pero su postura extrema deja a los asalariados del país en total estado de indefensión.
Los trabajadores en México pierden progresivamente sus derechos, en un principio se dejaron convencer de que entraban a la modernidad cediendo espacios a los patrones, ahora se dan cuenta de que todo fue un engaño. Demasiado tarde, ahora sólo queda el arma del voto o la protesta callejera para demostrar su inconformidad.
El desconocimiento de la historia de los funcionarios públicos se convierte en un atentado contra la integridad de los mexicanos. Es una agresión unilateral, una guerra no declarada su sobrevivencia, pero ellos quieren manifestaciones pacíficas y expresiones de inconformidad ordenadas.

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