Texcoco, Edomex.- Iraida Noriega, a sus 46 años, reconoce el valor del tiempo y comenta. ’No es que sea pesimista, pero ahora sé que no vale perder el tiempo en dilemas, en problemas tan sin importancia que me quitan la atención a vivir intensamente, a desarrollar proyectos, y seguir haciendo lo que a mi me encanta: el jazz y cantarlo.
Iraida Noriega es una de las voces jazzísticas de México que brillan con luz propia. Sabe, va, y ha triunfado en cada uno de los Festivales de jazz donde la invitan. Ahora, precisamente el 2 de noviembre, estuvo en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario (CCMB) en el marco del Festival de Las Almas.
Cantó, soltó voz y ánimo y en el medio de su presentación hizo alusión a uno de esos paréntesis de vida que pocos se atreven a asumir. ’Ya vieron que Luna tan hermosa tenemos. Venga. Ahora les voy a cantar una melodía que viene en mi último disco ’Para Luego es Tarde’: se llama Aquí me Quedo’.
Más adelante luego de que firmó discos y se tomó fotos con el público asistente accedió a una charla donde únicamente el eje de la conversación fueron dos preguntas: El jazz, el amor y el desamor. ¿Qué tanto tiene de cautivador, a la hora mágica y también de terapéutico para cuando las cosas ya no van bien?
Iraida Noriega respondió con ese tono desenfadado, de charla entre amigos: ’Claro, como debe ser y es. El jazz conmueve siempre. El jazz, desde el jazz nos reconocemos en nuestras imperfecciones, en nuestros enfados y también en el modo de evaluar afectos. El jazz ha sido mi vida, mi modo de vivirla. A mis 46 años, no es que sea pesismista, pero ahora sé que no vale la pena perder el tiempo en problemas sin importancia. Prefiero vivir intensamente el día a día’.