Postigo
José García Sánchez
La indiferencia acerca de las muertes, desapariciones, torturas, encarcelamientos en el interior del país parecieran convertirse en la única identidad de la cual administración pública.
Ante la carencia de un sentimiento de nación, frente a la negación total de mexicanidad, por la vergonzante actitud de ser mexicanos, los funcionarios púbicos de todos los niveles tienen, en la violación a los derechos humanos su mayor identificación.
Prueba de ello fue la entrega dela Medalla águila Azteca al rey Salman bin Abdulaziz Al-Saud de Arabia Saudita, identificado como un violador de derechos humanos, sospechoso principal de mandar asesinar a casi 200 personas por disentir con su manera de gobernar, acusado de amputar miembros, de torturar, de borrar todos los derechos a las mujeres
Pero en México no cantan mal rancheras, en los primeros tres años del sexenio -de diciembre 2012 a diciembre 2015- han sido asesinadas 56 mil 117 personas, en distintos puntos del país, de acuerdo con cifras oficiales. El Sistema Nacional de Seguridad Pública dio a conocer el reporte de diciembre pasado, cuando hubo mil 578 homicidios dolosos, con lo que el año cerró con 18 mil 650 ejecutados, lo que significa un repunte de 203 muertes violentas más que en 2013. Datos oficiales señalan que en 2014 se cometieron 17 mil 324 homicidios dolosos. En 2013, 18 mil 447. Y en diciembre 2012, al inicio del gobierno de Enrique Peña Nieto, la cifra fue de mil 696 asesinatos. En 2015, el mes más violento fue agosto, con mil 709 asesinatos. Las entidades más violentas en 2015 fueron el Estado de México -con 2 mil 303 ejecuciones- y Guerrero -con 2 mil 16.
Por su parte, el Distrito Federal cerró el año pasado con 901 homicidios dolosos, mientras que en 2014 hubo 814 muertes violentas, denunciadas en la capital del país.
La sombra de la matanza de Atenco, en el estado de México persigue la imagen política del actual Presidente de la República pero esto o hace mella a la hora de ser indiferente o bien de tratar de enmendar este tipo de excesos que lastiman la sensibilidad de la sociedad y se convierte en una tragedia para un creciente número de familias afectadas.
México es un país identificado por sus mandatarios corruptos, por la violación de éstos a los derechos humanos, por su sumisión hacia los mandatos de los foros y bancos internacionales. México es el país del fraude electoral y donde los narcos se fugan, donde políticos y criminales se enamoran de actrices, donde los políticos lavan dinero en otros países. Ese es el México que se conoce a partir de este siglo. Para el resto del mundo no hay diferencia si gobierna un partido u otro. La diferencia no se percibe ni dentro ni fuera de sus fronteras.
A México no lo identifica una forma propia de hacer política, un estilo de gobierno sino los errores de una política entreguista que al parecer es la identidad más profunda de los funcionarios públicos sin importar el partido en el que militan.
Ante estas similitudes les será cada día más difícil votar con convicción a los mexicanos, las diferencias entre partidos y candidatos son mínimas y no hay estrategia ni proyecto que les haga diferentes, son lo mismo.
