La Hoguera
Emmanuel Ameth
Los excesos de una clase política vividora que por décadas se empachó en abusos en la misma medida que olvidó entregar resultados, ha provocado un repudio en la sociedad hidalguense hacia el PRI, condición que lo tiene en la lona con miras a la renovación del ejecutivo estatal a mediados de año.
Ahora que el tricolor tiene una pugna interna, donde los morenistas miran con palomitas desde la grada cómo es que se hacen pedazos, incluso el cascajo priista quiere obtener botín a río revuelto.
Es el caso de lo que queda del grupo ’La Joya’, quienes fieles a su naturaleza oportunista en su enésima carta -o solicitud de empleo, como quiera verse- hicieron un llamado a ’la unidad del partido’, por supuesto, con ellos como intermediarios. Y es que sabedores de la derrota, los hoy desempleados buscan ser parte de la ’operación política’ -léase, quienes distribuyen los recursos- para así poder volver a llenar su cochinito en esta época de vacas flacas que en su caso se ha extendido por años.
No me ayudes compadre
Ante su nula presencia y apoyo en los pasados comicios a las bases priistas -esencialmente porque no tienen nada que aportar-, así como por la falta de espacios obtenidos para quienes creyeron que la abundancia les duraría para siempre, los olveristas han intentado salir de su cueva así fuere mediante un mero impacto mediático.
Pero no hicieron bien sus cuentas y el asomo que pretenden realizar, de hecho beneficiaría más a Morena.
Porque si bien es cierto debe ser doloroso para el PRI que hayan perdido la credibilidad por los impresentables que han encabezado el ejecutivo estatal en Hidalgo, debe ser aún más doloroso que la misma factura les sea cobrada por lo perfiles bajos que así tuvieran una responsabilidad relativamente pequeña, se dedicaron a cometer faltas grandes.
Alberto Jonguitud, cuya labor en Tlaxcala dio más de qué hablar por alojarse en el hotel más costoso de la ciudad con cargo al erario que por desempeñar un buen papel, es recordado en Hidalgo por la falsificación de cheques para el cobro de cientos de miles de pesos.
Ahedo Mayorga, quien olvidó su responsabilidad como encargado de la seguridad pública y en un bochornoso incidente con una bodega llena de panfletos usados para la guerra sucia, permitió que un grupo de personas sustrajeran las pruebas del delito electoral y se dieran tiempo de agredir a la prensa que documentaba el hecho.
Marín Huazo, quien cobró millones del GACM para la realización de supuestas gestiones que inflaron los precios del aeropuerto y cuyo proyecto fue cancelado precisamente por la suma de todas las corrupciones que inflaron su precio de forma exorbitante.
Geraldina García, quien como extitular de Salud es investigada por la ASF por el desvío de 335 millones de pesos cuyo uso debió haberse dado en el Seguro Popular y donde operó un esquema de empresas fantasma y de factureras para hacer posible el presunto saqueo.
Menes Llaguno, quien se desempeñó como magistrado aún sin cubrir los requisitos -la misma Ley tuvo que reformarse para que no deslindaran responsabilidades- y que posteriormente le fue entregada una notaría de manera irregular.
Eleazar García Sánchez, quien además de tener una administración municipal lamentable en el municipio de Pachuca que provocó perder la continuidad de su partido en el ayuntamiento, es hermano de Carlos Alberto García Sánchez, también investigado por el fraude cometido en el Seguro Popular por Geraldina García.
Roberto Pedraza, quien en su momento fuera un líder regional del priismo y que ahora ha sido relegado a mero espectador del grupo de los Charrez que los ha borrado del mapa electoral y políticamente… además de otros abajo firmantes que aunque más pequeños, también contribuyeron a meter al PRI al agujero en el que está.
El PRI es un barco que se hunde y aunque las ratas suelen salir primero, como dicta el dicho popular, algunas todavía dan una última vuelta para ver qué se pueden llevar antes de que los trague el mar.