Videgaray Balboa

Como sucede en todas las películas de Rocky, donde el último round es el que cuenta, el secretario de Hacienda, aunque ve a la economía mexicana golpeada, sangrando, prácticamente sin fuerza para seguir adelante, asegura que sigue creciendo.
Para Luis Videgaray a pesar del entorno global adverso, la economía mexicana sigue creciendo, incluso por arriba de lo esperado, gracias al mercado interno, pero ese mercado interno pareciera convertirse en el enemigo a vencer de la actual administración a juzgar por las oportunidades sin precedente que se le ofrecen a las grandes cadenas de supermercados, restaurantes, hoteles, tiendas de conveniencia, escuelas privadas, etc.
Si una actividad económica ha sido castigada este sexenio ha sido la del mercado interno, con el exterminio de misceláneas, de pequeños restaurantes, de negocios medianos y chicos que son devorados por las grandes cadenas comerciales, sobretodo internacionales. Si la banca ya no es mexicana el comercio lo será menos dentro de poco tiempo.
Pero para el secretario de hacienda, los golpeas que recibe diariamente la economía mexicana no son sino señales de recuperación futura, claro sin fecha ni lugar. Mientras el precio del petróleo bajó y el dólar sube, el encargado de las finanzas del país muestra una faceta que está más cercana a la fantasía que a la verdad.
Pero la fantasía parece haber encontrado su fortalecimiento al asentarse en el discurso del secretario de Hacienda, quien señaló que México destaca como una de las economías emergentes mejor posicionada y con mayor solidez para enfrentar los retos del ámbito internacional. Pero si los retos ya aplastaron la economía mexicana desde hace varios meses y no parece haber salida ni a corto ni a mediano ni a largo plazos.
Lo que ahora pareciera entretener una profunda crisis económica de México es una especie de seguro que no permite que el precio de barril de crudo baje de los 49 dólares durante un año, pero una vez transcurrido este lapso la crisis se les vendrá encima y todavía alcanzará a la actual administración.
Pero la fantasía invade de optimismo la administración pública y es el propio Presidente de la República quien afirma que la caída del peso frente al dólar no es culpa de la economía mexicana sino una reacción de las finanzas mundiales.
De ser así, el bolívar, el peso uruguayo, el boliviano hubieran caído frente al dólar. No es así. Afecta a los países que pululan alrededor de Estados Unidos, cual mariposillas que se queman las alas por volar cerca de lo que creen es la luz y sólo son bombillas eléctricas.
La televisión comercial se esmera en difundir las ideas consoladoras de algunos “analistas financieros” que intentan dar a conocer las grandes ventajas de la devaluación del peso frente al dólar. Entre los disparates que estos robots de alquiler señalan está que si un mexicano tiene una empresa tequilera de exportación, pues sus costos son en pesos y sus ganancias en dólares, entonces obtendrá más pesos que antes por el mismo producto.
Pero fertilizantes y una gran cantidad de insumos, de ésta y otras industrias, ya aumentaron.
Ningún gobierno que se digne de serlo puede apostar la recuperación de una crisis económica a una reforma, menos aún estructural, pero que este tipo de cambios profundos implica altibajos financieros en los primeros meses, incluso años, de su puesta en marcha. La falta de seriedad y responsabilidd de los funcionarios públicos hace que se vean las reformas estructurales como la panacea para todo mal, cuando en realidad están dirigidas y centralizadas en sectores corruptos de la producción como lo son los energéticos con sindicatos cuyos líderes están más cerca de la mafia que de la defensa de los derechos laborales.
Porque Videgaray afirmó: “Hoy la gran prioridad de la política económica, por un lado, es aplicar, implementar a detalle las reformas estructurales, y en segundo lugar, igualmente importante, mantener la estabilidad de nuestra economía, no como un fin en sí mismo, sino para proteger la economía de las familias mexicanas”.
La protección de la economía se logra con la autonomía alimentaria, con la independencia educativa, con la libertad de elegir los caminos de las finanzas, pero todo esto es manipulado desde el extranjero entonces cómo proteger algo que no puede siquiera manejarse.
Pero como el paradigma es el vecino del norte qué mejor que retomar a uno de sus héroes más conspicuos como Rocky Balboa y sentir que aunque nos golpeen durante toda la pelea nosotros ganaremos en el último round.


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